El líder de Junts, Carles Puigdemont, y la de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, en sendas imágenes de archivo
Puigdemont intenta distanciarse en público de Orriols, pero sus propuestas cada vez son más parecidas
Aun así, la estrategia de Junts no parece funcionar, porque Aliança Catalana sigue ganando terreno a los de Puigdemont
Carles Puigdemont y Sílvia Orriols, Junts y Aliança Catalana, se lanzan ya al combate cuerpo a cuerpo sin contemplaciones. Y es que no hay perder de vista el contexto actual: el ascenso de Aliança y el retroceso de Junts. Las encuestas de 2025, especialmente las del Centro de estudios de Opinión (CEO) y otros sondeos que se han ido publicando, muestran un crecimiento significativo del partido de Orriols a costa de los de Puigdemont.
De ahí también que Junts haya adoptado un discurso más duro en temas como la inmigración y haya mostrado una ambigüedad táctica en el Parlament con Aliança, como se evidencia en sus abstenciones y en la paralización de la moción de censura en Ripoll. Y es que esas encuestas confirmen un trasvase de votos hacia un partido, Aliança, que capitaliza el descontento de los independentistas con el llamado ‘procés’ y la preocupación sobre inmigración e inseguridad.
De ahí que Puigdemont, durante un acto en Prats de Molló, no dudara en atacar a ERC, refiriéndose a ellos como «los que vienen negociados de casa», pero también contra Aliança Catalana, a los que llamó «los arquitectos del caos». No los mencionó directamente, pero el líder de Junts, puso este ejemplo: «¿En inmigración? Deportaciones masivas. Nosotros no somos esos. Hay gente que está convencida de que haciendo enfadar a la gente y radicalizándola, enviando mensajes simples ante temas complejos, iremos mejor».
No dudaba en responderle Sílvia Orriols que aseguró que Junts «es la copia barata, y quien triunfará es el original». También apostillaba: «podéis plagiar nuestro discurso o copiar nuestras medidas, pero todos han visto que eso vuestro es puro oportunismo y no convicción» y advertía a los de Puigdemont que su tren «ha pasado y no volverá».
Lo cierto es que en Junts llevan ya tiempo preocupados por el auge de Aliança Catalana, que les está comiendo la tostada. Y el último barómetro del CEO, publicado hace solo un par de semanas, arrojaba que los de Orriols podrían conseguir en el Parlament entre 10 y 11 diputados (cuentan con dos actualmente), mientras que Junts perdería escaños al pasar de los 35 actuales a entre 28 y 30. Según este barómetro, aproximadamente el 10% de los votantes de Junts optarían ahora por los de Aliança Catalana. Además, el 13% de esos votantes aseguran que Aliança sería su segunda opción de voto. Y este solapamiento electoral indica una frontera porosa entre ambos partidos, especialmente entre los votantes independentistas de derecha y sectores desencantados con el «procesismo» tradicional.
Comparativa de programas
¿Pero qué es lo que prometen unos y otros? ¿Qué propuestas reflejan sus programas electorales? En El Debate hemos analizado los programas que ambas formaciones presentaron en las últimas elecciones al Parlament, y en temas como la independencia, la inmigración, la economía, la lengua y las políticas sociales.
Así, por ejemplo, sobre independencia y la relación con el resto de España, desde Junts apuestan, evidentemente, por avanzar hacia la independencia de Cataluña, retomando el proceso iniciado en el referéndum ilegal del 1 de octubre. Y propone reunificar la estrategia independentista para culminar este proceso. Para ello, apuesta por una negociación bilateral con el Estado, para conseguir un referéndum de autodeterminación.
Claro está que también prometió el retorno de Carlos Puigdemont para la investidura y poder «restaurar» la presidencia del 1 de octubre, pero los resultados electorales no le permitieron lo segundo, y el expresidente de la Generalitat no puso un pie en el Parlament.
En Aliança Catalana no quieren coger atajos y apuestan por una Declaración Unilateral de Independencia inmediata, sin esperar autorización de ningún organismo extranjero. Propone la creación del «Principado de Cataluña» como un Estado independiente, expulsando a los Estados español y francés de Cataluña. De hecho, la formación acusa a los líderes del procés, y a Puigdemont, obviamente de «timoratos». Y plantea la «toma de control» del territorio y la creación de un ejército propio.
Inmigración
Con relación a la inmigración, Junts propone el traspaso integral de las competencias en esta materia a la Generalitat, incluyendo la negociación de cuotas migratorias y la gestión de permisos de trabajo y residencia. Y esta es una de las cuestiones que pidió la formación al Gobierno a cambio de dar su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado.
En su programa también llevaba la creación de la Agencia Catalana de Inmigración para gestionar la integración en catalán y negociar bilateralmente con el Estado. Y plantea la expulsión de inmigrantes reincidentes en delitos. El enfoque de Junts, en este caso, estaría centrado en la integración lingüística, una de sus obsesiones.
En este punto también los adelante claramente Aliança Catalana, puesto que en su programa el enfoque sobre inmigración está centrado en la expulsión de inmigrantes en situación irregular y delincuentes extranjeros, prometiendo un ahorro de 150 millones de euros.
También propone vetar la entrada de extranjeros hasta que se «integren» en los valores occidentales y la prohibición del uso del burka en la vía pública. Sílvia Orriols, que es alcaldesa de Ripoll, ha prohibido, por ejemplo, el uso del burquini en la piscina municipal. Además, defiende la teoría del «gran reemplazo», asociando la delincuencia a la inmigración y considerando el islam incompatible con los valores catalanes. También exige la cesión inmediata de competencias migratorias, pero con un enfoque restrictivo y no negociador.
Economía
Sobre economía y fiscalidad, Junts propone una revisión fiscal para aliviar la carga impositiva, considerada «hostil» para Cataluña, con incentivos tributarios como rebajas en el IRPF y la bonificación del 99% del impuesto de sucesiones para cónyuges, descendentes y ascendentes. Plantea cancelar la deuda de la Generalitat con el Estado a cuenta de inversiones no ejecutadas y establecer un mecanismo anual de compensación.
Y, por supuesto, su modelo de financiación para Cataluña, mientras no llega la independencia, es un concierto económico en la línea del País Vasco y Navarra, que contemple la recaudación y la gestión de todos los impuestos. Además, propone la creación de una ventanilla única para facilitar trámites de ayudas sociales y laborales, y medidas para reducir la brecha digital.
En Aliança se pone encima de la mesa, en su último programa, la creación de un «fondo soberano de inversión» para financiar el nuevo Estado catalán. También ponen énfasis en el «saqueo fiscal» de España, que estiman en al menos 20.000 millones de euros anuales, como justificación para la independencia inmediata.
Y, en general, sobre esta cuestión, muestran detalles menos específicos sobre políticas económicas, y, de hecho, tienen un enfoque más ideológico, qué técnico. Pero propone una reducción generalizada de impuestos, argumentando que el dinero está mejor en los bolsillos de los ciudadanos y que España «roba» a Cataluña un porcentaje significativo de los impuestos que paga. También busca revitalizar el sector industrial catalán, proponiendo aumentar su participación en el PIB al 25 % para 2030.
Catalán
Con relación a la lengua catalana, Junts dejó claro que iba a ser un papel central en la acción de gobierno. Y así, por ejemplo, se comprometió a que la Generalitat se persone activamente en casos de discriminación lingüística, defendiendo los derechos de los catalanohablantes frente a cualquier vulneración. Se reafirmó en su defensa de la inmersión lingüística, aunque garantizando competencias en castellano y lenguas extranjeras al finalizar la educación obligatoria.
También planteó un plan de fortalecimiento del catalán en las universidades y un aumento de la oferta de cursos para promover su aprendizaje, especialmente entre los nuevos hablantes. Son solo algunas medidas. Pero, de forma general, el partido prometió «refundar los principios jurídicos» que protegen el catalán, con el objetivo de garantizar el derecho de los ciudadanos a «vivir plenamente» en su lengua, un derecho que, según Junts, no está suficientemente protegido en la actualidad.
En este punto también Aliança les supera por radical. Y es que el partido considera el catalán como la única lengua oficial de Cataluña, proponiendo eliminar el bilingüismo y la inmersión lingüística para hacer del catalán la única lengua vehicular en la administración pública. También destaca la exigencia de un examen de catalán para obtener permisos de trabajo, junto con ventajas fiscales para empresas y particulares que acrediten su uso. Y acusa al Estado de condenar a la muerte a la lengua catalana y defiende un modelo de sociedad basado exclusivamente en los valores y la educación catalanes, con un enfoque ultranacionalista.
Políticas sociales y educativas
Con relación a las políticas sociales y de educación, Junts, por ejemplo, propone la universalización y gratuidad progresiva de la educación de 0 a 3 años, independientemente de la titularidad del centro. También apuesta por la recuperación de la sexta hora en centros educativos de alta complejidad y estudio de su implantación progresiva en otros centros. Pone encima de la mesa la promoción de un programa de créditos para la emancipación juvenil (18-35 años) para facilitar el acceso a la vivienda o la simplificación de trámites administrativos para ayudas sociales y laborales.
En este aspecto, Aliança hace un menor énfasis en las políticas sociales específicas, porque su último programa electoral se centraba más en la seguridad y en la inmigración que en propuestas educativas o de bienestar, entre otras cosas, porque considera que todos estos aspectos están muy relaciones. De hecho, propone un modelo de sociedad basado en los «valores catalanes», pero no detalla medidas concretas en educación o vivienda más allá de la expulsión de inmigrantes para «descongestionar» servicios públicos.
Seguridad
Y en seguridad, Junts propone fortalecer el rol de los Mossos de Esquadra, dotándolos de más herramientas y competencias, acusando al Estado de limitar su capacidad operativa. De hecho, los separatistas negocian con el Gobierno que la policía autonómica pueda controlar o al menos estar presente en el control de fronteras. Porque recordemos que este año, los Mossos asumirían el control de puertos y aeropuertos, otro de los anhelos de los independentistas.
En Aliança Catalana se plantea un aumento de la presencia policial en las calles para combatir la inseguridad, asociándola directamente con la inmigración. Y propone la creación de un ejército propio para el «Principado de Cataluña» como parte de su proyecto independentista.
Junts endurece el discurso
A partir de ahí, y teniendo en cuenta los movimientos y el trasvase de votos que reflejan las encuestas, Junts ha endurecido el tono en determinadas cuestiones, como la inmigración y el discurso identitario, para acercarse a Aliança.
De hecho, los de Puigdemont han intensificado su retórica sobre la inmigración, y ha intentado apropiarse de un discurso «punitivista» en esta cuestión. Sin embargo, no parece que le esté funcionando esta estrategia porque no logra captar a los votantes más radicales que prefieren el mensaje directo de Sílvia Orriols.
También Junts ha mostrado una ambigüedad estratégica en su relación con Aliança Catalana en el Parlament. Por ejemplo, en octubre de del año pasado, se abstuvo en una propuesta de Aliança Catalana para reactivar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), y en enero de 2025, se abstuvo nuevamente en una iniciativa contra la violencia política tras un ataque a una carpa de Aliança Catalana.
Estas abstenciones han generado críticas de otras formaciones independentistas y de izquierda (como ERC, CUP y Comunes), que acusan a Junts de romper el cordón sanitario contra la «extrema derecha, pactado en julio de 2024». Esta postura sugiere un intento de Junts de no alienar a los votantes independentistas más radicales que podrían migrar a Aliança Catalana.
Y luego está el «caso Ripoll», que evidenció el temor de Junts a la creciente influencia de Aliança, y que se tradujo en el frenazo a la moción de censura contra Sílvia Orriols en la alcaldía de este municipio. Junts, junto con PSC y ERC, planeaban una moción para desbancar a Orriols, pero la dirección nacional del partido, con Puigdemont al frente, la paralizó tras una encuesta interna que reveló una percepción negativa de esta acción entre sus votantes.
Una decisión que se interpreta claramente como un cálculo electoral para no echarse encima a los votantes que simpatizan con el discurso de Aliança Catalana, especialmente en feudos tradicionales de Junts como Gerona, donde Aliança obtuvo un 9% de los votos en 2024.
Y es que, como decíamos, la formación de Orriols parece estar capitalizado el desencanto de una parte del electorado independentista que percibe a Junts como un partido que ha «abandonado» la vía rupturista del procés. De hecho, las encuestas señalan que Aliança Catalana está captando a votantes jóvenes y masculinos, un segmento que se aleja de los valores tradicionales del independentismo moderado y se identifica con tesis más ultras. También tiene que ver la preocupación que hay entre los catalanes por la inmigración y la inseguridad, y que ha crecido en los últimos años.
En este sentido, la formación de Orriols parece que ha sabido conectar estas inquietudes con un discurso que culpa a los inmigrantes de problemas sociales, lo que resuena en sectores de la base electoral de Junts, especialmente en la clase media-alta independentista y en áreas rurales como Gerona y Lérida.
Y también influye la fragmentación del independentismo, que se mantiene en sus niveles más bajos, según las encuestas del CEO. La fragmentación entre Junts, ERC y CUP, junto con la percepción de que Junts ha perdido su liderazgo en el bloque independentista, ha permitido a Aliança Catalana posicionarse como una alternativa para los votantes más radicales.