
Agentes de los Mossos d'Esquadra frente a la Ciutat de la Justícia, en Barcelona
Tribunales
Condenan al responsable de un hostal de Barcelona que impidió alojarse a un joven con discapacidad
El hostelero deberá pagar 500 euros de multa
Una jueza ha condenado a un año de inhabilitación al administrador de un hostal de Barcelona por impedir alojarse a un joven que tenía una reserva, a quien deberá indemnizar con 500 euros por los daños morales, al actuar movido por su «rechazo e intolerancia» ante la discapacidad psíquica de la víctima.
En su sentencia, la titular del juzgado de lo penal número 18 de Barcelona atribuye al administrador de la empresa Casa Barcelo SL, que gestionaba el Casa Barceló Hostel Barcelona, un delito de denegación de prestaciones, al concluir que, debido a su conducta, la víctima «padeció sin duda un golpe psíquico de cierta entidad, sintiéndose rechazado y excluido por razón de su discapacidad».
La jueza subraya que el «único motivo» a la negativa del administrador a permitir el alojamiento fue la discapacidad psíquica del huésped, que tuvo que ir a dormir esa noche a otro establecimiento que le gestionó la fundación de apoyo a personas con discapacidad que le cuidaba.
Los hechos ocurrieron el 14 de noviembre de 2022, hacia las siete de la tarde, cuando el joven acudió al hostal para hospedarse tres días en un dormitorio con ocho camas, con una reserva que ya había pagado -por un valor de 70,83 euros-, a través de la plataforma Booking, la entidad de atención a personas con discapacidad psíquica que le cuidaba.
La joven que se encontraba prestando servicios como recepcionista durante el turno de tarde -que también fue juzgada aunque finalmente ha sido absuelta-, al comprobar que la reserva la había efectuado una entidad tutelar, consultó con el administrador sobre cómo proceder, por el hecho de que el cliente sufría una discapacidad.
Según la sentencia, el acusado le indicó que le denegara el alojamiento, que ya estaba reservado y pagado, lo que la recepcionista hizo con el pretexto de que no encontraba su reserva y que olía mal, si bien «el único motivo a la negativa al alojamiento» era la discapacidad del huésped.
«Los sentimientos de rechazo e intolerancia hacia la discapacidad psíquica (del cliente) provocaron que el acusado le impidiera disfrutar de la prestación de hospedaje a la que tenía derecho por haberla previamente contratado», sostiene la sentencia.
«Rechazo y exclusión»
La jueza ordena al condenado a indemnizar al hombre con 500 euros, ya que considera que la víctima «resultó moralmente perjudicada, pues no de otra forma pueden interpretarse los sentimientos de rechazo y exclusión que sufrió como consecuencia de la conducta del acusado».
En el juicio, la recepcionista alegó que el cliente olía mal y que no encontraba su reserva, mientras que el administrador aseguró que le denegaron el acceso exclusivamente porque no tenía reserva y por su mal olor corporal.
Pese a la versión exculpatoria de los acusados, la jueza no duda del relato de la víctima, ya que asegura que ha mantenido una versión «uniforme y lógica» a lo largo de todo del procedimiento y que además resulta avalada por la «contundente, coherente y precisa» declaración de los testigos, entre ellos los empleados de la fundación que le cuidaba.
En concreto, la víctima aseguró en el juicio que acudió al hostal para alojarse porque había tenido un enfrentamiento con un compañero de piso y su tutora de la fundación le había hecho una reserva por internet, y que la recepcionista le dijo que olía mal y que al tener una discapacidad no le podían alojar porque habían tenido problemas con otro chico con discapacidad.
El joven llamó entonces a sus cuidadores, que le buscaron una solución para esa noche y que al día siguiente fueron a presentar una queja al hostal, donde, según su versión, a la que la jueza da credibilidad, el administrador reconoció que el motivo de no permitirle alojarse fue la condición de discapacitado del chico y que no eran un lugar adecuado para el alojamiento de enfermos mentales.
La jueza subraya además que la falta de higiene aducida como pretexto -el joven acababa de disputar un partido de fútbol-, podría haberse solucionado «simplemente» con haberle indicado que antes de alojarse se tenía que duchar y asearse, «a lo que ni siquiera se le dio opción».