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05 de mayo de 2024

Hitler pronuncia un discurso el 15 de marzo de 1938 desde el balcón del Palacio Imperial de Hofburg en Viena, Austria

Hitler pronuncia un discurso el 15 de marzo de 1938 desde el balcón del Palacio Imperial de Hofburg en Viena, AustriaWikimedia Commons

El libro de la semana

Viaje a las fuentes del Tercer Reich

Mosse quiso explicar las razones, mejor decir las sinrazones, de aquellos que le quisieron llevar a una cámara de gas

los orígenes intelectuales del Tercer Reich. Historia de una crisis ideológica desmenuza la ideología völkisch, aquel encuentro intelectual entre las ideas románticas y la cultura popular germana que terminaron por cebar a las huestes nazis en un contexto de crisis, marcado por los procesos de industrialización y la atomización del hombre moderno. Mosse quiso explicar las razones, mejor decir las sinrazones, de aquellos que le quisieron llevar a una cámara de gas.
Portada de Los orígenes intelectuales del Tercer Reich

La Esfera de los Libros, 496 pÁGINAS

Los orígenes intelectuales del Tercer Reich. Historia de una crisis ideológica

George L. Mosse

Hace unos meses celebrábamos en estas mismas páginas la edición española del clásico De campesinos a franceses de Eugen Weber. A finales de año se venía a sumar al rico catálogo de La Esfera de los Libros una de las obras más leídas y discutidas sobre el nacionalsocialismo alemán: Los orígenes intelectuales del Tercer Reich. El historiador George Lachman Mosse (1918-1999) escribió esta obra en 1964, cuando aún estaban en pañales los estudios sobre el Tercer Reich. El objetivo era presentar al nazismo como el resultado de un complejo entramado de condicionantes sociales, políticos, económicos y culturales. Había que romper entonces con una mirada que buscaba calmar las conciencias y que destacaba que el nazismo había sido un fenómeno anómalo. Esa fue, probablemente, la aventura más significativa del proyecto historiográfico de Mosse: explicar las razones, mejor decir las sinrazones, de aquellos que le quisieron llevar a una cámara de gas.
Como él mismo insinuó en más de una ocasión, «los historiadores también son criaturas de un tiempo». Y el tiempo de este historiador alemán, aunque de nacionalidad estadounidense, estuvo marcado por esa oscura noche que los totalitarismos intentaron eternizar en la Europa del siglo XX. Su obra y su biografía se dieron la mano estrechamente. Para entender las razones por las que dedicó su investigación incansable a temas como los fascismos, la Shoah, la memoria de la guerra o la historia de la sexualidad occidental hay que subrayar su origen judío –de hecho, su adinerada familia tuvo que huir del país pronto– y su homosexualidad. No son pocos sus libros y una descripción detallada de todos ellos agotaría el espacio de esta reseña. Aunque no me resisto a recomendar su autobiografía, Haciendo frente a la historia (Publicacions de la Universitat de València), porque ayuda a reconocer una manera de entender el pasado y una mirada hacia el mundo. En el fondo, como tantos otros desarraigados de aquella crisis de civilización, la gran pregunta que estaba detrás de cada una de sus páginas era sobre la identidad, su necesidad y sus peligros. Pese a la experiencia en carne propia de la amenaza nazi, cuando Mosse se encontraba en el ocaso de su vida se reafirmó en lo afortunado que había sido.
2023 ha sido un año proclive para Mosse en nuestro idioma. Los orígenes intelectuales del Tercer Reich puede leerse intercalando sorbos con Hacia la solución final, el otro libro de Mosse que había traducido La Esfera de los Libros unos meses antes (permítanme el excurso para felicitar a Verónica Puertollano y Hugo Cañete por estas traducciones que han conseguido mantener la potencia narrativa de Mosse). Los dos libros son indagaciones enjundiosas sobre el racismo europeo, con especial atención al antisemitismo, y los orígenes del nacionalsocialismo en este magma intelectual y popular que avivó el odio hacia los judíos. Y es que el lector no debe despistarse, este ensayo no es una historia de Hitler y los suyos. Más bien nos encontramos ante el desmenuzamiento de la ideología völkisch, es decir, del encuentro intelectual entre las ideas románticas y la cultura popular germana que terminó por cebar a las huestes nazis en un contexto de crisis, marcado por los procesos de industrialización y la atomización del hombre moderno.
Mosse nos explica las teorías raciales del siglo XIX y sus derivaciones sobre la pureza –ahí está el omnipresente Gobineau–, la crítica a la modernidad de quienes comenzaron a sentirse huérfanos espirituales de un mundo que iba desapareciendo, los alegatos en favor del campesinado alemán como depósito de las esencias patrias a través del terruño, o la conformación de una particular mística que entrelazaba estos elementos socio-culturales para generar una tercera vía, que fructificó en aquello que se conoció como la revolución alemana. El nazismo logró transformar este proceso en una revolución contra los judíos. No hay determinismo en esta interpretación, ni mucho menos. Como remarca Mosse, Adolf Hitler no fue contemplado como un innovador dentro de este marco político, sino que fue comprendido entre los suyos como alguien que adaptaba a los nuevos tiempos el pensamiento völkisch. Sabemos bien cuáles fueron las catastróficas consecuencias sobre millones de personas de ese dictum que establecía que la desgracia de Alemania eran los judíos.
En definitiva, George L. Mosse puede ser considerado un maestro de muchos de los especialistas que se han dedicado a estudiar el fascismo. Su estela es aún la de un gigante. Leer estas casi quinientas páginas nos demuestran su capacidad para explorar las motivaciones de millones de personas que respondieron a la llamada del völkisch. Esta vocación, casi podríamos decir que existencial, alimentó una necesidad constante y perentoria por «comer, dormir y soñar Historia». No es un mal modelo de estudioso.
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