El escritor Stefan Zweig
Stefan Zweig nos ayuda a desvelar El misterio de la creación artística
Un ensayo que desgrana los matices del enigma más profundo del universo
Viajero incansable, sabio y políglota… Aunque tendría que ser mucho más larga la lista de adjetivos con los que calificar a un escritor de la talla de Stefan Zweig, dejamos que estos tres justifiquen o sostengan la conferencia que pronunció en 1939 y que ahora leemos como artículo. El misterio de la creación artística es la traducción al español que el propio autor dio al discurso que venía pronunciando en su gira por Estados Unidos. Al año siguiente, en 1940, invitado a Buenos Aires, traduce título y contenido y repite su mensaje, esta vez en castellano.

Rialp (2023). 96 páginas
El misterio de la creación artística
Son varias las ediciones que existen de este texto en nuestra lengua. Generalmente viene acompañado de otros ensayos con los que comparte temática. El hecho de que el título de este discurso actúe como lazo que reúne a todos nos advierte ya de la fuerza representativa de su mensaje a la hora de comprender el pensamiento artístico de Stefan Zweig. La edición de Rialp que hemos escogido publica este título con una pareja: La historia como poetisa. Este parte de la experiencia de los niños que, con ojos inocentes contemplan la realidad que los rodea ávidos de conocer sus porqués. La historia es la que opera como maestra y nodriza pero también como poetisa y narradora de relatos, aventuras y biografías que adentran al hombre en el devenir de la humanidad. Asunto protagonista de forma más o menos evidente, de todos los escritos de Zweig.
Un hombre que escribió mucho y sobre mucho y que, no solo por su prolija y variada obra, sino por la profundidad y calidad literaria de sus historias, ensayos, biografías y poemas no desmerece en absoluto el reconocimiento que se le muestra y ha mostrado. Hombre de su tiempo, nació en Austria (1881) pero sus vaivenes por Europa y América, así como sus múltiples encuentros, no le privaron de tomar conciencia de los males que acechaban al continente y al mundo entero. Gran conocedor de la historia y testigo en primera línea de aquellos años convulsos, la experiencia del horror lo acompañó durante toda su vida y tuvo un papel definitivo en su muerte (1942).
Con todo, fue esta misma mirada penetrante con la que analizaba el mundo la que también contempla cuestiones tan delicadas como la que le ocupa en esta conferencia. Una vez más, sorprende. Alejado de las posibles convenciones intelectuales escogidas por otros críticos de arte y estética, nuestro erudito prefiere invitarnos a participar en un juego de detectives. El «misterio» de la creación artística precisa de pruebas, investigación, entes implicados… y de alguien como el vienés para tratar de resolverlo.
El misterio de la creación golpea al hombre que a lo largo de su vida hace experiencia de que realidades que no eran pasan a la existencia. El asombro, puerta de entrada a la filosofía y a las preguntas fundamentales, es también el umbral desde el que Zweig encamina la reflexión afirmando «de todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación». Encauza el misterio por la vía del arte, cautivado por la inmortalidad de muchas obras que no eran y comenzaron a ser gracias a que, paradójicamente, individuos mortales, las trajeron a la existencia.
Quisiéramos desmadejar el proceso creativo a fin de comprender los pasos previos al resultado final. Ahora bien, semejante proceso es un arcano incluso para el propio artista. Para explicar por qué el creador es incapaz de dar razones de su propia obra, el austríaco recurre a un término griego, aplicado con toda su plenitud etimológica. El «éxtasis» nos habla de que, al haber «salido de sí» para introducirse en su propia obra, el sujeto es ajeno al proceso creativo.
Aun con esto, se preocupa en aclarar que no se debe por ello identificar al artista con su obra. Insiste pues en la importancia de diferenciar la transición de la inspiración artística a la materia. Es este un momento clave en el proceso creador pues supone la plasmación material de una idea hasta entonces no visible más que para la imaginación de su artífice. Queda manifiesta, por lo tanto, la necesidad no solo de ideas, también de trabajo y pericia en el obrar. Es esta conjugación la que configura el aura de misterio que envuelve las creaciones artísticas. Se trata de un misterio que, aun poseyendo una fisicidad concreta, se nos escapa por su trascendencia, pero que al mismo tiempo fascina precisamente en su materialidad misma encarnadora de belleza.
La misma fórmula podría aplicarse a la obra que tenemos entre manos. La clara exposición de los argumentos responde precisamente a ese saber escribir tan diestramente ejercido por Stefan Zweig. A ello contribuyen, sin duda, los múltiples ejemplos. Ejemplos que ilustran el amplísimo panorama artístico y sus múltiples ramas y nacionalidades y que no dejan de ser una muestra más de la vastísima cultura del autor de Momentos estelares de la humanidad.