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24 de abril de 2024

Novak Djokovic y Rafael Nadal antes de la final de Roland Garros en 2012

Novak Djokovic y Rafael Nadal antes de la final de Roland Garros en 2012Bernat Armangue

Djokovic cumple 35 años: el hombre que respira a través de Nadal

Después de triunfar en Roma, su mejor torneo sobre tierra, el serbio llega con plena confianza a París sin olvidarse de Nadal, su «rival más grande de todos los tiempos»

Al principio de todo era Nadal el que ganaba siempre al que parecía el eterno número 3 luego del español y Roger Federer. Novak Djokovic era el gran tenista que parecía colocarse por detrás de los dos mejores para quedarse con las sobras de lo que fueran dejando aquellos por el camino. Su tenis fuerte y completo era superior al de los demás, pero no al del mallorquín y al del basiliense.

Novak escalaba en su tenis

Su reflejo era Nadal, el ídolo contra el que sucumbía y del que aprendía, escudriñándolo casi como Miguel, el niño de Coco, escudriñaba en secreto a Ernesto de la Cruz. Mientras se dirimía el duelo Rafael-Roger, Novak iba escalando en su tenis por una pared contigua, casi al mismo ritmo que Nadal escalaba la pared que le separaba del suizo.

El ascenso de ambos siempre fue parejo, aunque por distintas vertientes de una misma montaña

Pese a todo, el ascenso del número uno y del campeón de Australia siempre fue parejo, aunque con distintas motivaciones y por distintas vertientes de una misma montaña en la que al final se encontraron en la cumbre. Es posible que Nadal no tuviera constancia del marcaje estricto, militar, que se había fijado Djokovic para absorber toda aquella fuerza imbatible y utilizarla en su beneficio. Solo él sabía que estaba en el camino.
Fue en 2011, tras el 2010 definitivo del español: campeón de los cuatro Grandes (solo ese año ganó en París, Londres y Nueva York). En las ventosas cúspides de las dunas de Indian Wells, al filo de lo que Nadal siempre acababa haciendo suyo, al fin terminó atrapándolo Djokovic. Lo había logrado. Una semana después volvieron a verse las caras en la final de Miami, y otra vez en medio de una terrible y metafórica ventisca, que parecía más cerca del español esta vez, la victoria volvió a ser para el serbio.

Número uno

Había cambiado la tendencia y ambos lo sabían. A partir de entonces, durante todo aquel año, Djokovic venció a Nadal en todas las finales en las que el de Manacor había vencido la temporada anterior, incluido Madrid y Roma, y en Wimbledon y US Open, salvo en Roland Garros, donde Roger Federer impidió un nuevo enfrentamiento por el título al derrotar a Novak en semifinales, contra todo pronóstico, en el probablemente mejor partido de la historia del suizo en París.

En Australia en 2012 las distancias, que se habían hecho amplias, se acortaron

Así se convirtió Djokovic en el número uno. Rafael llegó a la conclusión de que Novak era mejor que él y así lo expresó públicamente. En Australia en 2012 las distancias, que se habían hecho amplias, se acortaron. Nadal servía con 4 a 2 en el quinto set y 30 a 0 cuando una derecha fácil para el 40 a 0 se le quedó en la red. A ese saliente casi imperceptible para cualquier otro se agarró el serbio para volver a escalar.
Esta vez sobre el cuerpo de Nadal, y remontar y volver a ganar otro Grand Slam más a su rival en la final más larga de la historia del tenis tras la que ninguno de los dos, durante la premiación, podía tenerse en pie. Nadal había perdido otra vez, pero había vuelto. En junio ganó en Roland Garros y la pelea volvió al abrazo pugilístico. Un año después el español volvió ser número uno tras ganar todos los torneos de las US Open Series, derrotando en la final de Canadá y de Nueva York al que ya era el rival más grande de su carrera.

Rafael Nadal para respirar

Para entonces Novak Djokovic ya utilizaba a Rafael Nadal para respirar. Había pasado de psicoanalizarlo e intervenirlo físicamente a convertirlo en una máquina de respiración propia como la que necesitaba Darth Vader para vivir, en este caso para aspirar a ser el mejor. Algo a lo que todos estos años han seguido aspirando ambos, encontrándose, descabezándose, matándose y resucitando sin fin.

Mientras él siga jugando, yo jugaré tambiénNovak Djokovic sobre Rafael Nadal

Nunca nadie lo dijo tan claro como el serbio hace unos días (este día que empieza la lucha en el Bois de Boulogne cumple los 35, a los que seguirán los próximos 36 de su respirador): «Rafael Nadal es mi rival más grande de todos los tiempos. Mientras él siga jugando, yo jugaré también». Como si, si no lo hiciera, fuese a morir.
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