Ambiente durante la inauguración de la feria ‘Aula 2023’, en la IFEMA de Madrid
Igualdad adoctrina a los estudiantes con charlas sobre masculinidades alternativas e identidad sexual
El ministerio de Irene Montero aprovecha Aula, espacio que se celebra estos días para orientar a los jóvenes, para introducir sus doctrinas
El Ministerio de Igualdad, capitaneado por Irene Montero, no desaprovecha ninguna oportunidad para adoctrinar a las nuevas generaciones. Es lo que está haciendo, a través del Instituto de las Mujeres, en Aula, la feria que se celebra estos días en Ifema para orientar a los estudiantes sobre su futuro.
El Instituto de las Mujeres organiza y coordina en el Salón Internacional del Estudiante y de la Oferta Educativa las actividades del 'Aula de Igualdad', un espacio en el que ofrecerá charlas sobre los nuevos modelos de masculinidad o identidad y orientación sexual.
Durante los cinco días de la feria, que ha arrancado este miércoles, en 'Aula de Igualdad' cobrará especial importancia, según explican, la temática en torno a la educación sexual. Además, la salud menstrual, los nuevos modelos de masculinidad o el uso responsable de las redes sociales, son algunas de los temas que abordarán las actividades, impartidas a lo largo de los cinco días en horario de mañana y tarde.
Las actividades que se celebrarán en este espacio tienen como objetivos específicos la difusión de los mantras que repite machaconamente Montero y sus compañeras de ministerio, como el «principio de igualdad efectiva de mujeres y hombres y la incorporación de la perspectiva de género en el ámbito educativo, como herramientas de prevención de las discriminaciones y violencias que sufren las mujeres».
Según testimonios que recoge Europa Press, algunos de los profesores allí presentes ven la iniciativa de Igualdad con buenos ojos y creen incluso que la educación sexual debería adelantarse a la educación primaria. Un mantra de la izquierda que ya comienzan a difundir muchos docentes.
Algo en lo que discrepan muchos otros educadores, así como los padres, que consideran que los 10 años no es una edad adecuada para impartirles educación sexual o para introducir conceptos ideológicos como la identidad o la orientación sexual.