El 'barman' mallorquín, Biel Ramon, preparando un cóctel

El 'barman' mallorquín, Biel Ramon, preparando un cóctelBiel Ramon

Del chiringuito al Mundial: las «historias líquidas» de Biel Ramon, el mejor 'bartender' de España

El primer mallorquín que irá a un Mundial mezcla en cada cóctel su amor por la historia y la agricultura: «Lo típico ya está en internet, yo creo algo original»

A Biel Ramon la historia siempre le apasionó, pero nunca imaginó que acabaría contándola a través de los cócteles. Lo que empezó como un trabajo de verano en un chiringuito del norte de Mallorca terminó convirtiéndose en una obsesión por averiguar el origen de cada destilado, cada fruta y cada técnica. Hoy, con 35 años, es el mejor bartender del país en la especialidad de coctelería clásica sparkling , tras ganar el LXX Congreso Nacional de Coctelería de España. Un triunfo que le llena de orgullo y le otorgará el honor de convertirse en el «primer mallorquín de la historia en ir al Mundial».

Todo nació en un chiringuito de playa para ganarse un sueldo como ayudante de camarero: «Empecé con mojitos y caipiriñas, lo básico. Los clientes decían que estaban increíbles, pero yo solo miraba recetas en Google», recuerda. Sin embargo, le picó la curiosidad y decidió formarse en Coctelería un año en Barcelona. A su vuelta, no dudó en presentarse a un campeonato en el que empezó a hacerse un nombre en el sector: «Fui valiente porque no tenía experiencia y me apunté a la feria Horeca Baleares, ganando la prueba de velocidad en cócteles. Ahí arrancó todo».

Empecé con mojitos y caipiriñas, lo básico. Los clientes decían que estaban increíbles, pero yo solo miraba recetas en Google

Historia y agricultura: un cóctel perfecto

Ramon estudió Historia en la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Paralelamente trabajaba en la agricultura, donde pasaba horas junto a sus animales, árboles frutales, huertos… La combinación de estos mundos acabaría siendo clave para forjar un estilo único: «Me apasiona la historia, y vi que podía unir coctelería, agricultura e historia. Cada cóctel tiene un origen apasionante que la gente no conoce, desde Cristóbal Colón transportando la caña de azúcar a América hasta Alejandro Magno introduciéndola en Asia».

Me apasiona la historia, y vi que podía unir coctelería, agricultura e historia

Detrás de una barra, esas historias se convierten en parte de la experiencia.«Hay clientes a los que les impresiona saber lo que hay detrás de cada producto, yo no hago cócteles, yo hago historias líquidas», reivindica.

Yo no hago cócteles, yo hago historias líquidas

El cóctel que le cambió la vida

Se enamoró definitivamente de la coctelería por un clásico como el Negroni, por su increíble historia. Tal y como cuenta, esta bebida nacida en 1919, es hija de una cadena de evoluciones que viaja desde el mítico Milano-Torino -una mezcla de Campari y vermut- hasta el Americano, «aquel trago al que los soldados estadounidenses en la Primera Guerra Mundial añadían soda para suavizarlo, igual que al convertir el espresso en café americano, añadiendo agua».

El clásico Negroni con el toque mallorquín de la sobrasada y los tomates de ramillete

El clásico Negroni con el toque mallorquín de la sobrasada y los tomates de ramilleteBiel Ramon

Su salto definitivo llegaría cuando la soda fue sustituida por ginebra, dando vida al Negroni tal y como lo conocemos hoy: «un cóctel de tres ingredientes exactos, ginebra, vermut rojo y Campari, el perfecto para los amantes de la historia y la bebida fina bien hecha», detalla.

A éste se sumó el Dry Martini, que también alimentó su interés por aprender la historia detrás de cada bebida. Hoy sus favoritos siguen siendo ésos: Negroni y Dry Martini. «El primero es ideal en aperitivo y con un poco de calor, y antes de comer es el mejor momento para tomar un cóctel, el otro es mejor cuando hace frío, ya que no lleva hielo».

Tras aquella primera victoria en Horeca, decidió quedarse un año más en el chiringuito que, junto a los eventos privados en los que empezaba a trabajar, se convirtieron en una «escuela de batalla». Destaca que en las grandes competiciones «hay gente más pija y elegante, pero yo me había curtido en batalla, y eso se nota».

Del 'Jimmy Hendrix' al 'Póker de reyes'

Dio el salto profesional definitivo cuando un local de Pollença lo fichó para crear su primera carta de autor. Era un proyecto mucho más ambicioso que un chiringuito, con buena cristalería, producto de calidad y una barra en la que, por primera vez, podía diseñar un concepto propio. «Me dejaron hacer el bar como si fuera mío», recuerda emocionado.

Allí nacieron algunos de sus cócteles más icónicos, como el Jimmy Hendrix, que creó «porque el local se llamaba Jimmy's y el dueño bebía Gin Tonic» o el Costa Llobera, en honor al mítico poeta y sacerdote mallorquín.

Pero la mayor creación sería el Póker de Reyes, su «buque insignia», un cóctel que debe su nombre a que está construido a partir de los cuatro tipos de ron: blanco, añejo, especiado y agrícola. Al ron se suman la fruta de la pasión, lima, angostura y canela. Y es esta bebida la que le ha dado una gran reputación en Mallorca. «Es un cóctel veraniego brutal por el que me ha parado gente por la calle para felicitarme».

El Póker de Reyes, la creación estrella del mejor coctelero de España

El Póker de Reyes, la creación estrella del mejor coctelero de EspañaBiel Ramon

Ese impulso creativo lo llevó al Club Náutico del Puerto de Pollença, donde pasó cinco temporadas y levantó, desde cero, un auténtico cocktail bar con identidad propia. Pero el ciclo terminó abruptamente tras un cambio de directiva. La nueva gestión, explica, «empezó a infravalorarnos a mí y a mis trabajadores», lo que derivó en su salida a pesar de la rentabilidad y el prestigio del local. «Teníamos un equipazo y era una de las mejores coctelerías de Baleares », lamenta.

Campeón de Baleares y España

Con el cóctel Coloma 75, conquistó el Campeonato de Baleares de 2025: «un twist entre el Paloma y el French 75 con tequila, mezcal y cava», explica, dejando claro que eligió este nombre por su toque mallorquín. Repitió así el título conseguido en 2024.

Biel Ramon elaborando el Coloma 75

Biel Ramon elaborando el Coloma 75Biel Ramon

Para el Campeonato de España, presentó el Pink Bellini, «una versión rosada y afrutada del clásico italiano elaborada con vodka de melocotón, licor casero de remolacha y guayaba, coronado con cava», describe con tal precisión que parece degustarlo.

El sabor de este Pink Bellini fue el que más gustó, por lo que se convirtió en el ganador de la prueba de Degustación. Con este triunfo y otros primeros puestos en Teoría (que ya había conseguido en 2024) y Cata, un segundo puesto en Decoración (prueba que también ganó por equipos) y empate en Técnica se coronó hace unos días como campeón absoluto del LXX Congreso Nacional de Coctelería celebrado en Mallorca. El mayor logro de su trayectoria, y motivo de orgullo. «No sé si me emociona más la victoria, o saber que seré el primer mallorquín en ir al Mundial», reconoce.

No sé si me emociona más la victoria, o saber que seré el primer mallorquín en ir al Mundial

Si existe una prueba dura es la de «Teoría», pero el experto cuenta con la ventaja de que la historia está de su lado: «Tienes que estudiar 90 páginas, te pueden preguntar dónde aparece por primera vez la palabra ron y locuras así, tienes que explicar cuándo y dónde se crea cada destilado y saber su receta con palabras técnicas, si un cóctel lleva 24 mililitros y dices 25 te has equivocado, es difícil pero no me supone tanto problema como a otros memorizar y estudiar porque me apasiona y se me queda rápido».

Biel Ramon, coronado como campeón nacional

Biel Ramon, coronado como campeón nacionalBiel Ramon

Por otro lado, remarca la enorme exigencia en la prueba de Cata, ya que «tienes tres vasos y debes adivinar el destilado, y no solo eso, también marcas y añadas, es todo muy técnico y hay que estar preparado».

Define su estilo como algo «menos de elegancia fina y más de batalla», y hace una comparación futbolística: «hay cocteleros elegantes como Zidane y yo soy Ronaldo Nazário»

Fiel defensor del producto local

Uno de los sellos del bartender mallorquín es su defensa del producto de la isla. «Hay mucha falsedad con lo del producto local, lo usan como marketing y si compras productos de fuera en mercados locales no estás apoyando el producto local», reivindica. Aunque entiende las estrategias de otros compañeros del sector, siempre ha apostado por el producto local, porque «va unido a la historia». Por ejemplo, en una de las coctelerías que diseñó, nunca trabajó con un producto tan importante como Coca-Cola, ya que «prefería tener Puig, una marca mallorquina».

Además de dirigir negocios como The Van Bar -un servicio de coctelería para eventos privados- y del bar s'Avinguda d'Alaró, actualmente también asesora a hoteles del prestigio de Iberostar o Meliá y crea cartas personalizadas que buscan diferenciarse.

«Si quieren lo típico que ya está en internet, que no me llamen. Yo estoy para crear algo original y que los sitios ganen reputación», manifiesta.

El consejo que le da a los jóvenes es que «si les apasiona y quieren llegar arriba, no deben remitirse a las ocho horas del trabajo, hay que dedicar horas y horas extras para ser de los mejores, ya que hay mucha competencia con gente muy buena».

Leer, hacer pruebas propias, formarse o comprar herramientas para los experimentos son algunas de las actividades que «uno necesita». A raíz de esto, «no eres mejor que otra persona por llevar 10 años más trabajando, eres el mejor por la pasión y el esfuerzo que pongas». Para Ramon, la maestría en los cócteles no tiene edad.

no eres mejor que otra persona por llevar 10 años más trabajando, eres el mejor por la pasión y el esfuerzo que pongas

Cuando trabajaba en aquel primer chiringuito, le hizo una confesión a una compañera: «No sé si tardaré 1, 2 o 10 años, pero seré uno de los mejores de Baleares y de España». Una frase que Biel Ramon no olvida porque no le tomaron en serio. Diez años después, es el primer mallorquín que representará a España en el próximo Mundial de Coctelería que se disputará en Macao, China. Así ha sido el camino de «un mallorquín de pueblo», del chiringuito a todo un campeonato del mundo.

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