Feijóo reclama a Sánchez que cese a Albares y lo acorrala con dos preguntas sobre su mujer, en directo

Hoy Sánchez deja a España con dos conflictos internacionales, con Argentina e Israel; una imagen de desconfianza ante Europa, Estados Unidos y la OTAN y los mismos problemas domésticos de siempre. Si ya era un desastre en España, ahora lo es también ante el mundo. Y todo por ejercer de Romeo de saldo ante una Julieta venida a menos.

Excelente réplicas finales, cada uno en su estilo, de Feijóo y Abascal. Han desnudado al rey desnudo.

Sánchez no ha ofrecido una sola explicación sobre la situación de su mujer en los juzgados ni ha respondido a las preguntas que le ha planteado al respecto la oposición. Ha salido a repartir mandobles a PP y Vox y a repetir su nuevo mantra facilón del fango. Abascal lo escucha con cara de enojo, y con razón. Esta intervención demagógica de Sánchez debería invitarle a reflexionar sobre si no sería mejor centrarse totalmente en hacer oposición contra el actual presidente del Gobierno, que supone un serio problema para España, en lugar de repartir sus reproches entre el PP y el PSOE.

Evidentemente el titular del debate venía escrito de antemano con el reconocimiento de Palestina y la nueva crisis diplomática que nos va a abrir con Israel. En cualquier caso, el titular sobre los negocios de Begoña se ha escrito en el juzgado

Solapa un tema con otro y consigue maquillar o tapar el sustancial del que sigue sin dar explicaciones: las actividades comerciales de Begoña Gómez y su relación profesional con empresas beneficiadas por el Gobierno que preside su marido.

Lo de hoy es la puesta en práctica de la estrategia de tapar un titular con el siguiente. Es la táctica de matarnos a todos a titulares, de tal forma que lo de Palestina tapa lo de Argentina y lo de Argentina silencia a su vez a lo de Begoña Gómez. Un día más en la oficina del sanchismo, donde no se gobierna, solo se tuitea.

Ione Belarra habla, sin que nadie la escuche y nadie la interese, mientras tres diputados isla de Podemos la escuchan atentos en el gallinero del Congreso. El retrato cruel del partido que iba a asaltar los cielos. Y pensar que los españoles fuimos tan insensatos que les llevamos a dar un centenar de diputados.

Aizpurua, la bilduetarra, es analfabeta funcional. ¿Qué es eso de que el sábado se atacó a «un presidente de Estado»? ¿Quién tiene ese cargo inexistente? ¿Es tan difícil saber que Sánchez es presidente del Gobierno? Y ¿en qué cargó Milei contra Sánchez?

Hay que reconocer que el éxito de la estrategia de Sánchez es arrollador. En el debate de hoy Begoña está desaparecida salvo en les intervenciones de PP y Vox. Los demás, como si no existiera.

Viendo y escuchando a Rufián se explica el batacazo electoral de su partido en Cataluña . Cuanta demagogia, puerilidad y vacuidad y cuanto entreguismo a Sánchez. Tiene los días contados como portavoz de ERC en el Congreso.

Es mucho más fiable y revelador lo que dicen en la tribuna que lo dicen en campaña. Y lo peor es que, cuando esta gente habla, el PSOE toma apuntes para asumir como propios esos postulados y engullir a esas formaciones radicales. Pasó con Podemos en las generales, ha pasado un poco con ERC en las catalanas y pasará con Sumar más pronto que tarde. El PSOE de Sánchez es ya un partido de extrema izquierda y está acaparando fuerzas para lo que pueda venir.

Errejón es un peligro público: su discurso, si es un preámbulo de las decisiones de Sánchez, supone el asalto total al Estado, a la libertad y a la propiedad privada en nombre del «pueblo oprimido». Da miedo.

No está de más tampoco lo que ha recordado Santiago Abascal, y es que en la campaña de las elecciones vascas su partido no pudo ejercer con normalidad sus derechos políticos porque el Estado ha abdicado de sus funciones allí a cambio de garantizar la precaria supervivencia de Sánchez. Raro era el acto donde los radicales no los acababan echando de las calles y plazas. Y eso es una profunda anomalía democrática. Enlaza un poco con lo que le ha dicho Feijóo a Sánchez: ¿cómo va a garantizar la paz en el mundo si no es capaz de obtenerla ni en su propio Gobierno? (ni en su propio país).

Ha estado bien Feijóo reivindicándose como un político alternativo a los gobernantes tardoadolescentes que nos capitanean a día de hoy. Y ha aprovechado para lanzar su acto del domingo en Madrid para aquellos que todavía creen en la igualdad entre españoles y en la política efectiva, que no efectista.

Sánchez defiende la honestidad de su mujer porque es una forma de decir que él también lo es. No hay que olvidar que la secuencia de los hechos es siempre la misma: ella recomienda una empresa y luego el Consejo de Ministros concede una ayuda cuando no un rescate a dicha compañía. Defender a Begoña no es un acto de amor (si aceptamos el lenguaje azucarado de Sánchez) es un acto de autodefensa.

Sánchez exige que le pidan perdón a él y a su mujer y desafía a Feijóo a llevarles a la Comisión de Investigación del Senado. Supongo que al PP se le habrá quedado cara de tonto. Para ese viaje, se entiende mal que no fuera el primero en convocarlos.

Ha optado en lo de la mujer por la mejor defensa es un buen ataque. Casi han sonado risas en off cuando dijo lo de «mi mujer es una profesional honesta». Las caras de Feijóo y Abascal son un poema con la cera demagógica que les está dando. Esperemos que sepan replicar con contundencia y expongan la verdad de Sánchez, un presidente débil cercado por la corrupción

Sánchez no habla para los palestinos, ni comparece (pese a las apariencias) con un discurso de nivel en clave exterior. Habla para su parroquia. Va domesticando a sus bases y sus votantes, encantados con estas causas propias de los progres de salón que no preocupan a nadie más que a ellos.

Sánchez resume el caso Begoña en que todo lo que hemos dicho y se ha publicado es fango. Así de simple. Polaricemos que así me refuerzo en mi base.

Sánchez lamenta que «la oposición todavía pregunta por ETA». Qué villanía. Las familias de los muertos, entre ellos varios del PSOE, y los heridos con secuelas crónicas de por vida se acuerdan de esos crímenes cada día, y también todos los españoles con un poco de conciencia. Se ha retratado como lo que es con esa frase. Parafraseándolo: fango.

Que se autotitule progresista y patriota es un sarcasmo difícil de igualar. El mismo que se apoya en partidos cavernarios, que apoyan las desigualdades o son abiertamente xenófobos dice que es progresista. Y aquel que ha pactado en Bruselas y Suiza con un forajido de la justicia española llama antipatriota a la oposición. Oír para creer.

No ha hecho el más mínimo esfuerzo por consensuar con el partido que ganó las elecciones la política exterior española, que pone en la actualidad al servicio de sus intereses electorales. Palestina, la criminalización de Israel, la demonización de Milei, el sometimiento a Marruecos, la pretendida cruzada contra la ultraderecha. Donde antes había entendimiento y los dos partidos de Estado iban de la mano, hoy hay propaganda y la pretensión de un señor de convertirse en líder internacional de la izquierda alineado con lo peor del mundo que hoy apoya a Rusia, Irán y las satrapías latinoamericanas.

Les dice a los palestinos «estamos con vosotros y vosotras». Dudo que Hamas, al que de facto está apoyando con su deriva, utilice el lenguaje inclusivo. Es curioso el entusiasmo del supuesto paladín progresista (liberación masiva de violadores al margen) por apoyar a unos regímenes donde la mujer está atada y reprimida de un modo impresentable.

De momento está siendo una comparecencia pensada para el lucimiento personal de Sánchez, que se presenta como gran agente internacional mientras a nivel nacional lo tiene todo manga por hombro. Seis meses después de su investidura no hay Presupuestos (se los frenó el adelanto electoral en Cataluña) y solo se han aprobado dos tristes decretos de bonobuses, salvados in extremis por el partido de Puigdemont a cambio de cederles nada menos que las competencias en materia de fronteras.

Los mismos que olvidan al Sáhara y celebran la muerte del presidente de Irán celebran que Sánchez anuncie el reconocimiento del Estado de Palestina. Nuestra política internacional consiste ya en ofender a Argentina y recibir la felicitación de Hamas.

Una vez más, una decisión que debería ser de Estado, como es el reconocimiento de Palestina, se vuelve una cuestión partidista. Ha recibido el aplauso en pie de PSOE y Sumar, pero no del resto de la Cámara en su mayoría que se han quedado sentados, entre ellos PNV y ERC, por ejemplo. Y ahora la extrema izquierda le pedirá la ruptura con Israel.

Pues ya ha salido el primer premio del día: reconocimiento de Palestina, de la que no se conoce ni frontera ni interlocutor fiable. Sánchez quiere liderar algo más allá de la tasa de paro en Europa y esto de Palestina le sirve de aperitivo.

Escuchar a Pedro Sánchez pontificar de «juego limpio» es como oírle hablar de fisioterapia sanadora al estrangulador de Boston.

Tiene el valor de pedir que no se mienta. El tipo que ha legitimado la mentira como instrumento político.

Hoy es uno de esos días donde la oposición tiene que estar a la altura. Si no lo acorralan con lo que tiene encima Sánchez con su mujer, con el caso PSOE, con el circo que ha montado con Argentina, con su deriva autocrática... entonces tenemos un problema.

Fantástico. empezamos por hablar hasta de Georgia. Lo que más preocupa a los españoles.

Pedro Sánchez va a perpetrar otro de sus numeritos para escurrir el bulto de lo sustantivo: solo le dejan gobernar para lo que quieran Puigdemont y Otegi. Y tiene una mujer que no ha dejado de prosperar al calor de su Presidencia. Ni todas las bombas de humo pueden ocultar esas dos evidencias.

El esquema de lo que vamos a ver esta mañana en las Cortes por parte de Sánchez parece evidente: Empezar con Palestina, quizá anunciando su reconocimiento, y seguir con Milei. Todo el ruido posible para que Begoña Gomez y la corrupción quedan opacadas.