Sociedad
El transporte marítimo avanza hacia la descarbonización gracias a los biocombustibles
El combustible renovable no solo se utiliza en el transporte de mercancías. Los primeros barcos de pasajeros con biocombustibles fabricados y suministrados por Cepsa a Naviera Armas Trasmediterránea cruzaron este verano el estrecho de Gibraltar.
EN COLABORACIÓN CON CEPSA
El 80 % del transporte de mercancías mundial se realiza por barco y representa el 13,5 % de las emisiones de la Unión Europea y el 3 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, unas cifras similares a las de la aviación. Por este motivo, conseguir descarbonizar el transporte, en general, y el marítimo, en particular, sectores donde la electrificación resulta compleja, es necesario y urgente si es que queremos alcanzar los objetivos marcados para frenar el cambio climático. Los biocombustibles, un tipo de combustible renovable que proviene de la materia orgánica, juegan un papel clave para conseguirlo. Y constituyen ya una realidad.
A finales de 2022, Cepsa realizó con éxito la primera prueba en España de biocombustibles 2G en uno de los barcos que utiliza, el Montestena, propiedad de Ibaizábal, durante varias semanas de navegación. Con ello, la compañía probó la eficacia de este biocombustible, producido a partir de aceites usados de cocina (con certificado de origen sostenible de ISCC) y combustible de muy bajo azufre (VLSFO), antes de su comercialización a clientes. Los resultados de la prueba demostraron un óptimo funcionamiento y rendimiento de los motores. Después de este hito, llegaría otro.
Por delante de la UE
En el mes de agosto de este año, un total de 84 viajes cruzaron el Estrecho de Gibraltar en ferris de Naviera Armas Trasmediterránea con biocombustibles de segunda generación (2G) de la compañía. Esta fue la primera vez que barcos de pasajeros utilizaban este tipo de combustibles sostenibles en España, producidos a partir de residuos agrícolas. Una iniciativa que permitió a los ferris zarpar desde el Puerto de Algeciras con hasta un 15 % de diésel renovable en sus depósitos, adelantándose a los objetivos que marca la Unión Europea.
La principal ventaja de los biocombustibles es que, en función de la materia prima empleada, pueden llegar a reducir hasta en un 90 % las emisiones de CO2. Los de segunda generación (2G) se producen a partir de residuos orgánicos que no compiten con la alimentación, como los aceites usados de cocina, los desechos agrícolas o ganaderos o la biomasa forestal. Por lo tanto, además de ser más sostenibles, fomentan la economía circular. También existen los de primera generación (1G), que se fabrican a partir de cultivos agrícolas como la caña de azúcar, la remolacha o la melaza.
Otro de los grandes beneficios de estos combustibles renovables es que son químicamente análogos a los combustibles fósiles empleados en los motores actuales de vehículos, camiones, barcos y aviones, lo que permite su sustitución parcial o total sin necesidad de realizar modificaciones en los motores, ni inversiones en los sistemas de almacenamiento y distribución. Esto facilita su utilización desde el principio.
En más de 60 puertos
A día de hoy, Cepsa ya puede suministrar, tanto por gabarra como por camión cisterna, mezclas de biodiésel y diésel renovable con HSFO (High Sulphur Fuel Oil), VLSFO (Very Low Sulphur Fuel Oil) y MGO (Marine GasOil), según las necesidades y preferencias de los clientes, en el área del estrecho de Gibraltar y en Barcelona, así como por cisterna en el resto de los puertos en los que opera: más de 60 en toda España. Esto consolida el posicionamiento de la compañía como referente de la transición energética y líder nacional en el suministro de energía al transporte marítimo, un mercado en el que cuenta con más de 90 años de experiencia.
Fue en 2022 cuando Cepsa comenzó a producir biocombustibles 2G en su Parque Energético «La Rábida» de Palos de la Frontera (Huelva), un paso importante en la transformación de la compañía hacia un modelo energético más sostenible, que ha probado tanto en el transporte aéreo como en el marítimo.
En abril de este año, la compañía anunció la construcción, junto a Bio-Oils, de la mayor planta de biocombustibles 2G del sur de Europa, mediante una inversión de hasta 1.000 millones de euros en el Parque Energético «La Rábida». La nueva planta, que utilizará desechos agrícolas y aceites usados de cocina como materia prima, tendrá una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de diésel renovable y SAF, destinados al transporte aéreo, marítimo y terrestre.
La planta, cuya puesta en marcha está prevista en 2026, supondrá un gran salto en la producción de la compañía. Los combustibles sostenibles desarrollados en ella evitarán la emisión de 1,5 millones de toneladas de CO2 anuales, lo que equivale al 30 % de las emisiones de la provincia de Huelva.