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29 de marzo de 2024

Centros como El Corte Inglés garantizan que no habrá problemas de suministro.

Centros como El Corte Inglés han tomado más precauciones de las habituales

Crisis de suministros

La gran distribución asegura que los Reyes no corren peligro

Frente a los alarmismos surgidos estos días, la patronal que representa a El Corte Inglés, Carrefour, Toys'R'Us o MediaMarkt afirma que no habrá problemas para encontrar productos 

La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) agrupa a las principales compañías de distribución minorista en sectores como la alimentación, juguetería, regalo, informática o electrónica. Son sectores como para echarse a temblar ante los problemas que puede plantear la crisis de suministros en su época de mayores ventas: Black Friday (26 de noviembre) y Navidad. Sin embargo, aunque son prudentes, desde la patronal confían en que las cosas salgan bien: «Los distribuidores suelen trabajar con bastante previsión de cara a Navidad, y en este caso lo han hecho con mayor previsión aún. No esperan grandes incidencias», indican.
Si falla un producto, se cubrirá con otro de la misma gama. En principio no creen que vaya a haber grandes problemas: «Algunas de las empresas de ANGED tienen más de 30.000 proveedores», aseguran. Si uno no funciona, optarán por otro. «El desabastecimiento está descartado», afirman. 
Desde ANGED admiten que el entorno es difícil (encarecimiento de la luz y de las materias primas). Afecta a los márgenes de las empresas, y la recuperación apenas acaba de comenzar. «A ello se añade una subida de impuestos de la que se está hablando, que se prevé que siga adelante y que va a suponer un impacto muy negativo para los ciudadanos y las empresas», indican.
Por estos motivos quieren ser prudentes, pero también recuerdan que la Organización Mundial de Comercio (OMC) ha dicho que espera que se resuelvan las incidencias en los principales puertos en las próximas semanas y que todo vaya volviendo a la normalidad.
La preocupación es grande en el sector industrial por la crisis de suministros y la subida de la luz. En el comercio también existe esa inquietud, pero «la campaña de Navidad es el momento más importante para el consumo y el comercio de proximidad y se han preparado bien para ello», indican desde ANGED. De hecho, mientras las ventas del comercio minorista se desplomaron un 7,9 % el año pasado, este año se espera que crezcan un 4 %, «teniendo en cuenta que habrá categorías que irán más retrasadas y que los cierres se han prolongado hasta marzo en algunas comunidades. En el último medio año se está registrando una tendencia positiva de recuperación», remarcan desde ANGED, que representa a El Corte Inglés, Carrefour, Toys'R'Us o MediaMarkt.

¿Un optimismo exagerado?

Las grandes empresas de distribución han hecho bien en extremar la prudencia al aprovisionarse de cara a las próximas fechas, y es una garantía que digan que van a cumplir. La crudeza de la situación deja sin embargo algún margen a la incertidumbre. «Me cuesta recordar una inestabilidad global de la amplitud que hemos vivido», señala Federico Sabrià, profesor del IESE con una experiencia amplia en el negocio de la logística. «Es difícil decir cuándo va a parar esta inestabilidad o cuándo va a reestabilizarse la situación. Será cuestión de meses», añade.
Hablar de meses significa decir que no está claro que puedan salvarse las ventas de la Navidad o del Black Friday. «Las cadenas de suministro volverán a funcionar eficientemente en unos meses. En cuanto a la Navidad, lo que no esté ya en los almacenes de los distribuidores, no llega. Las ventas de juguetes se hacen entre mitad y final de noviembre», añade el experto del IESE.
La situación que hemos vivido y estamos viviendo tiene que ver con un fenómeno muy estudiado en las cadenas de suministro, según Sabrià, y cuyo nombre es el efecto látigo. Su presencia sacude de arriba abajo la jerarquizada cadena de suministro, que tiene en un extremo a los distribuidores o detallistas, que son suministrados por mayoristas, importadores y fabricantes, que a su vez son suministrados por los fabricantes de materias primas, que están en el otro extremo. Cuando la demanda habitual en esta jerarquía se desquicia, como ha ocurrido con el Covid, se producen consecuencias como las que hemos visto y vemos a lo largo de estos días: puertos saturados por el mundo, incrementos en los precios de las materias primas y los servicios de transporte, efectos especulativos, mercados que no son tan eficientes como se pensaba. Todos están tratando de adaptarse o de aprovechar el tirón de sectores donde la demanda se disparó (suministro de mascarillas, de consolas) para compensar otros donde la demanda desapareció.
La situación irá volviendo a la normalidad, pero mientras tanto se han dado situaciones como las de los fletes. Su coste se ha incrementado en diez-quince veces según Sabrià: «Los contenedores de China a Barcelona, que antes podía costar 1.800 euros transportarlos, pasaron a costar 15.000 euros. Lo nunca visto», indica. Por suerte en su opinión lo peor del efecto látigo ya ha pasado, pero habrá que estar pendientes de factores de riesgo como el cierre del gasoducto del Magreb, la tensión entre China y Taiwán u otros para que los costes no vuelvan a dispararse y tengamos, de nuevo, problemas. 
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