La escisión radical de Bildu resucita el lema que dirigió la 'kale borroka' más violenta

Cuando el movimiento pacifista Gesto por la Paz comenzó a movilizarse por la liberación de los secuestrados por ETA en la primera mitad de los 90 bajo el lema 'Julio Askatu' (en relación a Julio Iglesias Zamora) o 'José Mari Askatu' (en relación de José María Aldaia), la izquierda abertzale optó por contramanifestar las concentraciones pacifistas para «recuperar la calle», sus feudos. E inventaron el lema 'Euskal Herria Askatu' (Euskal Herria libre). Fue el pistoletazo inicial a una campaña que dio un paso más y, además de recuperar la calle, comenzó la presión y los mal llamados «atentados de baja intensidad» contra concejales, jueces y periodistas, la llamada 'kale borroka' (lucha callejera).

Después de más de un decenio en el que ese lema desapareció con el abandono de las armas por parte de ETA, en las últimas fiestas patronales de este 2025 se está comenzando a ver otra vez pancartas con ese mismo lema que lideró la 'kale borroka'. Se vio en los Sanfermines de Pamplona, pero también este lunes se pudo ver ese mismo lema en la pancarta más grande que se exhibió en el comienzo de las fiestas de Vitoria.

La recuperación de este lema que tan dramáticos recuerdos trae, coincide, además con un resurgimiento de la violencia por parte de grupos de jóvenes de la escisión radical de Bildu, el GKS (Gazte Koordinadora Sozialista, Coordinadora Socialista Juvenil), que pertenece al movimiento Jarki que firma las pancartas del 'Euskal Herria Askatu'. Se trata de un grupo que echa en cara a Bildu haberse doblegado a la legalidad con tal de alcanzar las instituciones.

Ocurrió en las fiestas de Beasain a comienzos de junio, cuando desde megafonía del recinto ferial abertzale se identificó y expulsó a un ertzaina que tomaba algo con sus amigos. En Hernani, en la noche de San Juan, un grupo de jóvenes causaron serios incidentes cuando un joven al que pretendían agredir se escondió en el edificio consistorial. El 13 de julio se repitieron los incidentes en Ordicia cuando jóvenes atacaron a la Ertzaintza provocando cuatro agentes heridos, uno hospitalizado.

Seis días más tarde, decenas de radicales asaltaron la comisaría de la policía local de Azpeitia después de que un joven fuera denunciado por realizar pintadas contra las fuerzas de seguridad.

Y en Vitoria se registraron serios disturbios después de que la policía autonómica vasca tratara de desmantelar una acampada organizada en pleno centro de la capital vasca en protesta porque a los radicales del GKS no les dejaban instalar una barraca política en el espacio controlado por Bildu.

Desde Bildu saben que no pueden enfrentarse directamente con su escisión, puesto que esto provocaría una fuga de votos importantes y la formación que lidera Arnaldo Otegi sabe que en el voto de esos jóvenes se encuentra el sorpaso que pretende asestar al PNV. Por eso, en vez de criticar la violencia de su escisión, mandos de Bildu atacan a la Ertzaintza por tratar de repeler la violencia. Así lo hizo la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta, que criticó la presencia «excesiva» de la policía en su localidad.

Pero el movimiento Jarki, y más concretamente su rama juvenil, GKS, aprovecha cualquier oportunidad para tratar de marcar su presencia en las calles más abertzales de las ciudades. Y las fiestas patronales como los Sanfermines o las fiestas de La Blanca de Vitoria son el mejor altavoz para marcar territorio.