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27 de abril de 2024

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

La ministra de Trabajo, Yolanda DíazEFE

Los verdaderos fijos discontinuos inactivos que están permitiendo al Gobierno alardear de una bajada del paro inexistente

El número de demandantes de empleo no ocupados con relación laboral crece a medida que los desempleados se reducen. Yolanda Díaz los cifra en solo 55.300 personas

La reforma laboral de Yolanda Díaz se ha convertido en el gran ejercicio de maquillaje del desempleo en España gracias a un particular sistema de contabilización que deja a los fijos discontinuos inactivos, que no trabajan y cobran el paro, fuera de las estadísticas. El problema es que este colectivo aumenta a medida que el desempleo oficial baja mientras el Gobierno eleva la cifra a apenas 55.300 personas de los cerca de 18 millones de asalariados.
Aunque la propia vicepresidenta prometió hace más de un año que había encargado a los técnicos de Trabajo el desglose de los fijos discontinuos inactivos, se trataba del secreto mejor guardado del Ministerio. De hecho, el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, se desquitó hace solo unos días aduciendo que la recopilación de datos «es de las comunidades autónomas», que no depuran entre activos e inactivos, por lo que se trata de un dato que «simple y llanamente, no podemos ofrecer». Eso sí, desde el Ministerio niegan que tenga algún tipo de efecto sobre los datos oficiales de desempleo.
«Faltan a la verdad», explica Rocío Dívar, senadora popular que este mismo martes ha exigido a Díaz en el pleno mayor transparencia al respecto. «Si bien las comunidades podrían depurar más el dato, el SEPE conoce las cifras porque es quien paga las prestaciones». «Ha habido una conversión masiva de contratos temporales a fijos discontinuos que desvirtúa los datos oficiales y está precarizando el empleo», añade.
Hace unos meses, Trabajo aseguró que, según datos de la EPA, los fijos discontinuos apenas representaban el 3,6 % de los asalariados. Ahora, y acogiéndose a datos del INE, apenas superan el 0,3 %. Lo cierto es que diversos centros de estudio llevan meses intentando aproximar una cifra que desvele el verdadero número de trabajadores en esta situación. Uno de ellos es Randstad Research, cuyo director, Valentín Bote, ha realizado una estimación basándose en los datos ofrecidos por el SEPE de demandantes de empleo no parados con relación laboral.
Este colectivo lo conforman, principalmente, trabajadores del campo, de la hostelería y, en menor medida, de servicios auxiliares de administración, ramas de actividad tradicionalmente caracterizadas por su temporalidad y estacionalidad. No obstante, en este campo también se incluyen aquellos asalariados en situación de ERTE, cifra residual a día de hoy, pero que llegó a superar el millón de personas en algunos momentos tras la pandemia.
De acuerdo con los cálculos de Randstad –demandantes de empleo no parados con relación laboral menos trabajadores en ERTE–, el pasado mes de febrero se encontraban en situación de inactividad más de 725.000 personas, casi el doble que hace apenas dos años, cuando entró en vigor la reforma laboral de Díaz.

El paro real se mantiene en una horquilla de entre 3,2 y 3,5 millones de personas teniendo en cuenta la estacionalidad

En ese periodo se ha dado una llamativa situación: al tiempo que aumentaban estos fijos discontinuos inactivos, se reducía el total de parados. Si se suman ambos colectivos, encontramos que el paro real se mantiene fijo en una horquilla de 3,2-3,5 millones de personas e incluso se habría incrementado en los periodos de estacionalidad.

Contratos efímeros

Estos datos coinciden con los del gabinete de estudios del sindicato USO, que esta semana advertía de que la nota metodológica del SEPE «debería explicar la diferencia entre quienes denomina demandantes de empleo ocupados y no parados».
«Con un panorama laboral de contratos efímeros y trabajos por horas, no es de extrañar que hoy la jornada media sea dos horas inferior a 2008 y casi una a antes de la pandemia» señala Joaquín Pérez, secretario general de USO –no confundir con el secretario de Estado–.
«Hay un récord de ocupación, pero repartiendo las mismas horas de trabajo. Por eso, la jornada media es de 31,3 horas y, por supuesto, los salarios son equivalentes. Sin un cambio económico estructural, con una diversificación de sectores, el tipo de empleo seguirá siendo temporal y parcial», agrega.
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