El rapero Morad ha aceptado dos años de prisión por haber instigado a una multitud a lanzar piedras contra los policías que, tras las quejas de los vecinos, acudieron en agosto de 2021 a L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) mientras grababa, sin permiso, un vídeo musical con un dron.
Morad ha reconocido los hechos este miércoles y ha aceptado seis meses de cárcel por un delito de incitación a desórdenes públicos y un año y seis meses por atentado con uso de instrumento peligroso luego de una solicitud inicial del ministerio público de 7 años de prisión.
La defensa del acusado ha pedido la suspensión de la pena, y la Fiscalía la ha aceptado condicionada a no delinquir durante dos años y al pago de una multa de 900 euros, aunque el tribunal ha estimado que se resuelva durante la ejecutoria, pese a que previsiblemente no entrará en prisión.
El tribunal le ha reconocido una atenuante muy cualificada de reparación del daño, al haber consignado los 2.041 euros que Fiscalía le pedía como indemnización.
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, la grabación de un vídeo musical del popular rapero el 11 de agosto de 2021 en la vía pública provocó un «gran ruido», del que se quejaron los vecinos, en el que se usó además un dron, sin el pertinente permiso de la autoridad competente.
El ministerio público sostiene que cuando la Guardia Urbana se personó en el lugar de los hechos encontró una multitud de alrededor de 150 personas, que comenzó a increpar a los agentes y a lanzarles huevos y piedras.
Cuando los agentes comunicaron al rapero que no disponía de los permisos municipales pertinentes para el desarrollo de este vídeo musical, Morad «hizo caso omiso a las indicaciones, mostrando una actitud hostil y obstruccionista».
La fiscalía sostiene que, en ese punto, Morad profirió insultos a los agentes, a los que además lanzó huevos y piedras de gran tamaño, al tiempo que «espoleaba a la multitud» con expresiones como «tenéis la puntería en el culo».
Según el fiscal, en aquel momento, el conocido rapero actuó como «instigador» del resto de la multitud congregada, instándoles al lanzamiento de objetos, con expresiones como «la calle es nuestra» y, dirigiéndose a los policías, con un «no pintáis nada aquí».
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