Cómo una deprimida ciudad minera se está convirtiendo en la capital española del hidrógeno

Puertollano tiene dos cicatrices. Una es la vía férrea de alta velocidad que conecta Madrid con Sevilla, y que parte en dos la ciudad desde 1992. La otra es su orgulloso pasado minero, que llevó a la ciudad a momentos de esplendor a finales del XIX y en la década de los 50.

Desde 1958, sin embargo, el cierre de las explotaciones mineras abocó la ciudad a un declive cada vez más acusado. De 53683 habitantes en 1960 se pasó a 48.000 en 2021, pese a que la actividad minera dejó una importante presencia química en la región, con la refinería de Repsol al frente.

La alta velocidad, que la conecta en apenas una hora con Madrid, y las jugosas primas a las energías renovables aprobadas por José Luis Rodríguez Zapatero favorecieron un resurgir en la comarca. Pero entonces llegó la crisis y quedó patente que el Gobierno se había pasado de generoso. La posterior retirada retroactiva de las ayudas supuso el cierre en cascada de empresas y más de 2.000 empleos perdidos en la zona. Ahora, sin embargo, vive un nuevo renacer gracias al hidrógeno.

Puertollano alberga, desde 2007, el Centro Nacional del Hidrógeno, un consorcio público entre el ministerio de Ciencia y la Junta de Castilla-La Mancha que investiga su aplicación práctica. El centro cuenta con una instalación destinada a mejorar las pilas de combustible, laboratorios de investigación y pruebas y un taller que trabaja en la adaptación de vehículos eléctricos a hidrógeno. Acoge, además, una de las escasas hidrogeneras situadas en suelo patrio.

«Aquí fuimos pioneros con la primera planta (de hidrógeno) de Iberdrola», recuerda su alcalde, Miguel Ángel Ruiz, quien en 2023 puso fin a cuatro décadas de gobiernos socialistas. «Puertollano se ha convertido en un hub del hidrógeno y un eje vertebrador de la economía del hidrógeno y su futuro pasará por aquí», subrayó Ruiz durante la reciente presentación, por parte de Enagás, de la futura red troncal de infraestructuras de hidrógeno.

Puertollano «lo tiene todo para ser lugar central del desarrollo del hidrógeno renovable», en palabras de Arturo Gonzalo, consejero delegado de Enagás, empresa encargada temporalmente de desarrollar la infraestructura en España. La región cuenta con una potente presencia industrial, de compañías como Repsol o Air Liquide.

La red troncal de hidrógeno, con un desembolso de 2.645 millones hasta 2030, conectará mediante ductos de hidrógeno 13 comunidades autónomas pasando por 550 municipios, con Puertollano como punto de origen. La ciudad servirá además de punto de lanzamiento para el primer tramo del proyecto, de 105 kilómetros que conectará con Guadalmez y unirá proyectos que aspiran a producir 662 GWh de hidrógeno verde hasta 2030, suponiendo el 19 % del total de las solicitudes de conexión en España.

Esta red, respaldada con fondos europeos y catalogada como Proyecto de Especial Interés Europeo (IPCEI), formará parte del futuro corredor H2Med. Por ahora la tecnología de hidrógeno es muy minoritaria y afronta importantes retos técnicos -por ejemplo, la hidrogenera del complejo apenas puede surtir a dos vehículos al día-, pero Enagás confía en que despegue en los próximos años ante el objetivo europeo de que descarbonizar la economía y reducir la dependencia europea del gas natural, en su mayoría importado.

Según un informe encargado por la compañía a PwC, la economía del hidrógeno en España generará más de 32.000 millones de PIB y mantendrá unos 81.000 empleos cada año durante su desarrollo. Además, compañías como Moeve, la antigua Cepsa, o Repsol han anunciado importantes desembolsos.

La segunda invertirá 314 millones en Tarragona, dentro de una inversión total de 1.100, para construir el mayor electrolizador de España, capaz de producir 2,7 toneladas de hidrógeno renovable cada hora. Y la primera ha comprometido 3.000 millones para erigir en Huelva y Cádiz el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con dos centros de producción, en Palos de la Frontera y San Roque.