La caída de WhatsApp, Instagram y Facebook, una broma de 7.000 millones
La pérdida durante horas del servicio provocó que la tecnológica se dejara un dineral en Wall Street
Tras desaparecer durante horas y dejar sin servicio a cientos de millones de usuarios, Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger volvíeron poco a poco a la normalidad sobre las 00:30 de la noche hora española. Fue en torno a la media noche cuando los usuarios recuperaron cierta normalidad en su funcionamiento después de pasar casi toda la tarde del lunes fuera de juego.
Según Downdetector las incidencias se dispararon desde las 17:30 hora española, por lo que la incidencia se extendió durante casi siete horas. La página informaba de problemas en España, Italia, Francia, parte de Estados Unidos y América Latina. Llegó a tener un pico de incidencias y quejas de 48.000 informes en poco tiempo. «Tenemos constancia de que hay personas que están teniendo problemas para acceder a nuestras aplicaciones y productos», indicaron desde la firma.
La caída se debió a un problema en sus rutas online que impidió a los usuarios acceder a los sitios, según Cloudflare, una empresa de seguridad de sitios web. El caso es que, quizá por su duración (más larga que cualquiera de las anteriores) y por no ser ni mucho menos la primera, Facebook sufrió una notable caída en Wall Street.
El índice principal Dow Jones perdió 0,94 %, a 34.002,92 puntos. El tecnológico Nasdaq cedió 2,14 %, a 14.255,48 unidades. Y el S&P 500 perdió 1,30 %, a 4.300,46. Facebook, concretamente, se dejó un 4,89 %. Desde sus máximos de setiembre, la firma perdió 15%.
En una sola sesión, por la caída de sus acciones, el confundador de la empresa Mark Zuckerberg perdió uno 7.000 millones de dólares en algunas horas, según Bloomberg. Su fortuna cayó 19.000 millones desde mediados de septiembre, según las mismas fuentes.
Facebook es una de las mayores capitalizaciones bursátiles de Wall Street, detrás de Apple, Microsoft, Google (filial de Alphabet) o Amazon. Ya el sector tecnológico se vio afectado desde la apertura por preocupaciones sobre la inflación en Estados Unidos, que perjudica la capacidad de los grupos tecnológicos en particular para financiarse a futuro y sus compras de acciones.
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