
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page
Page propone un «observatorio» de los aranceles y «destopar» un presupuesto para adaptarlo a las necesidades
El consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, se ha referido a la afectación en Castilla-La Mancha como de «importancia relativa» y ha pedido «más prudencia que preocupación»
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha comprometido este martes a constituir un observatorio de trabajo para ver cómo van evolucionando las decisiones y las negociaciones en la cuestión de los aranceles de Trump, y la afectación, «mediante una especie de microcirugía», a aquellos sectores o empresas que se ven más afectados.
Además, García-Page ha propuesto «destopar» el presupuesto del Instituto de Promoción de Castilla-La Mancha (IPEX) «para que se adapte también a las necesidades cambiantes de un entorno convulso en el que estamos viviendo».
«Importancia relativa»
La consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco ha detallado que un total de 292 empresas exportan de manera regular desde Castilla-La Mancha a Estados Unidos y 891 lo hacen de manera menos sistemática.
El consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, ha destacado la importancia «relativa» que para el sector agroalimentario tiene el mercado estadounidense («les vendemos 130 millones de euros en producción agroalimentaria«) en comparación a los 3.658 los millones que se han exportado desde Castilla-La Mancha «al resto de países del mundo».
«Más prudencia que preocupación»
El consejero ha reconocido que no a todos los sectores les afecta de la misma forma, y ha puesto el caso del queso manchego como uno de los que tienen afectación directa, aunque confía en que se pueda sortear la situación como en la anterior ocasión en que «lejos de tener una repercusión negativa en la venta del queso, incluso se pudieron superar».
Ha pedido «más prudencia que preocupación» y ha abogado por «trabajar todos unidos» con las reglas que más adelante «pueden ser diferentes por un arrebato que le pueda dar al presidente de Estados Unidos de cambiar lo que hoy está diciendo».
Ha concluido con que los sectores agroalimentarios «no deberían entrar nunca en las guerras comerciales» porque estas cuestiones «solo van a afectar a las clases más vulnerables».