Fiesta de la luz en la catedral de Palma

Fiesta de la luz en la catedral de PalmaEUROPA PRESS

Fiesta de la Luz en Palma: el fenómeno único que transforma la Catedral sólo dos días al año

El sol atraviesa el rosetón de la Seu proyectando el famoso ‘ocho’ cada 11 de noviembre y 2 de febrero

Cada once de noviembre, los mallorquines madrugan para ver cómo el sol juega a ser arquitecto. A las ocho y media, si el cielo lo permite, la catedral de Palma se convierte en un reloj solar del tamaño de un campo de fútbol. Un rayo atraviesa el gran rosetón de levante, rebota en los vitrales, cruza la nave y, con precisión matemática, besa el rosetón de poniente. Dos círculos perfectos se alinean, uno de vidrio y otro de luz, formando un ocho suspendido en el aire.

El fenómeno, bautizado como la Festa de la Llum (Fiesta de la Luz), sólo ocurre dos veces al año: el 11 de noviembre y el 2 del febrero. No hay drones ni hologramas. Sólo la paciencia de la Tierra girando sobre su eje y La Seu, la única catedral gótica del mundo asomada al Mediterráneo, que devuelve así el saludo del sol desde hace siete siglos.

A las 7.30 horas ya hay cola. Cuando el sol asoma, el silencio se hace denso. El interior se tiñe de un rojo líquido, de azules que parecen agua. Durante unos segundos, la luz se pliega sobre sí misma y dibuja un ocho perfecto en la piedra.

Lo curioso es que este «milagro» nació por accidente. Dos matemáticos —Daniel Ruiz y Josep Lluís Pol— se pasaron meses encerrados en la Seu, como es denominada la catedral por los mallorquines, intentando descifrar si aquello lo había planeado alguien. Descubrieron que no, que la orientación del templo se debía a la antigua mezquita sobre la que fue construida.

Los expertos coinciden en que la orientación del templo —unos 120º sureste— responde más a la herencia musulmana del terreno que a una búsqueda astronómica. La catedral se construyó sobre una antigua mezquita, y las capillas de la Trinidad y Real marcaron la dirección de todo el conjunto. Ni mística ni divina, pura casualidad.

Pero el azar, cuando se alía con la piedra y el sol, tiene algo de destino. «Un juego luminoso que marca el paso del tiempo», explica Salvador Sánchez, de la Fundación de Astronomía y Astronáutica de Mallorca. «El once de noviembre nos acerca al solsticio de invierno, y el dos de febrero, al equinoccio de primavera. Un camino hacia la oscuridad y otro hacia la luz».

Quizá por eso cada año vuelve tanta gente. No por religión ni por superstición, sino por esa mezcla rara de precisión y belleza. La catedral, que ya de por sí parece una escultura gigantesca, se transforma durante unos minutos en un espejo que refleja el movimiento del mundo.

guía para no perdértelo

La Seu abrirá sus puertas a las 07.30 horas. La entrada se realizará por el Portal de la Almoina.
Desde las 8 horas podrá seguirse este acontecimiento desde el canal de Youtube de la Catedral: @CatedralMallorca.
El aforo es limitado.
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