Asaja, en la manifestación en defensa del campo, en Madrid

Asaja en la manifestación por la defensa del campo en Madrid | Europa Press

Asaja, en la manifestación en defensa del campo, en MadridEuropa Press

Andalucía

Sequía, costes desorbitados y la nueva PAC: el sudoku de la supervivencia del campo andaluz

Las obligaciones de la nueva PAC supondrán una importante reducción de la superficie de siembra en la campaña 2023-2024

La campaña de siembra de herbáceos de invierno viene marcada por la sequía, los elevados costes de los fertilizantes, la escasez de semillas y las dificultades económicas de los agricultores para afrontar todos estos costes, agravada por la nueva PAC. Todo un sudoku que pone en riesgo la supervivencia del campo andaluz.
Sin embargo, a pesar de todas estas circunstancias, la siembra, favorecida por las lluvias de las últimas semanas, avanza a buen ritmo. De hecho, ya se ha sembrado el 90 % de la superficie de trigo duro, así como el 50 % de la de trigo blando, y los cultivos de triticale y cebada ya están prácticamente finalizados, según Asaja.
La obligación de dejar, como mínimo, un 4 % de la superficie en barbecho para todos aquellos agricultores con explotaciones agrícolas de más de diez hectáreas, impuesta en la nueva PAC, va a suponer una importante reducción de la superficie de siembra en la campaña 2023-2024.
La nueva PAC también fuerza a los agricultores a sembrar un cultivo distinto al de la campaña anterior en, al menos, el 25 % de la superficie para percibir la ayuda del ecorrégimen de rotación, que ya obliga per se a a cultivar leguminosas en, al menos, el 5 % de la superficie, lo que asegura una superficie mínima de estas fijadoras de nitrógeno.
En la presente campaña ya está prácticamente finalizada la siembra de habas, mientras que de guisantes sólo se ha sembrado un 10 % de la superficie prevista. Las últimas lluvias han frenado el ritmo de siembra, por lo que las superficies aún pendientes deberán esperar a que los suelos alcancen las condiciones óptimas.

Sequía persistente

En la mayoría de las tierras, las siembras han sido superficiales, en busca de la humedad de las capas más altas del suelo, puesto que ni las lluvias de octubre ni estos chubascos poco abundantes de los primeros días de diciembre garantizan el agua en las capas más profundas.
La escasez de agua y las previsiones inciertas impulsan al agricultor a decantarse por cultivos con menos necesidades hídricas, lo que tendrá una gran influencia en las siembras de primavera. En estos momentos, la cuenca del Guadalquivir, la mayor de Andalucía, está por debajo del 20 % de su capacidad, y el agua para riegos de la futura campaña no está ni mucho menos asegurada.

Costes desorbitados

El desmesurado incremento de los costes es uno de los hechos más reseñables de la presente campaña de siembras. La sequía de la pasada campaña ha tenido su reflejo en el incremento del precio de las semillas. La tonelada de simiente de trigo duro se ha situado en 635 euros, mientras que la de trigo blando oscilaba entre los 535 y los 610 euros, y la de cebadas alcanzaba los 500 euros.
No ha sido éste el único incremento de costes desorbitados al que han tenido que hacer frente los agricultores. Los precios del gasóleo y los fertilizantes han vuelto a subir. La invasión de Ucrania y las medidas económicas y comerciales contra Rusia han reducido la oferta de gas natural, materia prima básica de la fabricación de fertilizantes, y ha repercutido en el coste del abonado de fondo.
Estos costes desaniman a los agricultores, que no ven recompensada su inversión en los precios de venta de sus cereales, por lo que algunos buscan alternativas al abonado tradicional, mientras que otros simplemente renuncian a esta práctica agronómica, debido a la imposibilidad de costearla.
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