El Rey junto al fiscal general del Estado procesado, el miércoles en la Zarzuela
El presidente reincide
Sánchez vuelve a meter al Rey Felipe en la pugna política
El presidente utiliza a Felipe VI para dar apariencia de normalidad a la permanencia en el cargo de un fiscal general del Estado procesado
La decisión de Alberto Núñez Feijóo de no acudir a la apertura del año judicial en protesta por la presencia del primer fiscal general del Estado procesado sirvió ayer al Gobierno para intentar cambiar el foco y quitárselo de encima a Álvaro García Ortiz. El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes acusó al líder de la oposición de hacer «una grave desconsideración al Rey», y la ministra de Inclusión añadió: «Está haciendo un plantón a la sociedad española, a los jueces y a las instituciones. Demuestra poca talla política y poca visión de Estado». Ante lo que Feijóo se apresuró a aclarar que es precisamente por «lealtad y respeto» al jefe del Estado y al Poder Judicial por lo que no estará este viernes.
En medio, nuevamente, Felipe VI. El miércoles, el monarca tuvo que recibir a García Ortiz en la Zarzuela aun cuando va camino del banquillo de los acusados, y este viernes deberá coincidir con él en la sede del Tribunal Supremo, el mismo donde será juzgado. Así las cosas, Pedro Sánchez ha vuelto a meter al Rey en la pugna política, al utilizarlo para dar apariencia de normalidad a la permanencia en el cargo del fiscal general, a quien este jueves el propio Sánchez citó en la Moncloa para que le entregara la Memoria Anual de la Fiscalía.
Pedro Sánchez y Álvaro García Ortiz, este jueves en la Moncloa
No es la primera vez que el presidente cae en la tentación de convertir a Don Felipe en un arma arrojadiza contra la oposición. De hecho, la actual legislatura empezó así, con Sánchez obligando al Rey a elegir entre el ganador de las elecciones y él como candidato a la investidura.
Los días 21 y 22 de agosto de 2023, el monarca convocó la preceptiva ronda de consultas con los líderes políticos tras las elecciones de un mes antes. Feijóo había mostrado su disposición a ir a la investidura en primer lugar, puesto que era el ganador de esos comicios. Por el contrario, los socialistas habían anunciado que Sánchez no iba a darse «codazos» con Feijóo por ser el primero, dando a entender que dejaría el camino expedito al vencedor.
Sin embargo, cuando Sánchez entró al despacho del Rey le comunicó su voluntad de ser el designado, a pesar de haber quedado segundo en las elecciones. «Hay una evidencia: solamente hay una mayoría parlamentaria posible, no hay otra alternativa que reeditar un Gobierno de progreso», proclamó el entonces presidente en funciones.
Aquello puso a Felipe VI en la tesitura de tener que decantarse por uno de los dos candidatos -el ganador o el que tenía más opciones de sumar 176- y descartar al otro. Lo que finalmente hizo fue elegir a Feijóo, precisamente porque había ganado y porque durante la ronda de consultas no pudo constatar, «a día de hoy» -puntualizó la Casa del Rey- que Sánchez tuviera la mayoría de investidura que decía tener. Los socios del PSOE acusaron al monarca de trato de favor a Feijóo.
En su mensaje de Navidad de ese año, y cuando los socialistas y los independentistas estaban negociando la ley de amnistía, Felipe VI hizo una defensa encendida de la Constitución, fuera de la cual «no hay democracia ni convivencia posibles», según señaló. El PSOE retorció sus palabras y las interpretó como un aval a sus políticas sociales, porque también habló de la preocupación de los españoles por «el empleo, la sanidad, la calidad de la educación y el precio de los servicios básicos».
En su mensaje de 2024, marcado por la DANA y sus consecuencias, los socialistas interpretaron que Felipe VI se dirigía a la oposición cuando hizo un llamamiento contra «la contienda política legítima, pero en ocasiones atronadora». Aunque ahí no se pusieron de acuerdo con sus socios de Gobierno, Sumar, que calificaron el discurso de «decepcionante y derechizado».
Como contó El Debate el pasado sábado, a propósito del viaje que hicieron los Reyes por las zonas de los principales incendios, las desconsideraciones del presidente hacia el jefe del Estado son una constante, y más después de que ambos discutieran a voces tras lo ocurrido en Paiporta el pasado 3 de noviembre.
En estos siete años en la Moncloa, Sánchez ha reducido a un tercio los despachos con Don Felipe, que han dejado de ser semanales (hasta mayo de 2025 fueron 124, cuando deberían haber sido 322). Además, el líder del Ejecutivo acapara la agenda internacional y sustituye al monarca en foros internacionales siempre que puede.