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29 de abril de 2024

Sánchez y Montero junto al presidente del PNV y su portavoz en el Congreso

Sánchez y Montero junto al presidente del PNV y su portavoz en el CongresoEP

El flanco vasco

Sánchez renuncia a explorar cualquier pacto con Bildu por temor a represalias del PNV

Los socialistas han garantizado a los nacionalistas vascos que no apoyarán al partido de Otegi en ningún escenario. Sánchez no puede permitirse que tengan la más mínima duda sobre su fidelidad

El PSOE ha garantizado en privado al PNV que bajo ningún concepto entregará el Gobierno vasco a Bildu, aunque el partido de Arnaldo Otegi quede por delante en votos y/o escaños en las elecciones del 21 de abril. En este sentido, tanto la vicepresidenta María Jesús Montero como el ministro Félix Bolaños han tranquilizado al portavoz de los nacionalistas vascos en el Congreso, Aitor Esteban, con quien mantienen una relación de confianza.
El propio Esteban salió en defensa de Pedro Sánchez el pasado fin de semana, cuando respaldó la decisión del presidente del Gobierno de no presentar en el Congreso los Presupuestos Generales de 2024, en contra del criterio de su socia, Yolanda Díaz. «¿Qué hubiera pasado si hubiera fracasado? Eso sí que hubiera sido una señal de que se ha acabado este Gobierno», reflexionó.
El PNV y el PSE gobiernan en coalición en el Gobierno vasco y en varios ayuntamientos y diputaciones. Los socialistas no se pueden permitir dudar ni tampoco que el partido de Andoni Ortuzar tenga la más mínima duda sobre ellos. En lo que de él dependa, el candidato del PSE, Eneko Andueza, hará lendakari a Imanol Pradales y formarán tándem. Otra cosa es que, esta vez, la suma entre ambos no alcance la mayoría absoluta, como vaticinan algunas encuestas. En cuyo caso entraría en escena el PP de Javier de Andrés, que daría un apoyo condicionado al PNV para cerrar el paso al Bildu. Y, además, para abonar el terreno con vistas a un futurible pacto en Madrid.
El último CIS vasco situaba al PNV y Bildu empatados a 27 escaños, con cuatro de bajada para los primeros y seis de subida para los segundos. El PSE subiría uno y se quedaría con 11, con lo que nacionalistas y socialistas llegarían justos a la mayoría absoluta, situada en 38 escaños.
Eneko Andueza, este sábado en el homenaje a José Luis Rodríguez Zapatero en Bilbao

El líder del PSE, Eneko AnduezaEFE

Sánchez necesita tener, al menos, el flanco vasco atado y pacificado, en esta espiral electoral de primavera que se avecina. No en vano, ya bastante revuelto se le presenta el flanco catalán. En Cataluña, si después de las elecciones del 12 de mayo el PSC y ERC llegan a algún tipo de acuerdo que deje a Junts apeado del poder, Carles Puigdemont puede disparar su bala de plata y dinamitar la legislatura.

La bala de plata del PNV

Sin embargo, en el País Vasco, es el PNV el que dispone de una bala de plata, puesto que puede pactar a izquierda y derecha (o amagar con hacerlo). En cambio, para Bildu los únicos socios posibles son la izquierda y la extrema izquierda. El partido de Otegi no está en condiciones de amenazar la continuidad del Gobierno central.
En Bildu tienen asumido que su candidato, Pello Otxandiano, no será lendakari con los votos del PSE, por la cuenta que le trae a Sánchez. Y tienen otro problema: Sumar y Elkarrekin Podemos van a presentarse por separado a las elecciones, con la consiguiente dispersión del voto de izquierdas. De manera que es impensable que Bildu, Sumar y Podemos obtengan por sí mismos mayoría absoluta, que sería el único escenario en el que la izquierda abertzale podría desembarcar por primera vez en Ajuria Enea.
Bildu se mira en el espejo del Sinn Féin irlandés. Desde febrero, y por primera vez en su historia, la primera ministra de Irlanda del Norte es la vicepresidenta del partido que fue el brazo político del IRA, Michelle O'Neill, tras formar una coalición de gobierno con el Partido Democrático Unionista.
Ante sus escasísimas probabilidades de gobernar, Otegi lanzó al PNV para formar una coalición que defienda «el abertzalismo y el soberanismo». Oferta que sabía de sobra que caería en saco roto: en el País Vasco no hay ninguna posibilidad de un frente independentista al estilo de Junts y ERC en Cataluña.
Sabiéndose en disposición de quedar primeros, los abertzales también están agitando el debate sobre respetar que gobierne la lista más votada, pero de nuevo sin ninguna fe. En las elecciones municipales de mayo de 2023, los de Otegi ya fueron primera fuerza en Vitoria, Durango y la Junta General de Guipúzcoa. Sin embargo, los pactos entre el PSE y el PNV, con el concurso indispensable del PP, los dejaron en la oposición.
Las especulaciones en torno a los futuros pactos del PSE se dispararon a propósito del movimiento que hicieron los socialistas en diciembre en Pamplona. Entonces entregaron la Alcaldía a Bildu a través de una moción de censura muy polémica, en contraprestación por el apoyo de Bildu a la investidura de Sánchez.
Desde el principio, el PSE descartó cualquier acuerdo con Otegi en el País Vasco. Andueza, el candidato socialista, ha fantaseado en estos meses con la posibilidad de que Bildu le apoye como lendakari, pero esa opción tiene bastante de política ficción.
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