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01 de mayo de 2024

Los jugadores del Real Madrid celebran el cuarto gol, marcado por Benzema

Los jugadores del Real Madrid celebran el cuarto gol, marcado por BenzemaAFP

Liverpool 2-5 Real Madrid

El Madrid convierte en una obra de arte su remontada ante el Liverpool

Vinicius volvió a ser la estrella de un inspiradísimo equipo que contó con héroes y artistas en todas sus posiciones

El ritmillo liguero con el que empezó el Madrid en Anfield se convirtió en el horror de Conrad en un cuarto de hora en el que no había pasado nada más que dos errores fatales. El de Courtois fue casi sicalíptico en la torpeza sobrevenida, en el lío humorístico del hombre de goma del Madrid. Estaba el Liverpool al acecho del error, al rico error, porque lo que se veía del lado de los blancos era una cosa mucho mejor, aun naciente, a pesar del marcador.
Tanto mejor era que Vinicius, nombre latino de emperador, marcó cinco minutos después un gol que no había marcado nunca. Entre la selva, sin encarar, clavado, sin mirar, al segundo palo que estaba a kilómetros de distancia de Alisson, y eso que solo estaba a unos centímetros. Fue un dardo de cerbatana en medio de la jungla donde se oía el grito característico de Vinicius, por el que los futbolistas corren a apretarse los machos de miedo. Llovía distinto. El ataque local era como hecho sobre el barro de Glastonbury, un batiburrillo festivalero donde el Madrid se ofuscaba y Salah se quitaba la camiseta.

Balones como Rasputines

Se plantaban allí arriba los de rojo como si hubieran echado cáscaras de plátano en el área de Courtois, que tenía que olvidarse de lo sucedido porque se lo recordaba Anfield a cada ocasión. Vinicius lo intentó otra vez, pero no le salió tan bien para el lucimiento del cancerbero compatriota. Rapiñaba Camavinga en los medios. Jugaba de verdad el Madrid, y después de que Rodrygo diera la última pincelada sutil, Valverde derramó todos los botes de pintura en un remate bestial.
Todos los balones de los de Klopp eran sibilinos. Rasputines. Pelotas con sotana y barba y pelo largo que arrastraban las faldas. Se fajaban en los tres cuartos del partido. Y en la recuperación del Madrid, un Valverde cuidadoso, otro Rasputín, metió el balón para que lo persiguiera Vinicius, el rey, que ya sabe lo que va a pasar varios segundos antes, como Kobe Bryant, siguió a la pelota antes de que saliera de los pies de su oponente y se colocó en el lugar del despeje de Alisson para marcar el empate de precioso rebote-volea.
Vinicius celebra el segundo gol

Vinicius celebra el segundo golAFP

Se exhibía el brasileño maravilla. Valverde trotaba con una frescura rozagante. No hubo mano de Modric, pero el árbitro la pitó a veinte metros mientras Luka negaba con seriedad. Lo que vino después fue un pase en la salida con la mano de Courtois para enamorarse, otro de Valverde para caer rendido, otro más de Vinicius para perder la cabeza y un despeje al límite de la defensa inglesa para que Rodrygo perdiera el gol que había estado recitando Don Juan, el de Molière, sin respeto alguno por los sentimientos de nadie.
Lo de Vinicius continuó en la portería contraria. Esa falta en el lateral la susurró Modric en bata y con su timbre cavernoso en la cabeza de Militao, que llegó como un ariete llevado por todos sus compañeros para marcar el tercero. Las remontadas eternas del Madrid. Sinfonías, óperas. La batuta de Luka, el violín de Rodrygo, la voz de Vinicius, la percusión melódica de Camavinga. Y sin fichar. Solo con lo que hay en la nevera. Y menudos manjares. No era un partido, era Como Agua para Chocolate. Rodrygo, qué paladar, y Benzema al fin, con la ayuda de Gómez. Y el cuarto.

Primavera en invierno

No había pasado ni una hora. No se rendía el Liverpool (faltaba casi medio partido), pero otro menos pintado lo hubiera hecho después del control de Benzema en el área, como si le hubieran salido las alas. El espectáculo era delirante, de bonito, del Madrid. Modric saliendo de la trinchera como en Galípoli, con la música de la película y todo. Eduardo en el corte. Vinicius en la cesión para Benzema, que entonces se quedó suspendido, como una amapola al óleo en un campo donde corrieran felices damas decimonónicas un domingo de primavera.
Porque no era primavera, pero ya lo era en el Madrid con todas esas flores, esa juventud que nada tiene que ver con la edad sino con el espíritu de un equipo mítico que pinta y juega en los museos al que este martes le sonreía Amancio desde el cielo.

Ficha técnica:

Liverpool 2: Alisson; Robertson, Van Dijk, Gómez (Matip, m. 73), Alexander- Arnold; Bajcetic (Elliot, m. 84), Fabinho, Henderson (Milner, m. 72); Núñez (Jota, m. 64), Gakpo (Firmino, m. 64), Salah.

Real Madrid 5: Courtois; Alaba (Nacho, m. 27), Rüdiger, Militao, Carvajal; Modric (Kroos, m. 86), Camavinga, Valverde; Vinicius, Rodrygo (Ceballos, m. 79), Benzema (Asensio, m. 86).

Goles: 1-0 (Núñez, m. 4). 2-0 (Salah, m. 14). 2-1 (Vinicius, m. 21). 2-2 (Vinicius, m. 36). 2-3 (Militao, m. 47). 2-4 (Benzema, m. 55). 2-5 (Benzema, m. 67).
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