Toro de España en Castilla-La Mancha
Estos pueblos de Castilla-La Mancha quieren levantar el toro más grande del mundo
Talavera de la Reina, Argés, Portillo de Toledo, Guadalajara y Cifuentes se han postulado para acoger el monumental 'Toro de España', una escultura metálica de 300 metros que aspira a convertirse en el nuevo icono turístico del país
Castilla-La Mancha podría convertirse en el hogar del que promete ser el monumento más imponente jamás construido en España: un toro de 300 metros de altura que aspira a convertirse en el nuevo símbolo internacional del país. La Academia Española de Tauromaquia ha puesto en marcha este ambicioso proyecto arquitectónico, bautizado como 'El Toro de España', que busca unir tradición, arte y turismo en una estructura que ya ha sido comparada con la Torre Eiffel.
Toledo y Guadalajara, entre las provincias candidatas
Según ha confirmado a El Debate la Academia Española de Tauromaquia, hasta cinco municipios castellano-manchegos se han interesado oficialmente por acoger la escultura: Talavera de la Reina, Argés y Portillo de Toledo, en la provincia de Toledo, junto a Guadalajara y Cifuentes, en la provincia homónima.
No obstante, la organización ha precisado que ninguno de estos ayuntamientos ha remitido todavía los informes técnicos sobre el terreno propuesto, un requisito necesario para avanzar en la selección.
«El primer paso para admitir una candidatura es conocer las características del suelo donde se ubicaría la obra», explican desde la Academia. «Hasta el momento, no hemos recibido esa información, aunque el criterio final dependerá también del nivel de apoyo institucional que muestre cada ayuntamiento, su diputación provincial y la comunidad autónoma».
Un toro gigante que aspira a eclipsar la Torre Eiffel
El Toro de España sería una colosal escultura metálica de unos 300 metros de altura, con una estructura modular de acero que recuerda a los antiguos juegos de construcción 'Mecano'. En sus cuernos se instalarían miradores panorámicos, mientras que a los pies del animal se proyecta un espacio de ocio con restaurantes, tiendas temáticas y áreas dedicadas a la historia de la tauromaquia.
De hacerse realidad, superaría a la Estatua de la Unidad, en la India, que mide 182 metros y ostenta actualmente el récord como la estatua más alta del mundo. La obra, según sus promotores, representaría al toro bravo como icono cultural y artístico de España, más allá de la controversia que pueda suscitar su carga simbólica.
Inspirado en el Toro de Osborne, con alma de Torre Eiffel
El proyecto se inspira en el histórico Toro de Osborne, esa silueta negra que durante décadas ha vigilado carreteras y horizontes de toda España. Sin embargo, el nuevo monumento iría mucho más allá: una reinterpretación monumental del toro como emblema de identidad nacional y atractivo turístico de primer orden.
Escultura del Toro de España, para la que optan numerosos municipios
«Queremos que España tenga un referente arquitectónico de escala mundial, una construcción capaz de atraer a millones de visitantes y de rendir homenaje a la historia del toro bravo», explicó Jorge Álvarez, presidente de la Academia Española de la Radio y de la Academia Española de Tauromaquia.
Competencia entre provincias y debate social
A día de hoy, más de una treintena de municipios españoles han mostrado interés en acoger la escultura. Entre ellos, localidades de Salamanca, Burgos, Valladolid, León, Jaén, Valencia, Sevilla o Almería, además de las mencionadas de Castilla-La Mancha. El Ayuntamiento de Burgos ha sido uno de los que más ruido mediático ha generado, aunque sin presentar oficialmente su candidatura.
El proyecto, sin embargo, no está exento de polémica. Para sus defensores, el Toro de España sería una obra de arte monumental, capaz de impulsar el turismo, la economía local y el prestigio internacional del país. Para sus detractores, representa un símbolo vinculado a la tauromaquia que divide a la sociedad y reabre el debate sobre el maltrato animal.
Castilla-La Mancha, tierra de toros y horizonte de acero
Mientras la decisión definitiva se acerca, Castilla-La Mancha emerge como candidata natural. Su paisaje abierto, su relación histórica con el toro bravo y su tradición taurina la convierten en terreno propicio para un proyecto de esta magnitud. Talavera, Guadalajara o los pequeños municipios de la comarca toledana podrían ofrecer el equilibrio entre espacio, conexión turística y carga simbólica.
Si finalmente la región logra hacerse con el monumento, el Toro de España podría convertirse en el nuevo guardián del horizonte castellanomanchego: una figura de acero dominando los campos, mirando al sol, como una metáfora de la fuerza y la identidad de un país.