Detalle del 'Sant Jordi gitano' que custodia la Escalera de Honor del Ayuntamiento de Barcelona
Historias de Barcelona
El san Jorge del 'Rodin catalán' que pasó años en un almacén para que no lo viera nadie
La estatua, conocida como el «Sant Jordi gitano», fue ocultada durante el franquismo por ser «demasiado erótica»
El escultor Josep Llimona, a quien se podría considerar como el ‘Rodin catalán' por la influencia que el artista francés tuvo en su obra, es uno de los nombres clave del modernismo en España. Tal vez Desconsuelo sea su obra paradigmática –un retrato femenino delicado y conmovedor, donde la dulzura de la piel contrasta con la cruel rugosidad de la piedra–, pero no es ni mucho menos la única.
En Barcelona se pueden ver varias de sus piezas, bien sea al aire libre –como el san Jorge a caballo en el parque de Montjuic o los relieves del archiconocido monumento a Colón que pone el colofón a las Ramblas– o bien dentro de museos o iglesias, como El baño o La juventud, ambas en el MNAC. En esta segunda categoría también podríamos incluir la escultura que ha motivado este artículo: el «Sant Jordi gitano» del Ayuntamiento de Barcelona.
El 'Sant Jordi gitano' del Ayuntamiento de Barcelona
Situado hoy al pie de la Escalera de Honor del Ayuntamiento –entrando por la plaza de Sant Jaume, a mano derecha–, se trata del retrato de un joven apuesto, de aires prerrafaelitas y casi desnudo, que descansa sobre una espada, en un elegante contraposto.
Llimona la esculpió en 1916 y la donó a la Casa de la Ciudad: la tesis más extendida es que representa a san Jorge, aunque hay quien dice que sería más bien el arcángel guerrero san Miguel, en honor a la iglesia que había existido antes en el lugar.
Como sea, lo que sí se sabe es que Llimona escogió a un joven gitano como modelo, lo que ha dado a la escultura su sobrenombre. Según recoge la web de la Asociación de Comercio y Turismo de Ciutat Vella, el modelo de la pieza pidió al jefe de la Guardia Urbana de entonces que liberase a su madre y a sus hermanos, detenidos por mendicidad, a lo que este se negó. El chico salió del despacho y, al pasar frente a la estatua, gritó que de qué le servía un monumento si no podía ayudar a su familia.
Polémica durante el franquismo
Durante la Guerra Civil, según esta misma fuente, fue rebautizada como «El joven héroe», para evitar que los republicanos la destruyesen por ser una escultura religiosa. Según explica a El Debate una de las funcionarias del Ayuntamiento encargadas de las visitas turísticas, durante el franquismo la escultura se escondió en un almacén por ser «demasiado erótica».
Vista del 'Sant Jordi gitano', en una recreación virtual de la Escalera de Honor
Paradójicamente, si durante la guerra se ocultó su carácter cristiano para salvarla, durante el franquismo fue precisamente su condición de retrato de un santo la que evitó que las autoridades la destruyesen, limitándose a ocultarla a la vista.
Actualmente, la estatua convive con otras piezas escultóricas, recibiendo a los visitantes ilustres del Ayuntamiento en su camino escaleras arriba hacia el Salón de Ciento, único remanente auténticamente gótico del edificio.