Catedral Manacor

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Baleares

Los pueblos «menos atractivos» de Baleares, según la Inteligencia Artificial

La inteligencia artificial se atreve también a opinar sobre la belleza y lo estético

El Debate ha consultado a distintas herramientas de Inteligencia Artificial (IA) para conocer qué localidades de las Islas Baleares son consideradas —según sus criterios algorítmicos— como los pueblos menos atractivos del archipiélago. El resultado, aunque curioso y polémico, pone de relieve cómo la tecnología también se atreve a opinar sobre la estética y el patrimonio de nuestras ciudades y pueblos.

Según la IA, el municipio que encabeza la lista es Manacor, en la isla de Mallorca. Los motivos que ofrecen los modelos consultados apuntan a su crecimiento urbanístico acelerado, la falta de cohesión arquitectónica y la pérdida de parte del encanto tradicional que caracteriza a otras localidades mallorquinas. La herramienta destaca que, aunque cuenta con zonas históricas y un importante peso económico, el núcleo urbano ha sufrido el impacto del desarrollo turístico y la expansión comercial.

Cala Varques, una de las calas más reconocidas de Manacor

Cala Varques, una de las calas más reconocidas de Manacor

Otras localidades que aparecen en el listado son Inca, por su carácter más industrial que turístico, y Sant Antoni de Portmany, en Ibiza, donde la IA señala el efecto del turismo masivo y la transformación del paisaje urbano. En todos los casos, el algoritmo basa sus juicios en factores como la planificación urbana, el mantenimiento del patrimonio, la densidad poblacional y la armonía visual de los espacios.

Sin embargo, estos resultados deben interpretarse con cautela. La belleza de un lugar no puede reducirse a un análisis de datos ni a fotografías de satélite o descripciones digitales. La percepción estética es subjetiva y depende de elementos culturales, emocionales y personales que escapan a la lógica de una máquina.

Además, muchos de los municipios señalados como «feos» por la IA esconden una gran riqueza histórica, cultural y social. Manacor, por ejemplo, es cuna de tradiciones artesanas, de la industria perlera y de figuras tan reconocidas como Rafael Nadal. Sant Antoni, por su parte, conserva su encanto marinero y espectaculares puestas de sol.

El ejercicio, más allá de su anécdota, sirve para reflexionar sobre cómo la tecnología influye en nuestra percepción del territorio y sobre la necesidad de equilibrar modernidad, conservación y autenticidad en los destinos turísticos. Porque, al final, ni los algoritmos ni las modas digitales pueden sustituir la mirada humana que descubre la verdadera belleza de las Baleares.

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