El homenaje a los dos escritores en la Dehesa de la Villa
Cádiz
Los poetas gaditanos Caballero Bonald y Fernando Quiñones vuelven a ser vecinos en Madrid
La capital recuerda con sendas placas el edificio de la Dehesa de la Villa en el que los dos escritores vivieron
Las de José Manuel Caballero-Bonald y Fernando Quiñones son, en buena medida, vidas paralelas. Ambos nacidos en torno al año 30 en la provincia de Cádiz, crecidos junto al mar, poetas y narradores, amigos desde jóvenes, admirados por sus correligionarios de la Generación del 50 y residentes durante décadas en Madrid. Tan 'paralela' es su vida que incluso llegaron a compartir edificio, el número 5 de la calle María Auxiliadora, en la tranquila zona de la Dehesa de la Villa.
Ahora, el jerezano Caballero-Bonald y el chiclanero Quiñones, ambos ya fallecidos, vuelven a ser vecinos de la comunidad que compartieron desde los años 60. Los propios residentes del edificio solicitaron en 2022 al Ayuntamiento que se colocaran sendas placas para recordar a sus vecinos ilustres. El acto, encuadrado en el Plan de Memoria de Madrid, ha tenido lugar finalmente el 8 de octubre, con la presencia de familiares de ambos escritores, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y otras personalidades de la cultura.
Caballero-Bonald llegó a Madrid en los años 50 y ya entonces «me agradaba mucho pasear por ese enorme pinar entonces medio olvidado [la Dehesa de la Villa], un auténtico bosque en estado natural, con sus secretos y sus recuerdos de la guerra civil todavía muy vivos», relataba en una entrevista de 2012 con el blog de la Asociación Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa.
De huésped a vecino
Para cuando regresó de una estancia en Colombia, en el año 63, volvió a toparse con la Dehesa y su futuro edificio: «En 1963, estuve en casa de Fernando Quiñones, que vivía justo al lado de la Dehesa, en un edificio de nueva planta. Nos gustó tanto a mi mujer y a mí la situación y el carácter de ese piso que enseguida adquirimos el último que quedaba sin vender en esa casa. Cada vez estoy más satisfecho de esa elección», relataba.
Allí el autor de «Dos días de septiembre» y el de «Cinco historias del vino» estrecharon su amistad y la ampliaron a otros poetas como Francisco Brines, que también vivió en María Auxiliadora, 5. Luis García Montero se mostró conmovido en el homenaje a ambos poetas: «Al entrar me ha emocionado porque la primera vez que vine a esta casa era en el año 1985, cuando los jóvenes queríamos hacer un homenaje a la generación del 50».
El hijo de Quiñones, Mauro, leyó poemas de su padre, al igual que hizo una de las hijas de Caballero Bonald, Julia Caballero Ramis: «Las dos casas fueron muy vividas y sería una pena que se hubiesen quedado sin estas placas porque esto una cuestión de memoria y de historia», señaló.