Marta Sicilia, a la edad de tres años, con el muñeco El Pichi en los brazos, en una foto de familia junto a su hermana./ Fotografía cedida por Marta Sicilia.

Marta Sicilia durante el acto de recogida de su deseo, un muñeco de los años 30 llamado El Pichi, junto con el diploma que acredita que le ha sido concedido./ Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Palencia.

Nunca es tarde para que se cumpla un sueño

La iniciativa «Sueños y Deseos», promovida por Clece y sus filiales, satisface los anhelos de 79 personas usuarias del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) que gestionan en varias provincias de España.

EN COLABORACIÓN CON CLECE

Todas las personas albergamos algún deseo. A veces, lo hacemos durante toda la vida y otras, surge en un momento determinado y, por qué no, hasta inesperado. Pero la simple ilusión de pensar que ese sueño pueda hacerse realidad algún día nos alegra la existencia, ya sea ver el mar por primera vez, reencontrarse con una hermana después de 20 años o contemplar nuestro pueblo natal a vista de pájaro.
Estos y otros muchos anhelos –los de 79 personas usuarias del Servicio de Ayuda a Domicilio que gestionan Clece y sus filiales en diferentes provincias de España– forman parte de una bonita iniciativa, que se puso en marcha hace cinco años en Andalucía, donde se denomina «El Árbol de los Deseos». Ahora, ha llegado a los ayuntamientos de Miranda de Ebro, Medina del Campo o Palencia y las diputaciones de Valladolid, Burgos o Ávila bajo el nombre «Sueños y Deseos». Estas son solo algunas de las más de 12 localidades en las que se ha estrenado este proyecto.
«Empezamos a cumplir deseos el 1 octubre, Día Internacional de las Personas de Edad. El proyecto arrancó en septiembre y lo estamos rematando ahora, a excepción de algunas peticiones que necesitan de más tiempo y que gestionaremos en cuanto se pueda», explica Laura Cantero, delegada social de Clece en la zona Noroeste. «Lo primero que hacemos es repartir unas tarjetas para que todos los usuarios del Servicio de Ayuda a Domicilio escriban el sueño o el deseo que tienen. Gracias a la colaboración de las auxiliares, llegamos al domicilio de todos ellos. En total, hemos recibido unos 5.000 deseos. Había mucha ilusión puesta», detalla.
Una vez recogidas todas las fichas, una comisión, de la que forma parte la delegada social de Clece en la zona Noroeste, valora las peticiones y selecciona a los ganadores. «Hemos tenido que discernir entre necesidades, porque un deseo no es una necesidad, e irrealizables, como que me toque la lotería. Hemos elegido aquellos que nos han llegado al alma, que acompañan el proyecto de vida de estas personas. Nos hemos encargado, además, de conocer mucho a cada participante, hablando con la auxiliar y con la coordinadora para saber por qué elegía ese deseo», asegura Laura.

Un Pichi de los años 30

Marta Sicilia (93 años) tenía en su recuerdo un muñeco muy especial: El Pichi. «Mi madre cantaba la canción de El Pichi, mi padre también. Yo viví en una familia muy unida y alegre, que se quería mucho, que nos dejó mucha libertad para que fuéramos nosotras mismas», cuenta esta usuaria del SAD del Ayuntamiento de Palencia. Por eso, no dudó en escribir en la tarjeta que deseaba un muñeco ligado a tan buenos recuerdos. No fue fácil encontrarlo. Finalmente, dieron con él en una tienda de antigüedades de Zamora. «Es idéntico al que tengo en una foto de los años 30 junto a mi hermana. Yo tendría 3 años y ella, año y medio. El Pichi siempre ha estado en mi mente y tenerlo ahora delante me hace una ilusión inmensa», celebra.
Marta Sicilia durante el acto de recogida de su deseo, un muñeco de los años 30 llamado El Pichi, junto con el diploma que acredita que le ha sido concedido./ Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Palencia.

Marta Sicilia, a la edad de tres años, con el muñeco El Pichi en los brazos, en una foto de familia junto a su hermana./ Fotografía cedida por Marta Sicilia.

Fue el pasado 18 de diciembre cuando la convocaron para acudir al ayuntamiento. Sabía que le entregarían un diploma que certificaba que su deseo era uno de los elegidos, pero recibir a El Pichi fue una auténtica sorpresa. «El acto fue muy bonito, dentro de una gran sencillez. Vi que había mucho cariño por parte de las personas que lo hacían», relata, e insiste en recordar el gran equipo de profesionales que trabajan en el Servicio de Ayuda a Domicilio gestionado por Accent Social, filial de Clece: «Estoy muy agradecida a todas las personas que me han atendido y atienden, que no pueden ser mejores».

Recital de poesía

A Marina Coca (93 años), usuaria del SAD de la Diputación de Ávila, se le cumplió su deseo el pasado 19 de diciembre, cuando recitó tres de sus poesías delante del público que la acompañaba en la sede de esta institución, donde tuvo lugar el acto de entrega de diplomas de «Sueños y Deseos». «Lo pasé estupendamente. Me aplaudieron mucho, ¡no me merezco tanto! Me quedé con ganas de recitar una cuarta poesía que a mí me gusta mucho porque es, francamente, lo que me ha pasado. ¿Quiere que se la recite?», sugiere Marina. Y, a continuación, a través del teléfono, pone versos a su propia vida.
Su deseo se completará con una segunda parte igual de ilusionante. «He pedido que me encuadernen las poesías y estamos en ello, haciendo la selección con la ayuda de mi hija. ¡Tengo muchísimas!», expresa Marina, que pronto recibirá su poemario en formato de libro.
Esta poeta nonagenaria comenzó a escribir activamente hace más de 40 años. «Aprendí cuando era joven el oficio de modista. Iba a coser, teníamos hora de entrada, pero no de salida. Llegaba a casa y hacía lo que podía. Luego ya me casé, tuve muchas obligaciones y ya no dispuse del tiempo ni la imaginación necesarios para escribir. A partir de los 47 o 48 años fue cuando empecé a crear una poesía tras otra. Casi siempre me inspiro en cosas reales», puntualiza Marina.
Estas dos mujeres son, hoy en día, un poquito más felices gracias a sus deseos cumplidos. Porque la atención a las personas es mucho más que cuidar de necesidades básicas como su higiene o su alimentación, como explica la delegada social de Clece en la zona Noroeste: «La atención integral tiene que ver con la relación con el entorno, con paliar la soledad no deseada y con acompañar a las personas en su proyecto de vida. El problema es que nunca les habíamos preguntado qué es lo que más anhelan y, en el momento en el que lo hemos hecho, hemos descubierto todos estos deseos, que son, en la mayoría de ocasiones sencillos, pero importantes para ellos».
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