En-Nesyri celebra uno de los goles de Marruecos ante Canadá

En-Nesyri celebra uno de los goles de Marruecos ante CanadáEFE

Análisis

¿Marruecos es mejor que España? No, pero...

Línea por línea, los de Luis Enrique tienen mejor equipo pero el exceso de confianza puede jugar en contra de la selección española

Ganar un Mundial es una proeza difícil y casi imposible, pero hacer un buen papel es una obligación. Hasta Sudáfrica a España nunca se la presionó para levantar el título, era más un sueño que un día llegó para malacostumbrar a los aficionados. Brasil 2014 y Rusia 2018 supuso un golpe fuerte de realidad y por eso ahora se le exige a los de Luis Enrique llegar muy lejos en Qatar, porque el cuadro juega a su favor.
Eliminada en primera fase en Brasil y en octavos en Rusia, ahora toca resarcirse. Los jugadores son muy jóvenes –20 de ellos son debutantes en una Copa del Mundo–, una baza para España y a la vez una debilidad. Las ganas se presuponen, pero la presión hay que saber llevarla sobre los hombros y es más fácil hacerlo con 30 años que con 20.
Clasificarse para octavos era casi –y sin casi– obligatorio para los de Luis Enrique. Lo contrario habría sido un fracaso, pero hacerlo de la manera en la que lo hicieron hace pensar que España no está tan fuerte como demostró en su debut ante Costa Rica. El 7-0 hizo soñar a muchos con levantar otra Copa del Mundo, pero el partido contra Alemania calmó los ánimos y el de Japón los tiró por tierra.
La derrota con los nipones puso en el camino a una inesperada Marruecos con la que nadie contaba y que dejó fuera del Mundial a Bélgica. En las quinielas, el enfrentamiento de octavos era con los de Roberto Martínez o con la Croacia de Modric, pero nadie miraba hacia el norte de África. Allí juegan –y bien– al fútbol, aunque hay muchos que se ven en cuartos de final.
El primer pecado de España a la hora de afrontar la eliminatoria sería creerse superior, como ya pasó con Japón. El exceso de confianza es el peor compañero de viaje posible en el fútbol, más aún cuando no se conoce demasiado al rival. A España le habría venido mejor medirse a Bélgica o Croacia, equipos que tiene de sobra estudiados.

Jugar en casa

Marruecos va a jugar como en casa, otro aspecto que no le viene bien a los de Luis Enrique. Unos 25.000 aficionados arroparán a la selección africana dentro del estadio, mientras que se espera la presencia de cinco o seis mil españoles en el partido. Lo toman, además, como una oportunidad histórica de meterse en cuartos de final por primera vez en su historia –alcanzaron los octavos en México 86–, por lo que no les faltará motivación. No tienen nada que perder y mucho que ganar.
La plantilla de Marruecos no tiene nada que envidiar a otras aunque el nombre de Marruecos no tenga el empaque de Argentina, Brasil o la propia España. Se suele subestimar este tipo de selecciones pero lo cierto es que casi todos sus jugadores militan en ligas europeas. Algunos incluso son de sobra conocidos por la afición española: Bono, Achraf, En-Nesyri, Ziyech, Amrabat...
Se suele pensar también que en el norte de África la formación de los futbolistas es muy inferior a la que se hace en Europa, pero 15 de los 26 convocados por Marruecos nacieron fuera del país y se desarrollaron en las mejores canteras.
Se trata de un equipo que desborda físico y velocidad. Le gusta lanzarse hacia la portería contraria en cuanto engancha la pelota y el centro del campo español, acostumbrado a un ritmo más pausado, podría sufrir. Será clave –más que nunca– manejar la posesión del balón y no confiarse. Los jóvenes jugadores españoles tienen una oportunidad única de llegar, como poco, a unas semifinales de Mundial, pero tendrán que demostrar también que las merecen.
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