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02 de mayo de 2024

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Ese partido del que usted me habla

Algunos viven de las desgracias del Madrid, porque cuando una se produce no saben cuándo va a volver a pasar, y claro, hay que aprovechar

Actualizada 09:31

La alegría en el fútbol es como un amor de verano, efímera. Conviene saber que es circunstancial, que igual que viene se va. Un día estás exultante, como un guiri nuevo rico en Ibiza bañándose con una botella de Cristal, imaginándote el lunes en la oficina vacilando porque tu equipo rival ha perdido -no hace falta dar detalles-, y al día siguiente te la envainas porque al tuyo le han humillado. 
La vida requiere prudencia, ya sé que el fútbol no, que aquí hemos venido a jugar. Por eso les digo que no importa tener que envainársela, exprimir cada minuto de felicidad es necesario. De eso viven otros, de las desgracias del Madrid, porque cuando una se produce no saben cuándo va a volver a pasar, y claro, hay que aprovechar. C'est la vie.
Este domingo no fue un buen día -ese partido del que usted me habla, parafraseando a Mariano, que es la mejor manera de decirlo todo sin que lo parezca-, y mira que el Espanyol con Ñ me cae bien. Si tenemos que perder que sea así, con los de la camiseta de Tamudo, la que tomó prestada el pirata Granero.
Yo que soy muy de acordar y llevarse bien porque tengo alma contracultural, llevo tiempo defendiendo una nueva modalidad de resultados para muy contadas ocasiones: que ganen los dos, o que pierdan los dos. Dependiendo. Ya ven ustedes cuál es el nivel, pero aún no dejen de leer. Este fin de semana me ha pasado, hubiera apostado el sábado porque perdieran ambos y el domingo lo mismo, pero al revés. También les digo que a las 16:15 de un domingo se deben hacer muchas cosas salvo jugar a fútbol, que luego pasa lo que pasa.
Si la paciencia es la madre de la ciencia, en el fútbol solo hay superchería, porque nadie tiene tiempo para esperar. Aún así también les digo, que el refranero es muy sabio, no termina la procesión hasta que no pasa el último cura. A Benzema y a que despierte la defensa nos encomendamos. Para lo primero jugamos con ventaja, para lo segundo confiemos no tener que esperar al último cura pasar.
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