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28 de marzo de 2024

Pedro Sánchez en un monitor durante su comparecencia de este jueves

Pedro Sánchez en un monitor durante su comparecencia de este juevesEFE

El cisma en Defensa entre Sánchez y Podemos eleva el riesgo de ruptura del Gobierno

Las diferencias son hondas e irreconciliables. Los compromisos del presidente con la OTAN le obligarán a incluir el gasto militar entre las prioridades presupuestarias, en contra de sus socios

Pedro Sánchez no escatimó en alabanzas hacia la OTAN en el balance que este jueves hizo de la Cumbre de Madrid. Durante el mismo definió a la Alianza como un elemento clave «para nuestra paz y nuestra seguridad», y se felicitó por haber demostrado, él y el resto de los socios, «la fortaleza del vínculo europeo y transatlántico».
El presidente del Gobierno no puede permitirse fallar a la OTAN, y en la Moncloa son conscientes de ello. No después de haber prometido a Estados Unidos y los demás miembros que España aumentará progresivamente su gasto en defensa hasta alcanzar el 2 % del PIB en 2029.
No después de haber alcanzado un acuerdo con Joe Biden para el despliegue de dos nuevos destructores en la base de Rota. Y no después de haber sido el principal impulsor del punto número 11 del nuevo Concepto Estratégico, que señala los riesgos que entrañan el Sahel y el norte de África para la seguridad de la OTAN.
Los compromisos adquiridos por Sánchez con la Alianza han sido recibidos por Podemos no solo con nulo entusiasmo, sino en una actitud de frontal oposición. El cisma en defensa ya ha empezado a poner a la coalición en riesgo de ruptura. Ello desembocaría, casi de forma automática, en la convocatoria de elecciones generales. Puesto que el PSOE tiene 120 diputados en un hemiciclo de 350 y ningún plan B ni posibilidad de tenerlo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2-i), y su esposa Begoña Gómez (2-d), reciben al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa Jill Biden (i), a su llegada a la cena

Pedro Sánchez y su mujer junto a Joe Biden en el Museo del PradoGTRES

Que rompan o no dependerá del devenir de los acontecimientos, pero Sánchez ya tiene el pretexto. Porque esto ya no va del envío de armas a Ucrania al inicio de la invasión de Rusia, una decisión que incluso apoyó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz –aunque no Podemos, matiz importante–. Va de incluir la defensa entre las prioridades presupuestarias, cuando nunca lo ha estado con un Ejecutivo del PSOE. Va de doblar el gasto en la materia en apenas siete años.

Diferencias irreconciliables

Las diferencias entre Sánchez y Podemos en defensa son irreconciliables. Este jueves, la líder de la formación y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, no solo señaló que la postura de su partido es inamovible, sino que además anunció que intentará hacer cambiar de idea al presidente.
«Yo aspiro a convencer a todos los socios, también al PSOE, de que España lo que necesita son más rentas garantizadas, que a la gente la atiendan en atención primaria en 24 o 48 horas, que la gente tenga especialista en el médico y que no necesitamos más tanques y más armas», afirmó Belarra en los pasillos del Congreso.
Mientras eso ocurría, en Ifema, el presidente del Gobierno se dirigía directamente a los españoles para decirles, a propósito de una guerra que ya reconoció que durará más de lo esperado: «La seguridad, que es una condición indispensable para garantizar nuestro modelo de convivencia democrática, no está garantizada, no podemos darla por garantizada. Debemos protegerla día a día y debemos dedicar para ello recursos económicos».
En esa comparecencia, Sánchez hizo un llamamiento a la responsabilidad de todas las fuerzas políticas y pidió un «acuerdo de país» ante el «cambio tectónico» en el orden internacional que ha desencadenado Vladimir Putin. Un acuerdo que él mismo sabe que no se producirá. Es más. El llamamiento visibilizará que, en una cuestión de Estado como ésta, el PP está más cerca del presidente que sus socios, de Gobierno y parlamentarios.

El Gobierno se partirá durante la votación del aumento del despliegue en Rota

El primer compromiso que tendrá que materializar Sánchez es la autorización para el despliegue de los dos nuevos destructores en Rota. Primero su aprobación en el Consejo de Ministros y, después, en el Congreso. De momento no hay fechas para lo uno ni para lo otro. Pero lo único claro es que la coalición se romperá durante la votación en la Cámara Baja.
Los morados se mueven entre la abstención y el «no», pero descartan de plano votar a favor. Será la primera vez que el Gobierno divida su voto respecto a una decisión adoptada por el Consejo de Ministros. Palabras mayores para una coalición sometida cada vez a más tensiones. Esta semana, por la valla de Melilla. La anterior, por el nuevo decreto anticrisis. Y así constantemente.
Existe un precedente, pero no es comparable. A finales de mayo, Unidas Podemos se abstuvo por primera vez en la votación de un proyecto de ley del Gobierno al que pertenece. En concreto, la Ley General de Comunicación Audiovisual. Pero en ese caso fue que, en los últimos días de su tramitación parlamentaria, el grupo parlamentario socialista introdujo una enmienda a espaldas de los morados (sobre los productores independientes) con la que estos no estaban de acuerdo. Fue su manera de protestar.

Los Presupuestos

Después de ese primer test de estrés, el definitivo vendrá cuando el Gobierno tenga que pactar entre sí y presentar unos Presupuestos Generales para 2023 en los que deberá detallar la cuantía del gasto en defensa. Unas cuentas públicas en un contexto de crisis, inflación y guerra y en vísperas del gran año electoral. El más difícil todavía para Sánchez.
Este jueves, tanto desde el Gabinete del presidente como desde el Ministerio de Defensa evitaron poner cifras a ese incremento, pero tendrá que ser significativo y no meramente simbólico si Sánchez quiere demostrar a la OTAN, como afirmó este jueves, que España «va a cumplir su compromiso con la Alianza».
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