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Ulises y las sirenas

Ulises y las sirenasJohn William Waterhouse (1891)

‘La Odisea’: un aprendizaje vital en clave de viaje de regreso

Una travesía de muchas vueltas con el héroe más humano del Mediterráneo antiguo

Un varón errante que conoce, sufre, lucha por la vida y se empeña en regresar al hogar, del que siente una profunda nostalgia. La Odisea es la historia de un viaje de regreso. Otro nostos de los participantes en la Guerra de Troya para volver a sus casas. Un nostos inusual, pues los calificativos con los que el aedo nos define al protagonista no hablan de un héroe conforme a la categoría épica. Este varón es muy humano, quizá demasiado para destacar por la fama o por la guerra. ¿Dónde radica, por lo tanto, la heroicidad de Odiseo? Polútropos, versátil, de muchas vueltas; Ulises es hábil y es su astucia la que confiere la heroicidad que, aunque atípica, nadie osa arrebatarle. Este héroe es para muchos el modelo clásico de humanismo por ser precisamente un hombre, por y obrar, pensar y sentir como tal.

Odisea

Traducido por: José Manuel Pabón Suárez de Urbina. Prólogo de: Begoña Ortega Villaro. Gredos (2019). 528 páginas

Odisea

Homero

Con todo, son necesarias «muchas vueltas» para comprobarlo. Este poema épico no está exento del frenesí propio de las gestas antiguas. El viaje azaroso de Ulises está a punto de alcanzar el décimo año de duración. Diez años que, unidos a los diez que ha durado el conflicto bélico, han visto crecer a su hijo Telémaco y han entristecido el rostro de su esposa Penélope. El niño ha crecido falto de la figura paterna y enfrenta con inmadurez una situación deprimente en el seno del palacio de Ítaca. Su madre se afana en el telar sin intención de ver terminada la pieza y resignarse así a elegir a un pretendiente y a dar por muerto a su marido desaparecido. El ausente se hace presente en las bocas de los reyes de las cortes vecinas que reciben la visita del hijo del héroe. La Telemaquia abarca estos cuatro primeros cantos a lo largo de los cuales el niño pide noticias del «hábil varón» al que aspira a asemejarse.

Toma el protagonista el relevo narrativo a partir del canto V con voz en primera persona. Un comienzo in medias res: Ulises retenido por la ninfa Calipso en Ogigia. Tras una reunión olímpica, los dioses deliberan que es tiempo de que el Laertiada retome su ruta. Aunque son los dioses los que apremian a la ninfa, no queda anulada la libre voluntad del afectado. La ejerce, y de un modo desconcertante. Escoge a una Penélope madura antes que a una Calipso atractiva; prefiere la vida humana antes que la inmortalidad divina. La ninfa no comprende, pero él insiste: «mi esposa es mujer y mortal».

Una fidelidad que no está exenta de una curiosidad audaz, herramienta con la que logra abrirse paso a través de los mares. Las peripecias las conocemos en pasado, cuando toma la postura de aedo de su propia gesta en la corte de Alcinoo o los feacios. Pero también hay ocasión de estremecerse de primera mano con los avatares más trepidantes: el descenso al Hades, las dulces y amargas sirenas, Caribdis y Escila…

Solo la nave de Odiseo resiste a tan innumerables pruebas. La vorágine de las olas rompe en las costas de Ítaca y el tumulto marino desemboca en la paz patria. Los cantos restantes cuentan con una misma escenografía. Pero el reconocimiento, el ejercicio de la memoria y el poder de los recuerdos precisan de toda la segunda mitad del poema para reconstruir la figura del héroe a los más cercanos. La astucia le permite ahora disponer con tiento los pasos para ir desvelando, sin prisa, su identidad. Con todo, parece que, pese a pisar ya el suelo patrio, Ulises no se sabe aún en casa. No es hasta que se encuentra «apretando en su pecho a la esposa leal y entrañable» cuando el héroe se reconoce realmente en su morada, en la entraña del hogar.

Esta insigne epopeya marca el tono de toda una tradición de poemas pero es al mismo tiempo gesta de temas universales que llegan a la literatura y a la historia del ser humano para quedarse. El sentido del viaje-vida que poetizará Kavafis; el complejo de orfandad telemaica tan moderno y recuperado por Massimo Reccalcati para ilustrar el drama de los hijos de nuestro siglo; ese seductor canto de sirenas que sigue endulzando nuestros oídos antes de arrastrarnos a la tentación. Estos y tantos otros, todos antiguos y siempre modernos asuntos humanos..

Veinticuatro cantos que son espejo de la vida, la de Ulises y la de cualquier hombre que, encontrándose perdido, tan solo anhela volver a casa. El regreso no siempre es inmediato, una década le llevó al itacense; tampoco fácil, fueron muchos los enredos que hubo de desatar de mil maneras. Pero, ¿acaso vivir es inmediato y fácil? Con razón decía Steiner que «no hay nada como los poemas homéricos que nos ayude a resistir los golpes de la vida».

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