El Atlético no obra el milagro y se despide del Mundial de Clubes a las primeras de cambio

Hasta aquí ha llegado la andadura del Atlético de Madrid en el Mundial de Clubes y lo ha hecho con un sabor agridulce. Los colchoneros lograron llevarse la victoria (1-0), pero no le dio para pasar a octavos y se vuelve a Madrid con seis puntos en su casillero.

El Atlético saltó al césped del Rose Bowl de Pasadena sabiendo todo lo que había en juego. Los colchoneros tenían que ganar a Botafogo y, además, hacerlo por una diferencia de tres goles para pasar a los octavos del Mundial de Clubes.

La teoría estaba clara. Sólo había que ponerlo en práctica porque el duelo contra Botafogo no iba a ser fácil. Y más teniendo en cuenta que los brasileños también tenían opciones de clasificación.

Con el partido ya en juego, se vio a un Atlético con ganas y moviendo rápido el esférico, pero al mismo tiempo pendiente de Botafogo, que buscaba sorprender a los del Cholo Simeone al contragolpe por medio de Savarino y Artur, dos extremos muy veloces.

La intensidad era máxima. En el Rose Bowl se estaba viendo un gran partido de fútbol en el que apenas había descanso. Lo único que faltaban eran los goles, lo que necesitaba el Atlético de Madrid para poder pasar a octavos de final y seguir soñando con ganar el primer Mundial de Clubes de la historia.

El Atlético estaba llegando al área de Botafogo con relativa facilidad, pero el gol se resistía. La defensa del equipo brasileño estaba atenta y, dadas las circunstancias, al cuadro colchonero no le quedaba otra que generar peligro de otra manera. Por bajo, las cosas no estaban saliendo y fue entonces cuando los futbolistas buscaron más a Sorloth por alto.

Y en una de esas acciones, César Ramos, colegiado del encuentro, fue llamado por el VAR para revisar un posible penalti sobre Julián Álvarez por un pisotón claro de un defensa del Botafogo. Sin embargo, el trencilla mexicano consideró que en esa misma jugada Sorloth le había hecho falta a Jair en el remate y el penalti quedó anulado. Nueva polémica en contra del Atlético de Madrid. Simeone no daba crédito. Tras esa acción, no hubo tiempo para mucho más.

El Atlético lo intenta sin éxito

Dado que en la primera mitad el marcador no se movió, al Atlético no le iba a quedar otra que insistir y apretar a Botafogo para buscar el fallo que acabara en un gol que no llegaba.

La actitud del Atleti fue buena. Los del Cholo estaban más metidos en el partido pero no le estaba dando. El compromiso defensivo de Botafogo era magnífico y no estaban concediéndole casi nada a los colchoneros, que lo intentaban de todas las formas.

Simeone optó por poner toda la carne en el asador. Griezmann ya llevaba varios minutos sobre el campo y para reforzar su apuesta, el técnico argentino metió a Correa y mandó al banquillo a Giuliano para ganar más frescura por banda. Mientras tanto, Botafogo introdujo en el campo jugadores de perfil defensivo para contener al Atleti.

El tiempo se le empezaba a acabar al conjunto rojiblanco. Y los goles seguían sin llegar. No había manera de penetrar esa doble línea que tenía plantada Botafogo delante de la frontal del área y el milagro era cada vez más difícil. Eso sí, el Atleti no iba a dejar de creer.

Y esa filosofía le funcionó. En el único error defensivo de Botafogo en todo el partido, el Atleti encontró el espacio y Griezmann consiguió batir a John con un disparo raso y potente. El gol le dio alas al Atlético, pero ya era demasiado tarde. El encuentro estaba visto para sentencia. Adiós al Mundial de Clubes para el conjunto colchonero.