En el programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa” aportan un nuevo modelo de entender la vejez
La vejez ya no es lo que era: el modelo de Fundación ”la Caixa” para una etapa activa, digna y con sentido
Cada vez vivimos más y mejor, pero el gran reto del siglo XXI es dar sentido a esos años ganados. Un programa que propone un nuevo modelo de envejecimiento activo, digno y comprometido, donde la vejez no es un final, sino una etapa plena de posibilidades
Durante décadas, la vejez fue entendida como una etapa de cierre, de retirada del mundo activo, una especie de epílogo vital marcado por la pérdida, la fragilidad y la inactividad. Sin embargo, en pleno siglo XXI, esa mirada se tambalea. La longevidad ha dejado de ser una excepción para convertirse en una realidad demográfica. Vivimos más y lo hacemos en mejores condiciones que generaciones anteriores. Pero, ¿sabemos realmente cómo habitar esos años de más? ¿Cómo darles propósito y sentido?
Javier Yanguas, psicólogo, gerontólogo y director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”, lleva años formulando esa pregunta. Su respuesta parte de una convicción clara: «Tenemos que dar a nuestra vejez dirección, orientación; debemos buscar una vida acorde con nuestros valores, que nos permita desarrollarnos». No se trata solo de sumar años, sino de vivirlos bien.
No hay una única vejez
La imagen estereotipada de las personas mayores como un grupo homogéneo, pasivo y dependiente ya no se sostiene. «No hay una única vejez, sino vejeces diferentes», afirma Yanguas. La sociedad actual se enfrenta a una realidad mucho más diversa, donde caben múltiples formas de envejecer. Entre los 65 y los 95 años pueden transcurrir tres décadas de experiencias muy distintas, de pérdidas, sí, pero también de logros, aprendizajes y contribuciones.
No hay una única vejez, sino vejeces diferentesDirector científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”
En este contexto, el programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa” se ha consolidado como un referente a nivel estatal en el impulso de un nuevo modelo de envejecimiento: activo, participativo y significativo. Con más de 25 años de trayectoria, la iniciativa acompaña a miles de personas cada año en su proceso vital, ofreciéndoles herramientas para desarrollar su autonomía, reforzar sus vínculos y, sobre todo, encontrar sentido.
De la jubilación al compromiso social
Una de las ideas fuerza que vertebra el programa es que «jubilarse de la actividad laboral no significa jubilarse de la vida». Lejos de ello, la etapa posterior a la jubilación puede ser una oportunidad para seguir creciendo, aportando y conectando. «Tenemos la obligación moral, personal y ética de buscar una vida buena, una vida con sentido y propósito», sostiene Yanguas. Ese propósito, explica, puede adoptar formas diversas: voluntariado, formación, actividades culturales, participación comunitaria, cuidado de otros…
El programa trabaja precisamente en esa dirección: promover oportunidades reales de participación para las personas mayores, impulsar el talento sénior y favorecer el contacto intergeneracional. Y lo hace desde una mirada ética que pone en el centro la dignidad, la autonomía y la corresponsabilidad.
avier Yanguas, psicólogo, gerontólogo y director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”
Uno de los grandes aciertos del enfoque de la Fundación ”la Caixa” es el respeto profundo a las personas mayores como agentes activos de su propia vida. «A las personas mayores hay que tratarlas como adultos que son. Apoyarlas, pero mirándolas a la altura de los ojos y pidiéndoles también que pongan de su parte en la construcción de la sociedad del futuro», apunta Yanguas.
Esa mirada adulta implica acompañar sin paternalismo, reconocer las capacidades sin negar la vulnerabilidad. Porque, como recuerda el gerontólogo, «en la vejez también hay piedras en los zapatos». La adaptación, la renuncia, el duelo o la enfermedad son realidades que conviven con las oportunidades de esta etapa. Pero, lejos de ser obstáculos insalvables, pueden afrontarse si se cuenta con el apoyo adecuado.
A las personas mayores hay que tratarlas como adultos que sonDirector científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”
Ejemplo de ello es el programa Siempre Acompañados, una de las líneas estratégicas de la Fundación orientada a combatir la soledad no deseada. Con un enfoque comunitario, se trabaja tanto con la persona como con su entorno, creando redes de apoyo y sensibilizando a la sociedad sobre un fenómeno tan complejo como invisibilizado. «La soledad no se cura porque no es una enfermedad», subraya Yanguas. «Es algo propio del ser humano con lo que tenemos que aprender a vivir».
Cambio cultural
La tarea no es solo social o sanitaria: es también cultural. Persisten en nuestra sociedad actitudes edadistas que limitan la participación de las personas mayores y las infantilizan. Según Yanguas, parte de ese problema radica en nuestro propio miedo a envejecer. «Nos negamos a reconocernos en el viejo que seremos», recuerda citando a Simone de Beauvoir. En cambio, la propuesta de la Fundación pasa por asumir el envejecimiento como una etapa más de la vida, llena de valor y significado, y por favorecer una convivencia entre generaciones basada en la cooperación y el reconocimiento mutuo.
Nos negamos a reconocernos en el viejo que seremosDirector científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”
En ese sentido, recuperar el concepto de legado resulta clave. «Las sociedades que sean capaces de conectar a las personas mayores con los retos de la sociedad van a tener muchas más ventajas», afirma Yanguas. Y lo ilustra con una imagen poderosa: la de su abuelo plantando un manzano para sus nietos. Una metáfora sencilla, pero reveladora de una filosofía que atraviesa todo el programa: mirar hacia adelante, sembrar, contribuir.
Envejecer, como vivir, también es un arte
Un modelo de referencia
En definitiva, el programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa” no solo acompaña a las personas mayores en su proceso vital, sino que impulsa un cambio de mirada necesario para toda la sociedad. Un cambio que reconoce la riqueza, la complejidad y el valor de esta etapa de la vida.
«Vivir más años es una oportunidad, pero también un reto», recuerda Yanguas. Un reto que no podemos afrontar desde la pasividad ni la compasión, sino desde la dignidad, la participación y el compromiso compartido. Porque envejecer, como vivir, también es un arte. Y merece ser cultivado.