Jean Baptiste junto a su mujer
Granada
El senegalés que pasó de fregar platos a dirigir su restaurante: «En España es difícil ser empresario»
Tras más de 15 años trabajando en el establecimiento, el anterior propietario le ofreció quedarse con él cuando se iba a jubilar
Hay personas que se convierten en un ejemplo de superación y resiliencia por su forma de superar las grandes adversidades de la vida. Este es el caso de Jean Baptiste, un joven senegalés que llegó a España en el año 2008 y que pasó de fregar platos a convertirse en el propietario de El Caldero, un exitoso restaurante de Granada que desde hace un año cuenta con un 'Solete' de la Guía Repsol.
A pesar de ser para muchos una historia de éxito, Baptiste ha contado a El Debate que no lo ha tenido nada fácil. «Llegué con 25 años a Barcelona, gracias a una beca que me dio la Organización Mundial del Turismo para hacer un curso de turismo y cooperación internacional al desarrollo y, cuando lo terminé, me mudé a Almería capital. Allí trabajé en invernaderos y en otros oficios y fue donde conocí a mi madrina María José, que vivía en Granada y me animó a mudarme a esta ciudad, ya que ella me podía ayudar porque tenía contactos».
Esto es algo que no me esperaba, pero creo que estaba escritoPropietario de El Caldero
Cuando llegó a Granada, a la que considera «mi ciudad por excelencia», empezó colaborando con la Fundación Calor y Café, que fue la que le proporcionó un piso de acogida y, a partir de ahí, pudo homologar su título de bachiller y continuar sus estudios realizando un curso de FP para agencia de viajes. Sin embargo, un día conoció al cocinero del restaurante del que actualmente es propietario, y la vida le cambió de un día para otro.
El Caldero
Este joven senegalés comenzó a trabajar en El Caldero pasando por todos los puestos, «desde fregatín hasta ayudante de cocina y cocinero». Tras más de 15 años en el establecimiento, «trabajando, sacrificando y ganándome la confianza de mis jefes», el dueño le ofreció quedarse con el restaurante cuando se iba a jubilar. Baptiste se lo dijo a su mujer Eva, a la que conoció trabajando en este local, y ambos aceptaron y decidieron hacerlo suyo como proyecto común.
Mantener la base y añadir cosas nuevas
Como ambos conocían cómo funcionaba el negocio y los platos que funcionaban, «hemos mantenido la base y le hemos dado nuestro toque personal, renovando y añadiendo cosas nuevas». La carta de su restaurante es muy amplia y diversa, destacando como especialidad el cordero a la miel con couscous.
Jean-Baptiste ha expresado que «ni en mis mejores sueños, cuando llegué aquí en 2008 para buscarme la vida, pensaba que iba a llegar hasta aquí y ser el dueño de mi propio restaurante. Han sido muchos años de trabajo duro y sacrificio que han dado sus frutos. Eso sí, esto es algo que no me esperaba, pero creo que estaba escrito».
Por último, este senegalés anima a la gente y, sobre todo, a los más jóvenes a que tomen este tipo de iniciativas. «En España es difícil ser empresario, pero que no duden en intentarlo. Hay que atreverse, ya que es una experiencia muy bonita y sacrificada. Ser tu propio jefe no tiene precio, aunque tengas que trabajar más horas que alguien».