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23 de abril de 2024

Pedro Sánchez en su escaño durante la segunda sesión del debate

Pedro Sánchez, en su escaño, durante la segunda sesión del debateEFE

Del dicho al hecho

Los socios de Sánchez desconfían al comprobar que improvisó los dos nuevos impuestos

Los portavoces de la «mayoría Frankenstein» dejan claro al presidente que lo prometido obliga. «No creo que el ánimo del pueblo español aguante un anuncio fallido más», le advierte Errejón

El debate sobre el estado de la nación llevaba unas 11 horas cuando la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica reconoció en La Sexta que, el martes en el hemiciclo del Congreso, Pedro Sánchez improvisó el impuesto a las empresas del sector energético.
Las palabras exactas de Teresa Ribera, que llevaban la confesión implícita, fueron: «En estos momentos, lo que importa es definir bien el impuesto y buscar su máxima eficacia». Puesto que, una vez más, el presidente ha empezado la casa por el tejado. También con el impuesto a la banca.
A esa misma hora, sobre las 13:30 horas de este miércoles, la portavoz de Bildu lanzaba una pregunta al presidente del Gobierno desde la tribuna del Congreso, escéptica: «¿Cómo van a impedir que las eléctricas y los bancos sorteen los impuestos anunciados, como pasó con la rebaja del carburante?», señaló Mertxe Aizpurua.
Una y otra escena tenían, en realidad, todo que ver. Terminado el debate sobre el estado de la nación, apagados los focos, a Sánchez le queda lo más difícil: llevar a término esas promesas que durante dos jornadas le hicieron pasearse triunfal por el hemiciclo, como el que da la vuelta al marcador y acaba ganando contra pronóstico.
Durante la segunda jornada, los socios parlamentarios de Sánchez le dejaron claro que los anuncios quedan muy bien en el Diario de Sesiones del Congreso, pero que serán exigentes en su cumplimiento porque no se fían. En juego está la legislatura, que durará hasta diciembre de 2023 –según insistió el presidente–.

La primera jornada del debate fue la de los aplausos y elogios a Sánchez; la segunda, la de las preguntas de sus socios

La primera jornada había sido la de los aplausos del PSOE y Unidas Podemos a Sánchez, la de los elogios por su giro a la izquierda y por su valentía para enfrentarse a los poderosos y proteger a la «clase media trabajadora». La segunda, por el contrario, fue la de las preguntas al presidente por parte de sus compañeros de viaje: qué hará exactamente, cómo y cuándo.
El portavoz de Compromís, Joan Baldoví, le avisó de que el final del camino de todos esos compromisos es «la publicación en el BOE». «Entonces creeré, entonces creeremos», aseguró Baldoví, golpeando en el talón de Aquiles del líder del Ejecutivo: su descrédito.
El portavoz de Compromís, Joan Baldoví

El portavoz de Compromís, Joan BaldovíEFE

Un hándicap que hasta un portavoz tan alineado con el PSOE como lo es el del Partido Regionalista de Cantabria, José María Mazón, le echó en cara: «Muchos están poniendo en duda su credibilidad personal».
También el de Más País, Íñigo Errejón, avisó al líder del Ejecutivo que ni su partido ni la ciudadanía se conformarán con las palabras al viento: «Ese golpe de timón tiene que llegar a la vida cotidiana y no puede ser a medias. Yo no creo que el ánimo del pueblo español aguante una decepción más o un anuncio fallido más. Éste hay que llevarlo hasta el final», señaló.
Tanto él como la portavoz de la CUP, Mireia Vehí, pidieron el control de precios en los sectores afectados. «Si usted no les limita los precios, ellos trasladan los costes. Y si usted anuncia un escenario de inestabilidad de precios y no lo regula, como mínimo tiene que subir los salarios», sostuvo esta última.

Del dicho al hecho

Al Gobierno le toca ahora arremangarse. Este jueves, la vicepresidenta Ribera ha convocado una reunión con las patronales del gas, la electricidad y el petróleo, en un ambiente de tensión palpable después de que se enteraran a la vez que todos de que Sánchez pretende recortar sus beneficios de 2022 y 2023 en 4.000 millones de euros.
Desde el ala socialista del Gobierno, este miércoles negaron que la negociación de la letra pequeña de ambos impuestos vaya a provocar rifirrafes con Unidas Podemos. Y añadieron que están en sintonía. Aunque ya lo han dicho en otras ocasiones y luego roces ha habido, como con la limitación de los precios de los alquileres en la nueva Ley de Vivienda.

El PP, obligado a pronunciarse

En paralelo, también este jueves en el Congreso se votarán las propuestas de resolución sobre el debate del estado de la nación presentadas por los distintos partidos. Entre las del PSOE figuran propuestas sobre los nuevos impuestos a la banca y a las energéticas, con la intención de obligar al PP a retratarse.
Durante todo el debate, Sánchez intentó en vano que los de Alberto Núñez Feijóo dijesen si apoyarán o no ambos tributos (que serán tramitados como proposiciones de ley para ir más rápido), sin conseguirlo. Este jueves, los populares tendrán que votar, aunque será una votación no vinculante. El líder del PP definió este miércoles el movimiento del presidente como «populismo en política fiscal», así que es de prever su oposición.
Por su parte, entre las propuestas de resolución del PP figura una para deflactar el IRPF a rentas medias y bajas, una petición que Feijóo lleva semanas haciendo al presidente sin éxito.
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