El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, durante inauguración de la iluminación del Castillo de Molina de Aragón

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en Molina de AragónJCCM

Page afirma que siempre votará al PSOE y que no forma parte de ninguna corriente crítica con el Gobierno

Su competencia para decir una cosa y la contraria sin que lo parezca, o sin que en realidad sea así, se ha convertido en una máquina perfecta

La capacidad dialéctica del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el talento de exponer y oponer ideas opuestas para supuestamente hallar la verdad ha vuelto a tener otra muestra esta mañana durante una entrevista en la televisión.

El discurso de Page es una siembra. Sus postulados expresados son semillas, y a través de ellos hace crecer su figura, mientras las plantas y los frutos le protegen de casi todo. Page es una isla inexpugnable con un sistema de defensa perfeccionado durante años y en constante avance.

Su competencia para decir una cosa y la contraria sin que lo parezca, porque no es así, sino que los hechos, que no le competen, desmienten sus palabras sin poder desmentirlas porque no forman parte del ámbito de la disertación, es una máquina cada vez más perfecta.

La dialéctica opera casi con exactitud no en todos sus argumentos, sino en todas sus frases. Ha dicho que Sánchez, tras el anuncio de que se presentará en 2027, «no puede ir a unas elecciones ofreciendo socios que realmente quieren saquear el Estado». Una declaración contundente que ha suavizado con «está obligado a no aflojar ni darse por vencido, aunque tampoco cuesta nada cambiar de opinión».

Nunca hay sangre, aunque lo parezca. Acusa al PSOE de Sánchez de deshonestidad, no directamente, sino dando un rodeo, ha criticado que no haya presupuestos, ha hablado de volver al «solar de la socialdemocracia» cuando Sánchez no esté, ha proferido frases como «poner la puntilla al Gobierno», ha dicho que para él «gobernar es poder cumplir con lo que has prometido a la gente y no solo estar en el cargo»...

Disparos que resuenan una y otra vez, como un tiroteo incesante, donde nunca se ve caer a nadie y donde al final, a pesar de todo el ruido, Page concluye con que él siempre votará al PSOE y pedirá el voto para su partido.

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