
Barrios del eje Besòs
Cataluña
El experimento fallido de Colau regalando hasta 1.300 euros en subsidios
B-MINCOME fue un proyecto impulsado por el Ayuntamiento entre 2017 y 2019
Según un estudio publicado en Sciencedirect, tuvo un efecto negativo en el empleo para los beneficiarios que optaron por tareas de «cuidador»
B-MINCOME fue un proyecto piloto de lucha contra la pobreza y la exclusión social impulsado por el ayuntamiento de Barcelona que iba dirigido a personas en situación de vulnerabilidad residentes en los barrios del Eix Besòs de la ciudad: Ciutat Meridiana, Vallbona, Torre Baró, Roquetes y Trinitat Nova del distrito de Nou Barris; Trinitat Vella, Baró de Viver y el Bon Pastor del distrito de Sant Andreu; la Verneda y la Pau y el Besòs y el Maresme en el distrito de Sant Martí.
Se trataba, y así lo aseguraba el propio consistorio, de «testear la eficacia y la eficiencia de una política innovadora e integral que combinaba una transferencia monetaria, el llamado Apoyo Municipal de Inclusión (SMI), con cuatro políticas activas de inclusión sociolaboral».
Este programa se llevó a cabo con el gobierno de Ada Colau, entre 2017 y 2019. La transferencia de dinero máxima para una familia de cuatro miembros era de 1.297 euros mensuales y para un hogar formado por una sola persona, de 663 euros. Se escogió a los beneficiarios de forma aleatoria, siempre y cuando sus ingresos y activos se situaran por debajo del «umbral de subsistencia». Tuvo un coste de 4,8 millones de euros aproximadamente.
Se pretendía crear un «ecosistema» que contribuyera a ayudar a los hogares participantes a cubrir sus necesidades básicas y a adquirir una mayor autonomía y capacidad de decisión sobre sus vidas. ¿Pero lo consiguió? No, si tenemos en cuenta los resultados de un estudio publicado en Sciencedirect, que han llevado a cabo los profesores Timo Verlaat, Federico Todeschini y Xavier Ramos.Se hizo un seguimiento de 1.200 hogares desde el inicio del programa hasta seis meses después de que hubiera terminado. Es decir, hasta seis meses después de la última transferencia. ¿Y cómo obtuvieron los investigadores los datos? A los participantes se les hizo una encuesta inicial y otra final complementada con información laboral de los registros de la Seguridad Social.
Efecto negativo en el empleo
Y, de entrada, lo que observaron estos profesores, es que el programa no ayudó precisamente a buscar ni a encontrar trabajo, tuvo «considerables efectos negativos en el empleo». De hecho, en el texto se deja claro que los beneficiarios de este programa tienen «un 22 % menos de probabilidad de trabajar», si se compra con los que formaron parte de los grupos de control. Y si tenemos en cuenta los hogares que formaron parte del programa, «un 14 % tenía menos probabilidad de tener, al menos, un miembro trabajando».
Pero esos efectos negativos también tienen impacto dentro del ámbito de la familia, porque no hay un impacto evidente ni en la búsqueda activa de empleo, ni en la participación social, ni en la inversión en educación. Y estos efectos se mantuvieron durante los seis meses posteriores a la finalización del programa.
Es decir, las tasas de empleo se mantuvieron bajas durante ese tiempo añadido, lo que sugiere, según los investigadores, que «las decisiones sobre la oferta laboral podrían ser difíciles de revertir». Todos estos datos sugieren a los investigadores «una sustitución de mano de obra por tareas de cuidado».