Carteles junto a la entrada de la escuela Congrés-Indians, en BarcelonaGoogle Maps

Cataluña

Así adoctrinaba un colegio catalán durante el procés: «Me castigaban sin recreo por hablar en español»

Un relato en primera persona de cómo fue ser una niña de nueve años durante los años duros del auge del independentismo

Desde hace décadas, la educación es uno de los campos de batalla más contestados por el nacionalismo catalán. La inmersión lingüística diseñada e impulsada por los sucesivos gobiernos de Jordi Pujol preparó el terreno, pero fue durante el procés independentista cuando esta situación alcanzó su paroxismo.

Así lo recuerda, al menos, Isaura, una joven estudiante de 17 años que está terminando 2º de bachillerato y que relata a El Debate cómo vivió aquellos momentos en su colegio, la escuela pública Congrés-Indians del barrio de La Sagrera, en Barcelona. «Recuerdo que en torno al 1-O [el 1 de octubre de 2017, fecha en la que se celebró el referéndum ilegal de independencia] había cosas raras», señala Isaura, que en aquel momento, punto culminante del procés, cursaba cuarto de Primaria.

«Recuerdo que hubo dos días, tanto en 2017 como luego en 2018 que nos sentaron para hablar sobre independentismo… pero claro, no hablamos de adolescentes de 15 o 16 años, sino de niños de nueve o diez», señala. «Nos decían qué teníamos que pensar, en un tono de adoctrinamiento: que si España nos roba, y demás… De ese palo iban, incitando a niños de diez años al independentismo más puro y duro», señala.

Sin recreo por hablar español

Uno de los episodios más humillantes de su etapa escolar, que Isaura todavía recuerda con especial viveza, ocurrió aquel curso. «Estaba en cuarto de Primaria y tenía una amiga que acababa de llegar hacía poco, venía de Galicia», recuerda, y señala que con ella hablaba en español «porque si no, no entendía nada».

«Varios profesores me llamaron la atención por hablar en castellano», continúa Isaura, que se mantuvo en sus trece, en parte por convicción y en parte por ir a la contra de lo que sentía como una imposición. «Me castigaron sin salir al recreo dos veces por hablar en castellano: la primera es cierto que yo había contestado al profesor de malas maneras, pero la segunda fue solamente por oírme».

Lo que aún hoy llama la atención a esta joven es «el acto de castigar a una persona por hablar el idioma oficial del país». Han pasado los años y en la calle el independentismo está en horas bajas entre las nuevas generaciones. Así lo reconocen los datos: un estudio presentado a finales de la semana pasada por la Agencia Catalana de la Juventud que constata que los jóvenes que se sienten exclusivamente catalanes o más catalanes que españoles ha descendido más de 20 puntos en sólo diez años. Del 57% en 2014 al 36,2% en 2024.

«La cosa se ha calmado bastante», reconoce Isaura, aunque señala que en el instituto sigue viendo discriminación ideológica. «Hay profesores que tienen menos en cuenta tu opinión, te menosprecian si te ven como una facha», señala la joven, que el curso que viene tiene previsto empezar la carrera de Derecho en Barcelona y que ha encontrado un oasis en la organización estudiantil S’ha Acabat!.

«Siempre me he relacionado con gente muy de izquierdas –mi familia lo es y mis amigos lo han sido en su mayoría–, pero cuando me fui dando cuenta de que me identificaba más con la derecha política fui necesitando gente afín», explica. Se afilió a S’ha Acabat! a finales de 2024 tras ver un documental en YouTube, y celebra la actividad de la entidad: «Me gusta mucho, pero mucho», insiste.

Isaura está a pocos días de terminar el Bachillerato y emprender una nueva etapa en su vida, cada vez más lejos del colegio, pero para los que aún son alumnos en la Cataluña de 2025 aún sufren las carencias de un sistema educativo que acusa malos resultados en los últimos informes PISA y donde sigue muy presente la intención del gobierno de la Generalitat por arrinconar el castellano, diga lo que diga la ley.