
Daguerrotipo de Edgar Allan Poe y una calle de Toledo por la noche
El falso Toledo que imaginó Edgar Allan Poe confundido por la leyenda negra
El pozo y el péndulo es un famoso cuento del autor estadounidense ambientado en un calabozo de la Inquisición de la ciudad imperial, donde se dan todos los clichés del mendaz relato sobre España, alimentado por franceses e ingleses
Que la leyenda negra sobre España es un relato difundido por sus enemigos es una idea que poco a poco está empezando a borrar siglos de mentiras aceptadas, no sin dificultad. Precisamente en la misma España, desde su propio gobierno, esa misma leyenda negra se cuenta y se trata de imponer en muchos aspectos.
El propio Gobierno español
Desde la idea de la Hispanidad, la Iglesia o la Guerra Civil se ataca a la propia Historia, tergiversando los hechos o volviendo a aquellos que empiezan a deshilachar los historiadores «hartos de escuchar tonterías», como el cineasta José Luis López-Linares, apoyado en aquellos.

Cinefórum sobre 'Hispanoamérica, canto de vida y esperanza'
López-Linares: «Latinoamérica es un invento francés para expulsar del término a España y al catolicismo»
Parece mentira que sea el propio Gobierno español (o no tanto teniendo en cuenta su composición) el que trate de volver a tejer esa cortina de oscuridad sobre la verdad, precisamente esa oscuridad que hicieron cernirse, mayormente franceses e ingleses, con sus falsos cuentos de terror, que quedaron fijados en el imaginario prácticamente mundial.
Poe y la Inquisición en Toledo
Esa imaginería de crueldad y negrura extendida está perfectamente reflejada en el magnífico relato (literariamente hablando) de Edgar Allan Poe, El pozo y el péndulo, ambientado en un lóbrego y terrible calabozo de la Inquisición en Toledo. Poe nunca estuvo en Toledo y nunca conoció la Inquisición, pero bien le sirvieron las terroríficas mendacidades, como a la mayoría.
En el caso del autor estadounidense, todos esos cuentos espeluznantes, le vinieron al dedillo para plasmar sus propias especialidades, sin cuidarse de la verdad porque esta ya estaba instituida y se creía como cierto el mito que no lo era. El pozo y el péndulo es un relato escalofriante que un condenado por la Inquisición en Toledo cuenta en primera persona con toda suerte de detalles espantosos para abundar en la leyenda negra.
La farsa
No se quiere destripar el cuento porque es digno de leerse. Pero sí se va a decir que contiene todos los clichés, aumentados por el poder narrativo aterrador del bostoniano, de las mentiras sobre España y sobre su Historia. El condenado se debate truculentamente a oscuras entre un pozo invisible, un péndulo asesino y las ratas que son los otros únicos personajes si exceptuamos el del final, como remate absoluto del alcance de la farsa.

Jornadas Hispanoamérica. Un futuro compartido
«EE.UU. es una nación hispanoamericana: el 56 % de su actual territorio formaba parte del Imperio español»
El pozo, el péndulo, las ratas y toda la situación del condenado está ideada por la Inquisición: «Conocía demasiado bien el carácter de mis jueces, no podía dudar de que el resultado era la Muerte, y una muerte de una amargura escogida...». Las referencias a la depravación y a la crueldad inhumana de la Inquisición se muestran directa e indirectamente a lo largo de todo el texto. Nada importa que las cifras reales de condenados sea una broma en comparación con otros países europeos.
Las verdaderas torturas en Europa
Tampoco que la tortura mítica supuestamente infligida es tan ficción como el propio cuento distorsionador de Poe que tan mal deja a Toledo. El hispanista Henry Kamen escribió que entre los siglos XV y XVIII por cada cien penas de muerte dictadas por tribunales ordinarios en Europa, la Inquisición emitió una». Datos categóricos e impresionantes que no podían estropear un relato tan espeluznante como falso de Edgar Allan Poe y de tantos otros.

Diez escritores sobre la idea de España (VIII)
Elvira Roca Barea: «La censura y el puritanismo se han adueñado del espacio público»
Elvira Roca Barea, en Imperiofobia y Leyenda Negra, recuerda que en Inglaterra, «cualquier persona podía ser torturada o ejecutada –descuartizada para ser más exactos– por dañar unos jardines públicos, y en Alemania la tortura podía llevar a perder los ojos. En Francia era admisible desollar viva a la gente». Pero esto no lo contó Poe, seguramente porque la verdad instituida era aquella y no esta.
La verdad de los cronistas
Una mentira que hoy se puede rebatir gracias a Roca Barea, Marcelo Gullo y muchos otros historiadores, basados en documentaciones antiguas ocultas y silenciadas durante todos estos siglos. No se pierdan, para conocer el tamaño de la enorme patraña literaria ubicada en Toledo, El pozo y el péndulo de Edgar Allan Poe en comparación a la verdad que cuentan los cronistas y no los políticos sectarios de todas las épocas.