Salvador Illa y el líder de ERC, Oriol Junqueras, en la Generalitat, en febrero
Cataluña
El gobierno de Illa reconoce que no podrán negociar los presupuestos sin avances en la financiación
Los Comunes avisan al ejecutivo catalán de que se les está acabando el tiempo
El gobierno catalán tiene asumido que no podrá aprobar los presupuestos para 2026 antes del 1 de enero, lo que implicaría iniciar el año con una prórroga de las cuentas de 2023. Esta situación se debe al estancamiento en las negociaciones con sus socios de investidura, ERC y los Comunes, condicionados por la ausencia de progresos en el modelo de financiación singular pactado con el Gobierno. Esta última cuestión es fundamental para los republicanos.
Desde el ejecutivo reconocen que el calendario es «ya justo» y priorizan una «buena propuesta» sobre el tiempo disponible, aunque insisten en que no dilatarán el proceso. La elaboración de los presupuestos, encargada internamente a finales de agosto para que sean «ambiciosos», se encuentra en la nevera desde hace semanas. La consejera y portavoz del Govern, Sílvia Paneque, ha admitido explícitamente que es «difícil que el 1 de enero, con los calendarios de trabajo actuales, se pueda tener aprobado y en vigor» el proyecto presupuestario.
Y también ha reconocido que la falta de avances en la financiación singular es la principal carpeta que impide abrir el debate parlamentario, aunque ha defendido que ambas cuestiones, financiación y presupuestos, son «diferentes» y deben resolverse «en las próximas semanas y meses». En cualquier caso, Paneque ha apelado a la responsabilidad de los socios para desvincular ambas negociaciones, porque el objetivo es tener «una buena propuesta».
Panque sí ha rechazado tajantemente las «prisas» con relación a la financiación singular, porque apresurarse podría dejar fuera elementos clave del acuerdo, como el principio de ordinalidad, que garantiza que ninguna comunidad autónoma quede en peor posición relativa tras la aportación al sistema. «Priorizaremos que este sea un buen acuerdo. Imaginemos que las prisas hicieran que no hubiera algunos elementos importantes para este gobierno, y muy comentados, como el hecho de que exista este principio de ordinalidad entre los recursos que se generan y los que se reciben», ha advertido.
También ha recordado que «el debate de la financiación se abre cada tantos años, y es el momento de cerrarlo y de que se acote bien». Y ha insistido en que «las prisas no nos harán desviarnos del camino y, si nos retrasamos unos días o semanas y esto hace que tengamos un mejor acuerdo de presupuestos y de financiación, priorizaremos el contenido del acuerdo y el nivel de exigencia respecto al calendario».
Además, ha criticado el «ruido político, intencionado prácticamente en todas las ocasiones», que ha acompañado las negociaciones y que «no favorece poder llegar a un buen acuerdo». Preguntada por la cuestión de la ordinalidad, ha insistido que es una prioridad para el Govern, considerando que ya está recogida en el pacto entre Gobierno y Generalitat, y respaldada por las recientes declaraciones de la vicepresidenta María Jesús Montero en Barcelona: «Se ve un compromiso claro del Gobierno de España en la mejora de esta financiación», ha apostillado.
Recordemos que el techo de gasto para 2026, aprobado hace más de un mes, asciende a 40.524 millones de euros, un 7,1% más que la previsión para finales de 2025, en parte por mayores recursos esperados.
Negociaciones estancadas
Mientras tanto, las conversaciones con ERC, socio clave para la aritmética parlamentaria, están paralizadas. Los republicanos han reiterado que no se sentarán a negociar sin avances significativos en la financiación singular, que es una de las cuestiones fundamentales del pacto entre ERC y PSOE que permitió la investidura de Salvador Illa.
La portavoz republicana, Ester Capella, ha sido tajante: «No habrá presupuestos si no hay financiación singular». ERC considera que, ahora, la «pelota está en el tejado» del PSOE y del PSC, y mantiene en alerta su posición ante la falta de novedades desde Madrid. Cuando fue investido presidente, Illa prometió trabajar con ERC y Comunes para aprobar sus primeros presupuestos, pero los independentistas ven difícil gobernar sin cuentas nuevas.
Los Comunes, por otro lado, condicionan su apoyo a avances en vivienda: «Se le agota el tiempo al Govern». Su portavoz, David Cid, ha advertido que el ejecutivo de Illa «tiene este mes para acabar de concretar» las medidas pactadas, y acusa al ejecutivo de poner «en riesgo» la negociación de los presupuestos de 2026. «El Govern debe ser consciente de que se le agota el tiempo en materia de acuerdos de vivienda», ha señalado Cid. En este ámbito, el Govern ha recordado su objetivo de 50.000 pisos asequibles para 2030.