Belén de la Sangre

Belén de la SangreConsell Mallorca

Palma

El belén más antiguo de Europa vuelve a abrir sus puertas: la joya de Mallorca que llegó en barco en 1536

Tras una década oculto entre sábanas, el Belén de la Sangre podrá visitarse de nuevo con parte de sus figuras restauradas en la iglesia de la Anunciación

Una década desmontado, envuelto y guardado en el coro de la iglesia que le da nombre. El Belén de la Sangre, el nacimiento napolitano más antiguo de España, vuelve por fin a exhibirse. Lo hace como pieza estrella del programa navideño del Consell de Mallorca y como pequeño triunfo de una restauración que ha ido desentrañando, capa a capa, parte de la historia de la isla.

El 10 de diciembre a las 19.00 horas se presentará la primera fase de los trabajos. No está todo listo, pero lo suficiente como para reencontrarse con la cueva restaurada y con la Sagrada Familia —la Virgen, San José y el Niño— acompañada por seis ángeles. Son la avanzadilla de un conjunto de 36 esculturas y elementos murales, algunos fechados en torno a 1480, que convierten al belén en una rareza europea.

La pieza arrastra una historia larga y otra reciente, menos amable. Desde 2015 estuvo olvidado, envuelto en sábanas -del hospital de al lado- y sin ninguna atención patrimonial, desatendido por el anterior gobierno insular de izquierdas. El belén quedó sin exposición, sin cuidados y sin un plan claro para su conservación.

Imagen de la restauración de una de las piezas

Imagen de la restauración de una de las piezas

La situación cambió por la presión social. Asociaciones patrimonialistas como ARCA, vecinos, especialistas y el propio párroco de la iglesia insistieron durante años en su recuperación. Esa insistencia, sumada al cambio político y al empuje del actual Consell insular permitió activar una restauración que todavía tiene camino por delante.

El regreso del belén tiene también un peso sentimental que se remonta siglos atrás. Cuenta la leyenda que las figuras más antiguas llegaron a Mallorca en 1536, entregadas por un marinero agradecido tras sobrevivir a una tormenta. El capitán, en pago, cedió lo más valioso que llevaba a bordo: el belén. Acabó instalado en el desaparecido convento de Jesús Extramuros, donde hoy se levanta el Hospital Psiquiátrico. La desamortización de 1836 obligó a moverlo a la iglesia de la Sangre, junto a la sepultura del padre Bartolomé Catany.

Desde entonces, el belén se montó cada Navidad como un gesto casi automático de la tradición. Durante siglos, el belén fue adorado con devoción. Los feligreses lo adornaban con limones, naranjas y rosquillas de pan; le hablaban, le pedían, le dejaban ofrendas. Ese vínculo lo mantuvo vivo y también lo desgastó.

El más antiguo en uso devocional

El uso continuo dejó cicatrices: ceras pegadas, limpiezas muy agresivas, repintes sobre suciedad y daños por humedad. Incluso la cabeza suelta de un pastor, víctima del contacto prolongado con un muro húmedo.

Durante siglos, el conjunto ha mantenido una singularidad que la distingue incluso entre los grandes belenes históricos de Europa. Hay belenes más antiguos pero éste es probablemente el más antiguo que ha mantenido un uso devocional ininterrumpido.

Ahora, con parte del conjunto ya recuperado, vuelve a su casa, en la iglesia de la Anunciación, que estará abierta de 08.00 a 13.00 y de 16.00 a 19.00 horas. Diez años después, el belén sale de la penumbra. Y Mallorca recupera una de sus piezas más preciadas.

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