Noelia Núñez
El Perfil
Noelia Núñez, 'la Ayuso de Fuenla' que murió de titulitis
Ha sido el primer y último traspié de la vicesecretaria de Movilización y Reto Digital, un alevín del equipo de Génova, donde se la consideraba un nexo de comunicación con los más jóvenes, donde no será fácil sustituirla
Hace algo más de un año, Noelia Núñez González (Madrid, 33 años), se presentó en los actos institucionales del 2 de mayo con el mismo vestido rojo que Isabel Díaz Ayuso. Igual. Inmediatamente le prestaron otro atuendo, también rojo, y se cambió en la Puerta del Sol. La divertida anécdota, contó la ya exdiputada, no la iba a olvidar nunca: «No pasa nada, cosas como estas se pueden solucionar», explicó entre risas. Risa que ha desaparecido de golpe de la cara de quien era considerada la cuota «Ayuso» en el núcleo duro de Feijóo y uno de los valores en alza más potentes del partido. Un núcleo del que ha salido irrevocablemente hace unos días, tras destaparse que había mentido en el currículum entregado en el Congreso: no tenía un doble grado en Derecho y Ciencias Jurídicas. Solo había comenzado esas carreras. Pero las abandonó. También se había atribuido en su perfil en la universidad privada guatemalteca Francisco Marroquín, donde había dado algunas charlas, el grado de Filología Inglesa en la UNED, que tampoco había culminado.
Alberto Núñez Feijóo, que la había encaramado a la dirección nacional, lideró en primera persona la crisis reputacional. Aunque Génova se planteó aguantar el chaparrón, llegado el martes, en el último pleno del curso que le supuso un varapalo parlamentario al Gobierno, las cosas cambiaron. Al hemiciclo llegó Noelia muy afectada tras ver cómo Óscar Puente había iniciado una frenética campaña en las redes para destapar el tuneo de su expediente académico. Allí estuvo hasta la noche y, según ha contado, para evitar opacar la derrota socialista, esperó a salir de la Carrera de San Jerónimo para dar explicaciones en las redes, después de las once, de la «equivocación, pero sin ánimo de engañar», que había cometido. Aunque en las primeras reuniones de la mañana del miércoles había muchas voces en la dirección popular que querían aguantar y mantener a la diputada y concejala en Fuenlabrada, finalmente el líder gallego no quiso sumar otro lastre más al del escándalo de Montoro, que había supuesto un balón de oxígeno a la corrupción que cerca a Pedro Sánchez. Antes, habló con Díaz Ayuso, de viaje oficial en Zaragoza, madrina política de la dimitida. Ambos llegaron a la conclusión que era obligado su cese exprés en todos los puestos, institucionales y orgánicos –y colocar así a Sánchez ante el espejo–, aunque desde el PP de Madrid se intentó al principio capear el temporal.
En 2021, Noelia Núñez concurrió como número 50 precisamente en la lista de Ayuso, aunque su objetivo era ganar las municipales en su pueblo dos años después. No lo consiguió, ya que Javier Ayala, del PSOE, volvió a obtener mayoría absoluta, pero la política treintañera logró una importante subida en voto popular a costa de Ciudadanos. Y su proyección seguía creciendo: asumió la portavocía adjunta en la Asamblea de Madrid y adquirió un perfil que la hizo trascender la política autonómica: eso sí, nunca dejó de ejercer de fuenlabreña desde que a los 14 años ya despuntaba en clase cuando quería verbalizar sus argumentos políticos. Porque si algo ha tenido claro Núñez es defender sin ambages la ideología conservadora y mantener como referentes a Thatcher, Esperanza Aguirre e Isabel Díaz Ayuso. De ellas ha dicho que, aunque son diferentes entre sí, las han atacado por sus posiciones y siempre se han mantenido firmes. Entre la que fuera presidenta y la actual mandataria de la Comunidad ve similitudes en la manera «de defender aquello en lo que creen, sin pedir permiso ni perdón a nadie y menos a la izquierda totalitaria».
Con solo 18 años se afilió al PP y con 22 desembarcó como concejala en el Ayuntamiento de Fuenlabrada, donde ha sido el azote del grupo socialista, partido que gobierna ese municipio desde el posfranquismo: es de hecho uno de los últimos bastiones de la izquierda en el cada vez más menguado cinturón rojo de Madrid. Todavía se recuerda cuando pidió, en un Pleno municipal, que levantara la mano todo aquel que no tuviera un familiar empleado en el Consistorio. Lo hicieron todos los ediles –incluso los de Podemos– menos los 16 del PSOE. Así quiso demostrar el nivel de enchufismo que mantenía el equipo socialista, en un municipio de 200.000 habitantes donde 16.000 personas están paradas. Ayala, alcalde del municipio y hombre muy cercano a Óscar López, tenía en Núñez una adversaria implacable y ambos han mantenido acaloradas discusiones públicas. Tras no conseguir el bastón de mando en Fuenlabrada, en julio de 2023 Núñez ocupó el número 15 de la lista por Madrid y se convirtió en diputada nacional. Según las encuestas, la joven parlamentaria no estaba, antes de esta controversia, ya muy lejos de ganar en ese Ayuntamiento, que parece acercarse a un cambio de color político en 2027. Ayala celebrará su salida.
Ha sido el primer y último traspié de la vicesecretaria de Movilización y Reto Digital, un alevín del equipo de Génova, donde se la consideraba un nexo de comunicación con los más jóvenes, donde no será fácil sustituirla: sus vídeos en redes sociales y la frescura y contundencia con la que se dirigía al Gobierno desde su escaño era apreciado como un activo que podía aportar mucho al partido. En las Cortes sorprendió durante esta legislatura su lengua afilada y sus demoledoras intervenciones contra la corrupción en el Gobierno y en Ferraz, especialmente en las derivaciones que ha tenido el caso Koldo con la prostitución. «No conozco a nadie en el PP que consuma prostitución; todos conocen el PSOE de las luces de neón», señaló Noelia en una entrevista. Con su creciente peso en el primer anillo de poder en Génova, la que era conocida como 'la Ayuso de Fuenla' por su falta de complejos a la hora de comunicarse públicamente, el PP afrontaba un proceso de rejuvenecimiento y feminización del equipo que previsiblemente acompañará al líder gallego hasta Moncloa. Núñez es de las pocas que no hacía ascos a los pactos con Vox si eran necesarios y no compartía los cordones sanitarios con el partido de Abascal que reclama la izquierda.
Cuenta que tiene 14 tatuajes, y el más importante es el que lleva el nombre de su abuela, fallecida hace unos años. Le gusta mucho la música de The Killers, el grupo al que Pedro Sánchez fue a ver tocar con Begoña Gómez y otros amigos en el Falcon, fuera de la agenda oficial. «Creo que es lo mejor para la política, para el PP y para mi propia familia», escribió en su carta de despedida. «A ellos les pido perdón por años de ausencias y lamento el dolor que están padeciendo en las últimas horas». Aunque en el PP de Madrid todavía no la dan por muerta, el «estilo Ayuso» ya no tiene su réplica en el Congreso. Eso sí, en la línea de otros políticos caídos, la televisión ha encontrado una nueva tertuliana.