Un cartel de protesta en una vivienda del centro de Jerez

REMITIDA / HANDOUT por AAVV CASCO HISTÓRICO DE JEREZ
Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma
20/10/2025

Un cartel de protesta en una vivienda del centro de JerezAAVV CASCO HISTÓRICO DE JEREZ

Cádiz

El difícil «equilibrio entre ocio y descanso» tensa el futuro del centro de Jerez

Los vecinos claman contra el «descontrol hostelero» y el Ayuntamiento defiende que está «revitalizando» una zona durante años «abandonada e insegura»

El debate sobre el futuro del centro de Jerez se ha reavivado estas semanas tras las protestas vecinales contra el «descontrol hostelero» y en favor de su «derecho al descanso». Los vecinos de este entorno se desmarcan de la política del Ayuntamiento, que preconiza un casco histórico «vivo», atractivo para los visitantes y locales y fuente de riqueza para la ciudad. Sin menoscabo, añaden, de los vecinos.

En el fondo, no es un debate distinto al que han experimentado todas las grandes ciudades de España y Europa: por un lado, la necesidad de preservar sus centros para los residentes, 'blindándolos' frente a la multiplicación de la oferta de ocio —bares, apartamentos turísticos, franquicias...—; por el otro, aprovechar el tirón turístico, cultural y de ocio de estas zonas para revitalizarlas y convertirlas en eje de la oferta urbana.

Los vecinos del centro jerezano no quieren oír hablar de más expansión turística y de ocio. Han colgado carteles de protesta en sus balcones y anuncian movilizaciones para frenar esta tendencia. Para la Asociación de Vecinos Centro Histórico de Jerez, la situación del barrio, «lejos de mejorar, se sigue agravando año tras año». El ruido es cada vez mayor, vulnerando el «derecho al descanso» de los residentes.

Ruido e incumplimiento de horarios

Esta plataforma considera que el Ayuntamiento exhibe «tolerancia institucional hacia los abusos del sector hostelero y el sector turístico», un modelo que «compromete seriamente la calidad de vida, el descanso y los derechos de quienes residimos en el corazón de la ciudad». Dibujan un escenario preocupante con «salas de fiestas en pleno centro histórico, conciertos que no respetan ni los horarios ni los niveles de afección acústica, botellonas hasta altas horas de la madrugada, locales sin licencias, incumplimiento nocturno de horarios y ocupación abusiva de terrazas y veladores».

La «puntilla», dicen, la dan las Zambombas, que se inician el 22 de noviembre y duran «40 días», con el casco antiguo como epicentro y este año, además, la licencia para sacar las barras a la calle. «Es un llamamiento al descontrol, a los excesos y a la muerte y pérdida de identidad de una de nuestras fiestas más señeras. Y es un cóctel perfecto para consolidar nuestro centro histórico como un botellódromo».

El Ayuntamiento de Jerez no lo ve del mismo modo. Asegura que lleva dos años trabajando por revitalizar una zona que «durante muchos años estuvo abandonada e insegura». Lo hace, mantiene, «buscando un equilibrio entre ocio y descanso» y vetando la apertura de negocios «que generen ruido en la zona». A la vez, afirma el Gobierno local, se ha aprobado una moratoria de tres años para evitar nuevas viviendas turísticas, que solo se permiten ya en las plantas bajas, a fin de alejar el fantasma de un centro histórico «colapsado turísticamente».

Por último, en cuanto a las Zambombas, el Ayuntamiento recuerda que está ejecutando un plan «más descentralizado», llevando las actividades vinculadas a esta fiesta «a otros puntos de la ciudad y con una clara intención de reforzar la limpieza y seguridad».

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas