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El exasesor Koldo García llegando al Supremo con su abogadaEFE

Por cuarta vez

Ábalos y Koldo evitan declarar contra el PSOE y siembran más dudas sobre un pacto de silencio

  • El exabogado del exministro revela que se ha estado reuniendo con otros letrados a sus espaldas

  • Los socialistas defienden la presunción de inocencia de Ábalos después de que el juez cuestionase que siga como diputado

El PSOE salvó este jueves la segunda bola de partido en 24 horas después de que Koldo García también se negara a declarar ante el juez del Tribunal Supremo, exactamente igual que José Luis Ábalos un día antes. Nada dijeron que pudiera comprometer al PSOE, porque directamente no dijeron nada. Siguen sin querer colaborar ni pactar con la Fiscalía.

El magistrado instructor quería haber preguntado a ambos, entre otras cuestiones, por el dinero en metálico que el exsecretario de Organización del PSOE recibió de su entonces partido entre julio de 2017 y octubre de 2019, puesto que hay descuadres en las cantidades declaradas por Ferraz.

El juez y los investigadores de la UCO continúan uniendo la línea de puntos hasta dar con el origen y el destino del dinero y averiguar así si solo ellos disfrutaban de una caja B o en Ferraz también había una. Por más que Pedro Sánchez y sus ministros insistan en que no ha habido financiación irregular porque las cuentas de la formación están auditadas por el Tribunal de Cuentas y por dos auditoras privadas. No obstante, ya aclaró su presidenta la semana pasada en el Senado que el órgano de control trabaja con la información que le suministran los partidos.

Pero tampoco en esta ocasión ninguno de los dos ocupantes del Peugeot 407 con el que Pedro Sánchez recorrió España en 2017 apuntó hacia al PSOE, como no lo hicieron en las tres ocasiones anteriores en las que fueron citados. A ello se une la airada reacción de los socialistas contra el juez Puente por cuestionar que Ábalos mantenga su escaño; con el vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, recomendándole que se presente a unas elecciones si quiere cambiar las leyes.

Ambos factores han acrecentado las dudas en torno a una connivencia no solo entre Ábalos y García, que esa ha sido más o menos reconocida por sus protagonistas, sino también con el PSOE. Hay una frase enigmática que el ya exabogado del exministro, José Aníbal Álvarez, pronunció en La Sexta a principios de semana, cuando su cliente le comunicó que prescindía de sus servicios. «Que se la prepare solo -la defensa- o con los abogados con los que ha estado reuniéndose a mis espaldas», señaló.

El letrado se refería a la abogada de Koldo, Leticia de la Hoz, con quien Ábalos ha venido manteniendo cierta interlocución. Hace poco le consultó si también ella creía que debía renunciar a su escaño para que el caso recayera en la Audiencia Nacional. Pero el ya exabogado del todavía diputado no aludía solo a De la Hoz, sino a otros letrados que no quiso especificar, ni si tienen relación con el PSOE.

El partido de Sánchez siempre ha mantenido que soltó toda amarra con Ábalos a finales de febrero de 2024, cuando los socialistas le pidieron que renunciara a su acta de diputado y se negó, pasándose al grupo mixto. Luego resultó que parecía que había sido expulsado del PSOE pero no: Ferraz le abrió un expediente que mantuvo congelado más de 15 meses, hasta que estalló el informe Cerdán. Solo entonces, Ábalos fue expulsado definitivamente.

A ello se une la dureza con la que destacados dirigentes socialistas han cargado desde el miércoles contra el instructor del Supremo por hacer constar su «estupor» con que el exministro conserve su escaño. Sacando así la cara por su excompañero de filas y su presunción de inocencia. «Todo el mundo que respeta la separación de poderes sabe que los jueces aplican las leyes, no necesitamos que opinen sobre ellas», señaló el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López. «Este señor está siendo investigado, es verdad, pero le asiste la presunción de inocencia», recordó el ministro Óscar Puente. «Cada poder debe intervenir en su ámbito», zanjó la vicepresidenta María Jesús Montero.