Una escena de la película 'Serrallonga', dirigida por Esteve Rovira

Una escena de la película 'Serrallonga', dirigida por Esteve Rovira

Leyendas de Cataluña

¿Quién era el Xato de la Mina? El bandolero legendario a medio camino entre Robin Hood y Batman

Un personaje mítico del siglo XIX que se dice que vivió y actuó en los alrededores de Terrassa

El mito de Robin Hood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, ha influenciado el imaginario sobre los bandoleros, también en Cataluña, pese a que no todos fueron tan buenos, ni mucho menos. En esta línea se inscriben personajes como Perot lo Lladre o Joan de Serrallonga, cuyas vidas estuvieron marcadas por los asaltos, secuestros y enfrentamientos.

Existe, no obstante, un personaje legendario vinculado a la ciudad de Terrassa (Barcelona) que sí se asemeja a la figura de Robin Hood. Se le conocía como el Xato de la Mina, o el Chato de la Mina, y se le percibía como un bandolero generoso. Vivía en las zonas montañosas de la comarca entre los siglos XIX y XX, desafiando a los poderosos y ayudando a los más necesitados: un auténtico héroe romántico.

Ilustración de Perot Rocaguinarda, también conocido como 'Perot lo lladre'

Ilustración de Perot Rocaguinarda, también conocido como 'Perot lo lladre'Wikimedia

Antes que él, por aquellas montañas gozaron de fama bandoleros como Capablanca o Media mejilla. Es importante tener en cuenta el contexto económico en el que surgió el Xato de la Mina: a finales del siglo XIX la industrialización incipiente en ciudades como Terrassa creó una brecha abismal entre la burguesía enriquecida y un campesinado empobrecido y obreros en condiciones de vida muy precarias.

A pesar de los avances industriales, sobre todo en el textil, las zonas rurales y montañosas continuaron siendo lugares complicados de controlar. Esto supuso vía libre para que actuaran contrabandistas y bandoleros. Y bajo estas premisas apareció el Xato de la Mina, que no deja de ser un producto de esa época y del contexto social.

Entre Robin Hood y Batman

Conocemos su apodo, pero no su nombre. Tal vez le llamaban 'chato' por tener la nariz aplastada, o pequeña, y podía ser que se escondiese en una mina. Se le atribuyen muchos gestos de solidaridad: se cuenta de él que asaltaba carruajes o diligencias que transportaban dinero o bienes de terratenientes, caciques o comerciantes adinerados, y que repartía el botín entre las familias más pobres.

Además, simboliza la resistencia del pueblo llano contra un Estado opresor y aliado con los ricos. Su capacidad para evadirse de los Miquelets o de la Guardia Civil –una suerte de Batman decimonónico– lo convirtieron en un héroe popular. Paralelamente a esto, su código moral era muy recto y escrupuloso: nunca atacaba a mujeres, ancianos o niños, y se aseguraba de que se robara a aquellos cuya riqueza se consideraba injusta o mal habida.

Su manera de actuar está a medio camino entre el bandolero y el contrabandista. En aquella época era habitual realizar contrabando con productos como el tabaco, el café, el azúcar o los productos textiles. Era, por así decirlo, una actividad económica vital para sobrevivir. Como estos personajes vendían esos productos a un precio mucho más barato, gozaban de la simpatía popular.

Red de contrabando

Así pues, es muy probable que el Xato de la Mina fuera el líder de una red de contrabando. Las rutas utilizadas para pasar bienes de un lado a otro, a menudo desde Andorra por los Pirineos, son las mismas que ofrecían refugio al bandolerismo. Una red de contrabandistas requiere la misma disciplina, el conocimiento del terreno y la complicidad de los habitantes de aquella zona que una banda de bandoleros.

Si fue un contrabandista, los actos de generosidad que le atribuyen, podrían ser una forma de pago para aquellos que le ofrecían refugio, silencio e información sobre los movimientos de las autoridades. De ahí el héroe justiciero.

Cartel de la película sobre Juan de Serrallonga de 1949, dirigida por Ricardo Gascón

Cartel de la película sobre Juan de Serrallonga de 1949, dirigida por Ricardo Gascón

La figura del Xato de la mina es sociológicamente relevante, porque encarna una crítica social codificada. El bandolero generoso que es la voz de los sin voz. El apodo de uno o varios hombres de distintos proscritos. El hombre que se atrevía a robar al opresor que se convierte en símbolo de esperanza y un bálsamo para la frustración.

Era un hombre del pueblo que se vio obligado a vivir al margen de la ley. Su nombre sigue resonando, a pesar de los años, recordándonos una época donde la justicia se impartía, no en los tribunales, sino a lomos de un caballo, en los caminos de la montaña, por la mano de un proscrito con nariz chata y un corazón, según la leyenda, generoso.

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