
El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en una imagen de archivo
Memoria democrática
Illa recordará a los fusilados por Franco en Barcelona pero no a las 26.000 víctimas de los republicanos
La Generalitat ha previsto un homenaje a los 1.717 fusilados en el Campo de la Bota entre 1939 y 1952
La portavoz de la Generalitat de Cataluña, Sílvia Paneque, anunció el martes que el gobierno catalán se sumará a la conmemoración de los 50 años de la muerte de Francisco Franco impulsada por Pedro Sánchez. Uno de los actos que ya han anunciado es la inauguración de un memorial en el Campo de la Bota, un espacio para recordar «la necesidad de preservar estos valores compartidos y la memoria democrática», según Paneque.
El Campo de la Bota de Barcelona es el nombre con el que se conoce a un espacio que englobaba cuatro barriadas chabolistas –Pekín Nuevo, Pekín Antiguo, La Catalana y El Parapeto–, y en el que se construyó el Fórum de las Culturas, inaugurado en 2004. Sin embargo, para entender su origen hay que retroceder hasta la guerra contra los franceses napoleónicos, a principios del siglo XIX.
En aquella explanada cerca de la playa, los franceses instalaron un campo de tiro. En francés le llamaban butte («montículo»), un nombre que con el paso de los años derivó en «bota», que no tiene nada que ver. En 1858, el nuevo gobernador militar de Cataluña, Juan Zapatero, ordenó construir un castillo, que se conoció como el de las Cuatro Torres y que se convirtió en escuela de artillería y campo de tiro.

El desaparecido castillo del Campo de la Bota, en una foto de 1870
Con motivo de las obras que se llevarían a cabo para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, se necesitó mano de obra. Muchos de los que vinieron de fuera para trabajar en las obras levantaron sus chabolas en esta zona alejada de la ciudad. En 1932 el gobierno republicano llevó a cabo una reestructuración de los cuarteles de la ciudad, y la cúpula del Ejército trasladó los efectivos del Castillo de las Cuatro Torres a los cuarteles de la Maestranza en Sant Andreu, hoy desaparecido.
En la década de los 40 siguió funcionando como campo de tiro, pero el Ejército lo abandonó en la década de los 50, poco antes de celebrarse el 35º Congreso Eucarístico Internacional, del 27 de mayo al 1 de junio de 1952. Abandonado, a su alrededor se construyó el mayor asentamiento de chabolas de la ciudad.
El 2 de noviembre de 1972, el presidente de la Asociación de Vecinos del Campo de la Bota, Peláez García, junto con el alcalde y varias instituciones sociales, se reunió con el gobernador civil, Tomás Pelayo Ros, para hablar de su situación. Les ofrecieron 5.000 pesetas a cada familia para abandonar voluntariamente las chabolas y que se recolocaran en el nuevo barrio de La Mina. Acabado este proceso, el Castillo de las Cuatro Torres fue demolido: 30 años después se levantó el Fórum.
Fusilamientos en el Campo de la Bota
Volviendo al inicio, ¿por qué el gobierno de Salvador Illa planea un reconocimiento en este lugar? Entre septiembre y octubre de 1936, los anarcosindicalistas y miembros de las patrullas de control asesinaron allí a 44 militares implicados en el levantamiento militar. Terminada la guerra civil, el campo también sirvió para fusilar a los acusados del delito de rebelión militar y de defender la República. En total se fusiló a 1.717 personas entre 1939 y 1952.
En 1992 se inauguró el monumento Fraternitat, obra de Miquel Navarro, en homenaje a las personas asesinadas en este lugar. Al pie de la escultura hay una placa que en un primer momento estuvo dedicada a las víctimas de la Guerra Civil y que en 2004 se cambió por otra dedicada a los fusilados entre los años 1936 y 1952.
Ya que el Govern de la Generalitat de Cataluña quiere hacer memoria histórica porque les interesa «la defensa de la democracia y la libertad», como ha dicho Paneque, tal vez sería bueno abrir un poco el abanico y también realizar actos de homenaje a las víctimas represaliadas en la retaguardia catalana, en lugares como el castillo de Montjuïch, el cementerio de Montcada y Reixach, el cementerio de Lérida, La Rabassada o pueblos como La Fatarella o Solivella, sólo por poner unos pocos ejemplos.
Cabe recordar que la represión republicana en Cataluña le costó al vida al menos a 26.606 personas y la represión franquista, a 3.133. Tampoco parece que vayan a rendir homenaje al líder obrero Josep Barceló, primer asesinado en el Campo de la Bota, el 6 de junio de 1855. Estos temas no tocan: para el Govern lo único que interesa es «explicar la importancia de preservar la memoria democrática, que es contraria a toda dictadura» y «analizar la dictadura franquista, la oposición antifascista y el camino hacia la democracia».