Plaza Mayor con las estatuas de don Quijote y Sancho

Plaza Mayor con las estatuas de don Quijote y Sancho

¿Existe el lugar de La Mancha de cuyo nombre no quería acordarse Cervantes al comienzo de El Quijote?

Un grupo de investigadores expertos en diferentes disciplinas de la Universidad Complutense de Madrid descubrió dicho lugar gracias a un estudio científico titulado El Quijote como un sistema de distancias tiempos

Casi todo el mundo conoce el comienzo universal: «En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...». Así empieza a contar Miguel de Cervantes las aventuras de don Quijote.

No se dice el nombre del lugar, se reserva. Uno lee la frase y continúa y se olvida de cualquier interés por conocer el nombre del verdadero sitio donde todo empieza. La Mancha lo cubre todo en el paisaje de las páginas.

Pero Cervantes tuvo que inspirarse en algún lugar. Más bien en uno concreto. Al lector no le ha importado mucho o nada esta cuestión a través de los siglos, pero hace 20 años, en 2005, sí le importó a un grupo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid.

Expertos en distintas materias como Historia, Matemáticas, Geografía o Sociología, dedicaron varios años de su vida a un maravilloso estudio por la idea y la forma que titularon El Quijote como un sistema de distancias tiempos, un verdadero proyecto científico para descubrir el lugar en la mente del escritor a través de sus palabras y descripciones.

Los cálculos del trabajo llegaron hasta el punto de hallar la velocidad a la que marchaban el caballero y Sancho Panza. El campo de Montiel, citado repetidas veces en el libro, centró de algún modo la búsqueda en un área de 27 localidades que fueron estudiadas desde todos los ámbitos en liza, casi nunca mejor dicho.

La mayor coincidencia de datos aportados por todas las disciplinas de los expertos participantes se dio en Villanueva de los Infantes. Lugar donde varias familias tienen como apellido el segundo de Cervantes: Saavedra.

Uno de ellos, de los datos, por ejemplo, es la cuesta que hay antes de llegar a Villanueva, descrita en El Quijote, que se encuentra a la distancia calculada, según la velocidad de Rocinante y el burro también calculada, de la venta de Cárdenas donde los investigadores también fijaron la venta donde mantean a Sancho.

Cervantes decía no querer acordarse en la frase monumental, que al final fue descifrada por la brillante «ciencia literaria» casi cuatro siglos después.

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