Max Verstappen rinde tributo a Ayrton Senna y gana de milagro en Ímola

En el circuito en el que el brasileño Ayrton Senna perdió la vida el 1 de mayo de 1994 tras estamparse contra el muro de la curva Tumbarello, Max Verstappen ha querido rendir homenaje a su memoria como el gran campeón que es, ha sumado su quinta carrera de la temporada en el GP de Ímola y acabó pidiendo la hora ante la insistencia final de Lando Norris

La carrera en lo que a intereses españoles se refiere ha sido un tanto insulsa. La única buena noticia la dejó Carlos Sainz. El piloto español de Ferrari acabó quinto por detrás de Oscar Piastri y consigue buenos puntos para la escudería italiana. En el caso de Fernando Alonso, su carrera fue decepcionante y no pudo pasar de la decimonovena posición.

El Autodromo Enzo e Dino Ferrari es uno de los circuitos más complicados e imprevisibles del Mundial de F1 y siempre se suele ver movimiento desde el principio. Sin embargo, este domingo la salida del GP de Ímola no dio lugar a la sorpresa y se vio un respeto pocas veces visto. El gran beneficiado fue Max Verstappen, que volvió a salvar los muebles en las primeras curvas.

En el resto de la parrilla no hubo grandes movimientos. Carlos Sainz intentó ganar posiciones con su Ferrari para meter presión en su lucha por el podio. Y lo cierto es que aprovechó una mala salida de Oscar Piastri para colocarse cuarto. Sin embargo, con el paso de las vueltas, el McLaren del australiano empezó a entrar en calor y se fue acercando al español que llegó a decirle por radio a su equipo que el coche papaya iba muy rápido.

Lo que quedó claro es que la carrera iba a tener más tintes estratégicos que otra cosa. En un circuito como el de Ímola, donde adelantar se antoja como una tarea francamente complicada, los pasos por boxes deben de ser exitosos para no perder demasiado tiempo y, al mismo tiempo, cubrirse de los undercuts.

El que no estaba teniendo la mejor de las carreras era Fernando Alonso. El asturiano tuvo que salir desde el 'pit-lane' por haber roto el parque cerrado debido a unos cambios en la configuración de su AMR24 y el asturiano no consiguió tirar para adelante, situación que le obligó a cambiar de neumáticos en pocas vueltas. Tenía que ocurrir un milagro para ver al ovetense en los puntos.

Mientras tanto, Verstappen seguía dominando con puño de hierro. Pasadas las primeras 21 vueltas de carrera, el piloto de Red Bull se situó cómodo en cabeza, se fue alejando de sus rivales, que ya estaban empezando a padecer problemas con la degradación de los neumáticos. Eso sí, el neerlandés estaba jugando con fuego con los límites de pista y estaba al borde de una posible sanción. Y lo que decidió su equipo fue meterle en boxes para cambiar neumáticos, lo que aupó a Carlos Sainz a la primera posición provisional.

Un par de vueltas después, el piloto español de Ferrari pasó por boxes y cayó hasta la sexta posición por delante de George Russell y detrás de Sergio Pérez, piloto al que adelantó rápidamente para ponerse quinto. Los tifosi presentes en Ímola celebraron a lo grande dicho adelantamiento.

Salvo en dos carreras, Max Verstappen ha sido superior en todos los grandes premios en los que el Red Bull ha rendido de maravilla. Y en Ímola lo volvió a demostrar. Sin tener que pisar demasiado el acelerador, el neerlandés seguía a lo suyo y le metía más distancia a Norris. El británico empezó a pagar las consecuencias de los coches doblados y se comió el aire sucio, lo que le hizo perder tiempo.

La emoción estaba por detrás. Charles Leclerc empezó a achuchar a Norris y la distancia entre Piastri y Sainz iba bajando poco a poco. Pero, salvo sorpresa, el podio del GP de Ímola estaba definido. El ritmo de carrera decayó de forma notable.

Sin embargo, cuando quedaban ocho vueltas, Max Verstappen empezó a ver cómo Lando Norris se le empezó a acercar. El ritmo del británico fue muy bueno durante toda la carrera y aprovechó el bajón de Verstappen para subirse a sus barbas. El neerlandés se empezó a poner muy nervioso, la distancia entre ambos bajó de los dos segundos y tan solo un error le podía costar la victoria. El neerlandés aguantó y terminó ganando el GP de Ímola.