Ignacio Wils, en una ilustración de José Ramón Almeida

Ignacio Wils, en una ilustración de José Ramón Almeida

Historias de Cataluña

El heroísmo del zuavo carlista que salvó la vida al infante Alfonso Carlos

A pesar de que sólo estaba compuesto por medio millar de hombres, el cuerpo de zuavos carlistas fue fundamental durante la guerra

Durante la III Guerra Carlista, que tuvo lugar entre 1872 y 1876, en Cataluña hubo varios personajes importantes, desde los infantes Alfonso Carlos y María de las Nieves o el brigadier José Cabrinetty, pasando por Tristany, Savalls y Vayreda. Ahora bien, si una frase ha quedado inmortalizada es la que se pronunció el 18 de julio de 1873: «Ahí donde se encuentra la bandera, allí mismo se encuentran los zuavos».

La pronunció el coronel de los zuavos carlistas Ignacio Wils. Nacido en Ravenstein (Holanda) en 1840, se enroló con 15 años como voluntario en el ejército de los zuavos pontificios, creados para la defensa de los Estados Pontificios, después de que su hermano mayor, Auguste, se alistase. De familia burguesa y de origen francés, Wils tenía dos tíos sacerdotes y una profunda fe cristiana.

En 1866 fue nombrado cabo, y en 1867, sargento. Sólo entró una vez en combate, en la batalla de Monte-Lupino. Aún como zuavo, en 1868, entra a formar parte del ejército que Rafael Tristany estaba reclutando en el norte de España, uniéndose a la causa carlista del pretendiente Carlos VII.

En gran medida, se une a la causa carlista por la gran amistad que tiene con el infante Alfonso Carlos de Borbón. En una carta a su madre le cuenta: «Me he marchado para España con fin de defender los derechos de Don Carlos porque el Santo Padre encontrará en él a un defensor cuando haya subido al trono de España». Mientras esperaban que estallara la guerra para coronar a Carlos VII, consiguió para él y los 150 hombres que vivían en Francia, reclutados por Tristany, un sueldo diario de un franco diario.

El zuavo carlista Ignacio Wils, en una fotografía de archivo

El zuavo carlista Ignacio Wils, en una fotografía de archivo

Mientras tanto, al estallar la guerra franco-prusiana se alista en la partida de guerrilleros del comandante Arnous-Rivière. Obtuvo el grado de teniente en el ejército francés. Al rendirse la ciudad de Metz, como consecuencia de la capitulación del mariscal François Achille Bazaine, Wils fue hecho prisionero en Mayence. Huyó y, al reincorporarse al ejército, lo promovieron para capitán del cuerpo de los Batidores, en el campo de La Rochelle. Al acabar la guerra regresó a su casa.

Los zuavos de Carlos VII

En abril de 1872 vuelve a las filas carlistas. Durante cuatro meses, con un grupo de hombres, organiza una guerra de guerrillas contra el ejército gubernamental. Posteriormente organizó un cuerpo de caballería, los Guías, que encabezaría el general Tristany. Luego se une al infante Alfonso Carlos y, con 400 hombres organizó el cuerpo de zuavos al servicio de Carlos VII

A ellos se unieron antiguos zuavos pontificios. También se les unieron los Voluntarios del Oeste. Uno de los que se unieron fue su hermano Auguste. Wils es nombrado coronel. Con medio millar de hombres, se volvió imprescindible y su unidad, esencial.

Se les distinguía porque iban vestidos como los zuavos pontificios. Este estaba formado por chaleco, bolero, pantalones ahuecados, gabán de paño entre gris y azul con pasamanería roja para la tropa, negra para los oficiales, galón a lo húngaro y boina roja. La bandera de los zuavos carlistas llevaba los colores de España, adornada por un lado con el Sagrado Corazón y por el otro de la Virgen María. También llevaban las armas del Papa Pío IX y la de los Borbones.

Los zuavos carlistas de Wils tomaron parte en las batallas de Prats de Lluçanès, Alpens, Oristà, Manresa e Igualada. En cierta ocasión le salvó la vida al infante Alfonso Carlos y a su mujer, María de las Nieves de Braganza. Tres individuos consiguieron entrar en el dormitorio del matrimonio para asesinarlos. La intervención de Wils lo impidió. Wils siempre fue al frente de sus hombres, sin miedo. Esto hizo que lo admiraran y respetaran ambos bandos enfrentados.

Heroísmo en batalla

Su valentía quedó demostrada en la batalla de Alpens, después de la muerte del brigadier José Cabrinetty, 9 de julio de 1873 Los soldados gubernamentales se refugiaron en una masía cercana. Wils agarró el estandarte y lo lanzó contra ellos diciendo: «El enemigo se ha apoderado de nuestro estandarte, no podéis dejárselo». Acto seguido sus hombres, con él al frente, se lanzaron contra ellos, entregándose el ejército enemigo sin resistencia.

Retrato de Ignacio Wils

Retrato de Ignacio WilsWikimedia

Pocos días después tuvo lugar la batalla de Igualada. Los zuavos de Wils, a golpe de Bayoneta y disparos, consiguieron atravesar las dos primeras barricadas levantadas por el ejército gubernamental para defender la plaza. La tercera barricada era más complicada. La atacaron dos veces y en el intento fallecieron 13 zuavos y numerosos heridos.

Para animar a sus hombres cogió el estandarte y, en medio de la calle, exclamó: «¡Vamos zuavos, a luchar, combatimos por la buena causa... Si morimos, caeremos para el honor de Dios!». Sin importarle el fuego enemigo, subió a lo alto de la barricada y allí clavó el estandarte. Wils recibió dos disparos. Mal herido tomó el estandarte y gritó: «¡Ahí donde se encuentra la bandera, allí mismo se encuentran los zuavos!». Poco después Igualada se rindió al ejército carlista.

Como consecuencia de las heridas murió aquel 18 de julio de 1873: tenía 23 años. Fue sepultado, con honores militares, en el Santuario del Pinós. Y fue enterrado allí por decisión del general Rafael Tristany, amigo suyo, muy cerca de Ardévol, de donde eran naturales los Tristany. En la tumba, una lápida con la siguiente inscripción:

Aquí espera la resurrección de la carne lo que fue comandante de los ejércitos de Carlos VII y capitán de la guardia de zuavos pontificios. Ignacio Wils, holandés, fallecido heroicamente en la toma de Igualada, al asalto de una barricada, el 18 de julio de MDCCCLXXIII. Descanse en la paz del Señor.
Inscripción en la tumba de Ignacio Wils

Inscripción en la tumba de Ignacio WilsC. Alcalà

En la necrológica añade que Ignacio Wils poseía el Cordón de San Fernando, era Caballero de la Orden de Santa Margarita y lo condecoraron con la Cruz de la Fidei et Virtui.

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