
El portapau de Pere d'Urgell retratado por Ramon Manent para el boletín del MNAC
Cultura
La pieza de Sijena que Cataluña no podrá devolver aunque quiera: lleva 34 años desaparecida
El fantasma dorado que burla a tribunales y policías
El patronato del MNAC se enfrenta este lunes a una paradoja judicial: mientras debe acatar la sentencia del Supremo para devolver las pinturas románicas a Sijena, existe una joya que nunca podrá restituir. Un portapaz gótico del conde Pere II de Urgell se volatilizó de sus instalaciones en mayo de 1991, convirtiéndose en el gran misterio sin resolver del patrimonio catalán.
La pieza, adquirida en 1972 durante el franquismo, desapareció en circunstancias que todavía desafían toda lógica policial. Según datos de elMón, la Interpol la mantiene en su lista de tesoros más buscados, mientras que los Mossos admiten no haber movido ficha desde 2011.
sus vástagos.
Pere II de Urgell, descendiente directo del rey Pere III El Ceremonioso y figura prominente en las luchas dinásticas de la Corona de Aragón, había recibido el señorío de Fraga, territorio que incluía precisamente el monasterio de Sijena. Esta conexión territorial y familiar explica la presencia de tan valiosa donación en el patrimonio del cenobio aragonés.Perfección técnica parisina
La obra maestra medía poco más de diez centímetros pero concentraba siglos de sabiduría orfebre. Elaborada con la sofisticada técnica del esmaltado «sur ronde bosse» —exclusiva de los talleres parisinos más refinados—, lucía cabellos realizados en aleación de plata, un rubí claro y dos zafiros que rodeaban la figura de Cristo. En su interior guardaba un fragmento de la túnica de Jesucristo, convirtiendo cada beso ritual de los fieles en un momento de devoción extraordinaria.
El robo perfecto de 1991
Durante las obras de remodelación del MNAC, alguien penetró en el «búnker» —como llamaban los empleados a la zona más segura— y se llevó la joya sin dejar rastro. Lo más inquietante: el robo se descubrió por casualidad cuando un trabajador vio el armario abierto, sin saber si llevaba horas o días así. Los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía determinaron que el ladrón «conocía perfectamente el funcionamiento del museo», pero nunca encontraron al culpable. El caso se calificó como «hurto atípico» y las pistas se desvanecieron como humo.
Una búsqueda de tres décadas
La Unidad Central de Patrimonio Histórico de los Mossos mantiene el expediente abierto, aunque reconocen no actuar desde 2011 al estar el caso en manos de la Interpol. La organización internacional confirma a elMón que el portapaz sigue en su catálogo de obras más perseguidas, utilizando su red global para detectar cualquier movimiento en subastas o entre coleccionistas.
Mientras las sentencias pueden forzar devoluciones de pinturas y retablos, este pequeño tesoro de apenas diez centímetros se ha convertido en el fantasma dorado que burla por igual a tribunales, policías e investigadores. Treinta y cuatro años después, el conde Pere II de Urgell mantiene su regalo en paradero desconocido, convirtiéndose en la pieza de Sijena que Cataluña no podrá devolver jamás, aunque todos los jueces del mundo se lo ordenen.