Jesús Julio Carnero: «Óscar Puente no deja de ser el representante de Pedro Sánchez»

Jesús Julio Carnero (Aspariegos, Zamora, 1964) puede convertirse en el nuevo alcalde de Valladolid tras las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, según algunas encuestas. Sin embargo, el actual consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y León no se fía de los sondeos y aguarda a los resultados de «la encuesta verdadera» que supondrán los comicios. Carnero repasa en una entrevista con El Debate los principales asuntos de la actualidad vallisoletana, española y de su partido, el PP, que ahora, como asevera, cuenta con «el líder que, sin lugar a dudas, necesitaba».

–Algunas encuestas hablan de un empate entre el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y usted el 28-M. Las mismas apuntan a que tanto PSOE como PP tendrían que pactar a su izquierda y derecha, respectivamente, para alcanzar la Alcaldía. ¿Cómo se lleva con la candidata de Vox, Irene Carvajal?

–Las encuestas son documentos de trabajo, fotos fijas de un momento determinado que explican la situación concreta en ese momento determinado. La encuesta verdadera, la fundamental, es el voto que materializarán los ciudadanos el próximo día 28 de mayo. Y yo me remito ahí. Siempre me tomo todas las encuestas, sean positivas, negativas o neutras, como elementos de trabajo. Nada más. Con la candidata de Vox me llevo como con el resto de candidatos, con una relación cordial, positiva, como no puede ser de otra manera en democracia. La relación con todos los candidatos es una relación buena. Diría más, es excelente.

–¿Qué opinión le merece Óscar Puente? ¿Considera que tiene un perfil parecido al de Pedro Sánchez?

–De Óscar Puente en lo personal no puedo decir sino que le tengo en estima y, por tanto, aparte de respetarle, le tengo aprecio personal. Sí que tengo muy claro que en su condición política no deja de ser el representante de Pedro Sánchez y de su políticas en la ciudad de Valladolid y, por eso, lógicamente, no me gusta en ese plano político.

Para mí el soterramiento es un derecho irrenunciable. Es hacer de Valladolid una ciudad más vivible, más saludable, más acorde a estos tiempos

–Los planes para soterrar las vías del tren, que parten en dos la ciudad, están encima de la mesa desde hace décadas y lo han prometido alcaldes tanto de PP como de PSOE. ¿Usted garantiza que lo llevará a cabo si resulta elegido alcalde?

–Para mí el soterramiento es un derecho irrenunciable. Es hacer de Valladolid una ciudad más vivible, más saludable, más acorde a estos tiempos. Valladolid está separada por dos hechos: uno que es natural, que es el río Pisuerga, y otro que es artificial, la vía del tren. Estamos ante la mayor operación de riqueza que jamás se haya construido en Valladolid. Cuando se produzca ese soterramiento, todo lo que está a los lados de la vía adquiere más valor. También desde el punto de vista medioambiental. Yo creo que los trenes son los que tienen que ir por debajo, no las personas, que tienen que ir por encima, en amplios bulevares, con carriles bici.

Pero si hay algo trascendental es lo social. Que no estemos separados por un muro es un indicativo de que somos una sociedad moderna, actual, transformada, a la vanguardia. Y eso es lo que yo quiero para Valladolid, una ciudad en la cual todos nos podamos comunicar en una manera lógica, no como nos comunicábamos hace 70 años.

–¿Cuáles son el resto de sus grandes bazas electorales?

–Hay una baza fundamental y esencial, que es todo lo que tiene que ver con la movilidad. Valladolid en este momento está sumida en un caos circulatorio. Es una ciudad paralizada en muchas arterias y muchas de sus vías principales. Y eso hay que reponerlo. Hay que hacer que Valladolid vuelva a ser la ciudad que era en su momento y, por tanto, ahí tenemos una acción importante a acometer nada más arrancar el mandato.

En segundo lugar, una amenaza que está en ciernes, como es todo lo que pretende el actual equipo de Gobierno con las zonas de bajas emisiones: una almendra demasiado grande, a nuestro entender, de 3,1 kilómetros cuadrados, que paraliza la ciudad, además de manera injusta para todas aquellas personas que no tengan el vehículo adecuado.

Otro ámbito que a mí me parece también fundamental es todo lo que tiene que ver con la limpieza. Valladolid era una ciudad muy limpia, de la que presumían sus vecinos, y ahora está muy sucia.

Por último, quiero destacar el sector de la automoción, una industria medular y capital en Valladolid. En este momento toda la normativa que está viniendo desde Europa con la prohibición previsible, a partir del año 2035, de la venta de coches que no sean eléctricos, así como la posible implantación de la Euro 7, obligando a grandísimas inversiones a la industria automovilística desde un punto de vista medioambiental, hace que sea necesario hacer un proceso de liderazgo en defensa del sector de la automoción, pidiendo una planificación ordenada de todo este proceso y exigiendo al Gobierno de España que lo defienda.

Vamos a liderar la creación, junto con nuestras universidades, de un instituto de inteligencia artificial

–Valladolid, pese a no experimentar este problema de forma tan acusada como otras capitales de provincia de Castilla y León, es una ciudad cada vez más envejecida y que, además, pierde población en favor de su alfoz. ¿Qué haría usted para retener a los jóvenes?

–El 27,7 % de la población vallisoletana tiene más de 65 años, y vamos a crear una concejalía para mayores. Desde el punto de vista de los jóvenes, tenemos que hacer un proceso que de manera transversal atienda las necesidades de nuestros jóvenes. Lo haremos reteniendo el talento a través de alguna de las propuestas que llevamos en nuestro programa electoral, como hacer valer nuestras ingenierías: informática, de telecomunicaciones y la industrial, en la cual somos un peso pesado ya desde el punto de vista formativo. Haremos que esos jóvenes que se están formando en Valladolid se queden. Por eso nosotros vamos a liderar la creación, junto con nuestras universidades, de un instituto de inteligencia artificial.

En segundo lugar, hay un ámbito tan fundamental y esencial como es el de la vivienda. Tenemos que apoyar que nuestros jóvenes puedan alquilar y comprar viviendas, a través del programa que tiene la Junta de Castilla y León, complementando y suplementándolo. Vamos a dar ayudas para que nuestros jóvenes puedan acceder a la compra de viviendas y vamos a suplementar las ayudas que da la Junta de Castilla y León para permitir que a lo largo de la legislatura 2.000 jóvenes puedan comprar su vivienda.

–¿Cree que el 28-M debe leerse en clave nacional?

–El 28-M se tiene que leer lógicamente en clave nacional, como se han leído todas y cada una de las elecciones municipales que a lo largo de nuestra democracia se han ido produciendo. Pero ocurre una cosa que hace que esa lectura sea en negrita y en mayúsculas, que es que estamos ante el peor Gobierno democrático de la historia que ha tenido este país, el de Pedro Sánchez. Y, por tanto, necesariamente los ciudadanos tienen que empezar a expresarse en relación también al Gobierno de Sánchez. Y esa expresión encuentra un momento muy adecuado el 28 de mayo.

El liderazgo de Feijóo en el PP

–¿Cómo valora la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la Presidencia del PP?

–Alberto Núñez Feijóo es el líder que, sin lugar a dudas, necesitaba del Partido Popular: contrastado y que está cuajado de experiencia y de gestión, que atesora mayorías absolutas derivadas de la confianza que le han dado, en este caso, sus paisanos, los gallegos. Y en este momento es el líder que necesita España.

Nosotros necesitamos gestionar un país, gestionar el Ayuntamiento de Valladolid y lo que le ofrecemos a los ciudadanos de Valladolid, como Feijóo le va a ofrecer al conjunto de la ciudadanía española, es gestión, calidad de vida, mejora de los servicios esenciales básicos: la sanidad, la educación, los servicios sociales en sentido estricto, el transporte público... Es decir, el elenco de acciones que permiten que una familia, una persona, un joven, una mujer o una persona mayor puedan vivir en mejores condiciones. No incumplimientos y mala gestión, como han sido los gobiernos de izquierda durante estos ocho años.